Angie es una chica colombiana de apenas 26 años. Todos los días levanta su tarantín en el sitio llamado “La Parada”, Cúcuta, a pocos metros del Puente Internacional Simón Bolívar y en las narices de la aduana colombiana.
La encontramos sonriente a pesar del calor en la zona. Claro, ella se abanica con un fajo de billetes venezolanos…
Angie: el bolívar es su negocio…
En San Antonio del Táchira es casi “misión imposible” conseguir comercios que usen “puntos de venta” para pagar con tarjeta de débito o de crédito. Lo pudimos constatar durante nuestra estancia en esa ciudad, como parte de un trabajo de campo sobre Periodismo de Frontera, con estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Bolivariana de Venezuela.
Fue difícil encontrar algún restaurant con esa modalidad de pago y luego de mucho buscar encontramos que sólo los sitios de comida rápida cuentan con su “punto”. De resto por doquier se lee: “No hay punto. Sólo efectivo”. ¿La razón?: nuestros billetes de Bs 100 y Bs. 50 son realmente codiciados para negociarlos de manera ilícita y obtener jugosas ganancias. Una práctica que se ha ido perfeccionando, y que en primera instancia era usual en los ciudadanos colombianos ( no pierdo mi capacidad de asombro ante su creatividad) pero que ahora, lamentablemente, se generalizó en los venezolanos también, es decir, todo el mundo está en esa jugada. Lo importante es ganar dinero fácil, sin trabajar mucho y de manera rápida y segura. Lo otro es que los billetes logran pasar al otro lado y en grandes cantidades…
La pregunta es ¿Por qué la Asociación Bancaria Nacional o el Banco Central de Venezuela no intervienen?. Cada vez que nos tocó pagar en efectivo alguna comida, el dueño del negocio estaría sacando cuentas de las ganancias que le esperaban. Con cada billete de Bs. 100 que veía le brillaban los ojos, como el diente de oro de Pedro Navaja.
En ese paso fronterizo los billetes venezolanos sirven para: 1) ser vendidos en casas de cambio en Cúcuta. La ganancia en bolívares es rápida y te la depositan directamente en tu cuenta bancaria. Si es Banesco mejor; 2) Ser vendidos por cambistas “piratas” a colombianos que necesitan comprar productos venezolanos subsidiados. Se les vende más baratos que las casas de cambio “legales” que por cierto fijan su tasa según la pauta del portal Dólar Today; 3) Ser cambiados en Colombia por pesos colombianos que luego reingresan a Venezuela para comprar bolívares.
Yo vivo de tu bolívar…
La frase me estremece. Le pido permiso para tomarle la foto y ella posa sonriente. Y es que tengo que preguntarle…
¿En qué consiste tu negocio?
– El negocio es que vendo bolívares. En días muy buenos puedo llegar a vender hasta mil bolívares y con eso me hago yo hasta siete mil pesos. En la semana la ganancia es muy buena y a veces saco unos 60 mil o 70 mil pesos en la semana.
¿Y a qué tasa los vendes?
.- Depende de cómo esté abajo (en Cúcuta) y de cómo nosotros lo recibamos, y poco a poco va quedado la ganancia. Los fines de semana y fines de mes el bolívar sube más porque pocas casas de cambio abren y entonces nosotros ganamos un poquito más.
¿Y eso es legal? Digo la policía colombiana está allí mismo. ¿No te meten presa?
– Legal no es, claro, pero a nosotros nos dejan y siempre le pasamos algo a ellos…
¿Si sacas 60 mil pesos a la semana entonces al mes…?
– Como 500 mil pesos…Este es mi trabajo, vivo de esto.
¿Cómo te llegan los billetes?
(…) Se traga una sonrisa con picardía y no responde…
¿Entonces eso de que el bolívar no vale nada? ¿Para ti sí vale no?
– Yo vivo de tu bolívar…
La entrevista se suspende porque una dama colombiana llega en moto para comprar bolívares. Va con un niño de parrillero. Ella lleva casco pero él no. Me mira feo cuando le tomo la foto mientras Angie le vende los billetes.
¿Para qué compra billetes?, le pregunto
– Es que voy a la peluquería, me sale más barato en San Antonio…
¿Cuánto va a comprar?
– Necesito 600 bolívares. No me tome fotos.
¿Y por qué no los compra en una casa de cambio?
– Ah es que ella es mi amiga…
En dos minutos, Angie se ganó 600 pesos. No pudimos seguir hablando porque llegaron más clientes. Antes de eso me dijo que ella estudia Servicio Farmacéutico y que vendiendo bolívares no sólo se paga los estudios sino que ayuda a su familia.
Las colas en los cajeros
La peor idea que se les ocurrió a los estudiantes Ana Purroy y Héctor Serrano, fue sacar plata de un cajero automático allá en San Antonio del Táchira. Ambos ubicaron uno del Banco de Venezuela y tuvieron que hacer al menos dos horas de cola. De esa experiencia Ana construyó el siguiente relato que cierra (por ahora) la serie de reportajes sobre la frontera más caliente de América Latina:
“En la plaza Bolívar de Cordero, en San Antonio del Tachira, se vive a diario una situación totalmente irregular a causa de largas colas para obtener efectivo de los cajeros automáticos. Según vecinos del lugar, a veces te puedes tardar hasta seis horas para hacer una transacción debido a la tremenda demanda de los billetes venezolanos. A nosotros nos tocó rogar para que nos dejaran sacar algo de efectivo.
Se trata de uno de los modus operandi para la extracción de la moneda venezolana a Colombia. Nuestra moneda es cambiada por pesos en Cúcuta y regresa a San Antonio para de nuevo comprar bolívares. Es extraño el trueque pero se debe a que por cada mil pesos cambiados en Venezuela el porcentaje de ganancias es de un 25 a 30%.
La práctica en los cajeros se hace de la siguiente manera: de una cuenta personal se pueden hacer hasta tres transacciones y sacar cada vez hasta Bs. 600. Dos de las entidades bancarias (Venezuela y Banesco) permiten obtener Bs. 20 mil pero como no los da en el mismo instante hay que meter las tarjetas varias veces. Una persona llega al cajero con más de una tarjeta de bancos diferentes y así puede sacar tres veces con cada una. El otro negocio es que hay personas que se ofrecen a hacer la cola y le pagan Bs 600 por cada tarjeta, es decir, si tiene seis tarjetas de seis bancos diferentes, se gana hasta Bs. 1.200,00. Hay gente que vive de eso, de hacer colas en los cajeros de San Antonio del Tachira..
Esta era una práctica que solo la realizaban los colombianos pero ahora la adoptaron los venezolanos también y nos preguntamos si las autoridades venezolanas competentes están al tanto de este procedimiento ilícito ya que mientras estuvimos en la cola notamos la presencia de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) cerca del cajero pero nunca intervino pese a que era evidente la irregularidad.”