El Nacional | Unidad de Investigación. Un cartel con la frase “Se alquila” está pegado en la entrada de las oficinas de la Importadora Biccentenario 2010. Una lata de pintura es el único mobiliario que se observa a través de las puertas de cristal del local, situado en el tercer piso del centro comercial Barquisimeto Plaza en la capital de Lara. No hay escritorios, ni sillas, ni personal. El aviso tiene un número de teléfono celular para los interesados: nadie atiende cuando se llama ni responde los mensajes. Ninguna pista permite saber si la firma –cuyo nombre destaca en un gran letrero– se mudó o si aún opera. En el lugar resulta imposible localizar a los responsables de esa compañía a la que la extinta Comisión Nacional de Administración de Divisas, Cadivi, le aprobó hace 2 años más de 7 millones de dólares y cuyo dueño era un venezolano que entonces tenía 25 años de edad: Jorge Sabbagh Taham.
Sabbagh Taham forma parte de un grupo de jóvenes que logró la ruta para que Cadivi aprobara un total de 61,7 millones de dólares en 2012 a media docena de compañías que a comienzos de ese año tenían un promedio de 15 meses de existencia: todas fueron registradas en Barquisimeto entre agosto de 2009 y mayo de 2011. La lista incluye a Prodisal 21, TJM Import, Vectra, Importadora Bolivariana Crecensa, Corporación Pange y a la mencionada Importadora Biccentenario 2010. La mayoría de las firmas son desconocidas, aunque ya hay información oficial de las 2 últimas: ambas fueron convocadas por el Centro Nacional de Comercio Exterior, Cencoex, que reemplazó a Cadivi, para explicar cómo usaron las divisas entregadas por el gobierno.
Las 6 empresas tienen un punto en común: la desaparecida comisión no había destinado un céntimo a ninguna hasta hace 2 años, cuando la instancia les abrió el grifo. El órgano asignó divisas entonces y por primera vez a más de 550 sociedades mercantiles: las larenses se situaron entre las 15 a las que les autorizaron mayor cantidad de moneda extranjera. Las compañías incursionaron en un negocio estratégico en el que tenían nula o limitada trayectoria comercial: la compra de implementos para maquinaria agrícola, que hoy escasean tanto como algunos alimentos básicos. El monto aprobado a la media docena de firmas larenses pudo representar un presupuesto para cubrir, por ejemplo, casi la mitad de la demanda nacional de ese tipo de equipos por un año entero.
Las firmas pasaron los filtros del ente cambiario, entonces presidido por Manuel Barroso, coronel del Ejército, pese a su corto historial. La Corporación Pange, de los hermanos Fares y Elías Tawil Chediak, por ejemplo, tenía 10 meses de fundada en enero de 2012 y le aprobaron 10,9 millones de dólares a lo largo de ese año. En esos 12 meses le autorizaron los 7 millones de dólares a la Importadora Biccentenario 2010, que fue fundada en julio de 2010. A Prodisal 21, de Mitchel Fannoun Wakfie, le aprobaron 16,7 millones de dólares: su empresa se fundó en noviembre de 2010 y él tenía 22 años de edad para el momento de las asignaciones. Como ellas, la mayoría de la media docena de compañías larenses hubiera tenido limitaciones para acceder hoy a los recursos del Cencoex o del Sistema Complementario de Administración de Divisas 1, que exigen a las solicitantes una trayectoria mínima de 2 años: es un requisito establecido por el gobierno para disminuir la posibilidad de mal uso de recursos por firmas creadas solo para perseguir divisas preferenciales.
Un hecho destaca: las familias Tawil Chediak, Sabbagh Taham y Fannoun Wakfie no sólo están relacionadas con la Corporación Pange, la Importadora Biccentenario 2010 y Prodisal 21, sino con las otras tres empresas: Vectra, Importadora Bolivariana Crecensa y TJM Import, respectivamente. El Nacional construyó un perfil del grupo de compañías larenses y de sus conexiones basado en la consulta de sus expedientes mercantiles; en la visita a los domicilios apuntados en esos documentos; en el estudio de la última lista de aprobación de dólares que publicó Cadivi hace dos años; en el análisis de reportes del Instituto Nacional de Estadísticas, del Registro Nacional de Contratistas y del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales; en entrevistas con allegados y expertos, y en la revisión de Import Genius, una de las mayores bases de datos sobre comercio global, la cual contiene información clave sobre importaciones realizadas desde Venezuela.
Grandes negocios. Los 61,7 millones de dólares aprobados por Cadivi a las 6 compañías barquisimetanas superan los casi 55 millones de dólares de deuda cambiaria, cuyo pago reclama la Cámara Nacional de Comercio de Autopartes al gobierno. El gremio reúne a más de 630 afiliados y atiende 75% del mercado de repuestos para vehículos, hoy desabastecido. La cifra también es mayor que los 56 millones de dólares que reclama la línea aérea Air Canada, que suspendió operaciones en Venezuela. La envergadura del monto, sin embargo, puede comprenderse mejor si se analiza a la luz de lo que representa en el negocio de la maquinaria para el campo. Las importaciones en 21 códigos clave de equipos e implementos agrícolas –que incluyen desde tractores hasta cosechadoras– batieron récord en 2012, cuando escalaron hasta 632 millones de dólares, de acuerdo con el INE. La cifra duplicó el promedio que se registró desde 2004, año en el que se instauró el control de cambio. A las firmas larenses les aprobaron el equivalente a casi 10% de ese monto. En 2013 las compras en esos códigos se desplomaron a 345 millones de dólares: lo autorizado a los jóvenes fue 18% de ese total. Un informe de Fedeagro –principal gremio de productores venezolanos– indica que la totalidad del mercado de implementos agrícolas puede ser atendido, incluso en una situación de desabastecimiento, con 140 millones de dólares anuales: a las barquisimetanas les destinaron 44% de esa cifra.
“Los dueños de esas empresas y las autoridades harían bien en aclarar cómo usaron el monto que les aprobaron. Hay que saber si los utilizaron nada más para implementos agrícolas o si compraron otro tipo de productos. Si todo está bien, pues perfecto”, dice José Manuel González, diputado de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional y ex presidente de Fedeagro. La información de Import Genius arroja pistas para armar el rompecabezas: las compañías barquisimetanas manifestaron haber importado en 2012 y 2013, por lo menos, 49 toneladas por precios FOB –que no incluyen seguros ni fletes– equivalentes a 17,8 millones de dólares. No está claro si en esos años recibieron todas las liquidaciones. Las adquisiciones correspondieron con 4 códigos arancelarios relacionados con implementos como trituradoras y mezcladoras de abonos, escarificadores, extirpadores y rastras con discos o sin ellos. Las compras nacionales en esos aranceles hace 2 años fueron equivalentes a 3.500 toneladas y a 175 millones de dólares, según el INE. Las diferencias entre cantidades y montos justifican la atención para el diputado: “Es obligante hacer las averiguaciones”.
González ha pedido a la Asamblea Nacional acciones para revisar la eficacia de los sistemas de control cambiario. El tema cobró primera importancia en el debate nacional desde mayo del año pasado, cuando voceros oficiales como Edmée Betancourt, ex presidente del Banco Central de Venezuela, y Jorge Giordani, ex ministro de Finanzas y Planificación, admitieron que entre 25 millardos y 30 millardos de dólares habían terminado en manos de propietarios de las denominadas empresas de maletín. Luisa Ortega Díaz, fiscal general, ha dicho que sus averiguaciones se centran en modalidades de fraude que incluyen las firmas fantasmas, pero también la sobrefacturación de mercancías o la simulación de importaciones. El Ministerio Público ha confirmado que hay 15 condenados y 1.492 investigados. Además ha revelado el nombre de 166 de las 782 compañías bajo averiguación: ninguna de la media docena barquisimetanas fue mencionada.
Casi 30 millones. Los Fannoun Wakfie fueron los mejor considerados por Cadivi en 2012. Si a Prodisal 21, de Mitchel, le aprobaron 16,7 millones de dólares, a TJM Import, de su hermano mayor, José Gabriel, le asignaron 13,2 millones de dólares. La primera de las firmas fue originalmente constituida por Néstor Ramírez Alfonso y Miguel Ángel Ramírez Claros. Mitchel Fannoun Wakfie compró la compañía en octubre de 2011 y en enero de 2012 incrementó el capital hasta 1.020.000 bolívares, equivalentes a 237.209 dólares, según la tasa oficial de la época. Cambió también el objeto de la empresa para incluir la “importación y distribución de maquinaria agrícola”. TJM Import fue registrada por los hermanos en agosto de 2010 y al cabo de 5 meses se incluyó entre los fines de la compañía el comercio de equipos para el campo. José Gabriel Fannoun Wakfie se convirtió en propietario único en mayo de 2011. Cuando lo hizo, también incrementó el capital hasta 1.500.000 bolívares –348.337 dólares de entonces–. Ambas, de acuerdo con la base de datos, recibieron en marzo de 2012 en Puerto Cabello, Carabobo, cargamentos por un mínimo de 6,4 millones de dólares y 31 toneladas netas en gradas de discos y de otros tipos.
Las empresas funcionan en 2 oficinas del Centro Empresarial Barquisimeto y en un galpón de la Zona Industrial II de la ciudad. En esos lugares también tienen domicilio otras compañías familiares como Transrowak y Servirowak, la empresa Jupces Import 98, de Luis Gerardo Cárdenas, y otra firma clave: la Importadora Fanwak, propiedad del mayor de los hermanos, Antonio Fannoun Wakfie.
Esa importadora –que recibió aprobaciones de casi 61 millones de dólares hasta 2012– marcó el rumbo. Fue creada en enero de 2008 por los 3 hermanos y gracias a uno de sus primeros contratos vendió literas, cocinas, colchonetas, máquinas de coser y aires acondicionados a la Gobernación de Lara. El comercio de maquinaria agrícola se incluyó entre las actividades en noviembre de 2010. Los propietarios declararon que la firma contribuiría con una finalidad superior: “Mejorar la producción de ganaderos y agricultores del país a nivel nacional y regional”. Un semestre más tarde, Antonio Fannoun Wakfie se convirtió en accionista único y elevó el capital hasta 2.000.000 bolívares (465.116 dólares). A lo largo de 2012 la compañía manifestó haber importado, por lo menos, 190 toneladas netas de gradas, cultivadores, máquinas de ordeñar y cosechadoras por 30,7 millones de dólares, según Import Genius. Las compras en dólares en esos 4 códigos de importación ese año fueron de 80,7 millones de dólares y de 36 millones de dólares en 2013, según el INE. La firma, sin embargo, es aún presentada como un proveedor de “artículos eléctricos” por la Cámara de Comercio Mercosur Venezuela. Desde el sitio web de la organización se invita a los empresarios a apoyar al gobierno en la “nueva ofensiva económica” y se destaca una declaración de Aristóbulo Istúriz, gobernador de Anzoátegui: “Tenemos que manejar la economía con control de cambio”.
Dos nexos bajo lupa. Un antiguo empleado de Prodisal 21 –según datos del IVSS– es propietario de una empresa investigada por Cencoex y el Ministerio Público. Es Nelson Antonio Montilla Riveros, quien es dueño de Gipaka Import, firma con sede en el centro comercial Continental de Barquisimeto. La compañía fue constituida en julio de 2011 en Yaritagua, Yaracuy, por Katherin Zuniga Parra y Carlos Vásquez Mendoza. Al año siguiente los fundadores la vendieron a Montilla Riveros, quien para entonces, de acuerdo con los datos oficiales, aún trabajaba en la firma de Mitchel Fannoun Wakfie, de la cual se retiró en septiembre de 2013. Los montos recibidos por la empresa –que se dedica al negocio de los implementos agrícolas– son desconocidos, porque las autoridades no han divulgado lista alguna sobre asignaciones de divisas a partir de 2012.
Los Fannoun Wakfie son propietarios en Colón, Panamá, de la compañía Import & Export Global Trading creada en febrero de 2011, como se confirma en los registros públicos de ese país. Uno de los presidentes que tuvo la empresa entre noviembre de 2013 y junio de 2014 –como consta en las actas panameñas– tiene un nombre y pasaporte idéntico al del capitán retirado de la Guardia Nacional Bolivariana Rafael David Zavarce Álvarez, hombre de negocios en Lara y yerno del general de división retirado del Ejército Carlos Eduardo Martínez Mendoza, embajador de Venezuela en Argentina y compañero de promoción del fallecido presidente Hugo Chávez, de quien llegó a ser un colaborador muy cercano como ministro de Secretaría de la Presidencia. “No sé cómo obtuvieron mi número de pasaporte ni cómo mi nombre aparece ligado a la empresa. No tengo negocios en Panamá”, dijo el capitán retirado de la GNB cuando El Nacional le envió copias de las actas. Afirmó conocer por referencia a los Fannoun Wakfie. “Haré mis averiguaciones y si tengo que tomar acciones judiciales lo haré contra quienes usaron mi nombre, esto afecta mi imagen”. José Gabriel Fannoun Wakfie aceptó comentar sobre el punto en una llamada: “No sabemos cómo fue incluido su nombre en la empresa, no tenemos negocios con Zavarce Álvarez. Estoy pidiendo información a mis abogados para saber qué pasó, actuar al respecto y, por supuesto, estamos preocupados por lo ocurrido”.
El general retirado y embajador Martínez Mendoza, quien es oriundo de Barquisimeto, tardó apenas 30 minutos en reaccionar a la comunicación electrónica que le envió este diario para consultarle sobre el caso. Fue entonces cuando hizo la primera de 2 llamadas telefónicas desde Buenos Aires para aportar sus comentarios: “Recibí la información que ustedes me enviaron y de inmediato me comuniqué con mi yerno. Él respondió que no tiene negocios en Panamá y creo en su palabra. Le dije que diera la cara y que actuara legalmente si usaron su nombre sin su consentimiento. No tenemos nada que ocultar y los felicito por haber llamado”, dijo el diplomático y militar.
Zavarce Álvarez inauguró a finales del año pasado, junto con su socio Javier Paredes, el restaurante Stadium Sport Bar, localizado en el centro comercial Los Próceres de Barquisimeto, instalación administrada por el Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada Nacional. En el negocio pudo ser localizado telefónicamente. El oficial también está asociado con su esposa, María Fernanda Martínez Coronado, en la Importadora Raza, constituida en julio de 2012. Entre los fines de la empresa están las transacciones con productos y equipos agrícolas. “Está prácticamente inactiva”, afirma. También es socio de la compañía M & Z Group en Buenos Aires junto con dos cuñadas, hijas del embajador. “Es una confitería que tienen mis hijas en Argentina. Ellas residen aquí”, confirma el diplomático Martínez Mendoza. Zavarce Álvarez completó una licenciatura en Finanzas en Argentina que terminó en 2008. Luego regresó a Venezuela, donde se desempeñó como comandante de la Segunda Compañía del Destacamento 47 de la GNB del aeropuerto de Barquisimeto. Poco después se dedicó a los negocios.
Vínculo millonario. Un dato no puede perderse de vista: Fares Tawil Chediak se casó en 2009 con una pariente de los Fannoun Wakfie. El hombre de negocios constituyó 2 años más tarde la Corporación Pange, entre cuyas actividades comerciales se describían la compra y venta de equipos de línea blanca y marrón y maquinaria agrícola. La firma se fundó con un capital de 100.000 bolívares (23.255 dólares) y en el expediente no se observaron aumentos. Pese a ello, obtuvo aprobaciones promedio de 900.000 dólares mensuales de Cadivi. Casi un año después de su fundación –en febrero de 2012– llegó un embarque con implementos agrícolas a Puerto Cabello, según Import Genius. La base de datos indica que la empresa declaró 6,6 millones de dólares y una carga de 4 toneladas netas. También la firma recibió microondas y lavadoras. La compañía tiene sede en un inmueble de la Zona Industrial II de Barquisimeto que comparte con otra empresa de los hermanos: Cosmos Electronics, fundada en 2005, y cuyas aprobaciones fueron de 17,5 millones de dólares hasta 2011.
Vectra fue fundada en agosto de 2009 por Elías Tawil Chediak y Salem Sayegh Homsi, uno de los empresarios con negocios formales más conocidos de Lara. La firma se constituyó con un objeto amplio que incluía los servicios de transporte y de comercialización de bienes relacionados con línea blanca y marrón, y alimentos. Se fundó con un capital de 50.000 bolívares (23.255 dólares). Tawil Chediak vendió a su socio la única acción, pero quedó como parte de la directiva. En abril de 2012 se sumó la importación y distribución de maquinaria agrícola como uno de los propósitos de la compañía, se elevó el capital a 5 millones de bolívares (793.650 dólares) y se indica que la empresa estaba en proceso de importaciones. La empresa es una excepción: no pudo rastrearse dato alguno sobre implementos agrícolas en 2012 y 2013 en Import Genius, aunque en 2011 sí los importaron. No fue fácil hallar la sede. Las indicaciones del expediente mercantil conducen al edificio de Says Plaza Comercial –propiedad de Sayegh Homsi e inaugurado en diciembre de 2012– en la Zona Industrial II de Barquisimeto. Las vidrieras del complejo –visitado hace 2 semanas– muestran locales vacíos. Solo opera una tienda de calentadores de agua. Sayegh Homsi fundó Says en 1999. La firma vende una línea propia de electrodomésticos chinos, es distribuidora de multinacionales de electrónica y es reconocida en Barquisimeto.
En familia. José Sabbagh Taham, hermano menor de Jorge Sabbagh Taham, es dueño de otra empresa que le aprobaron poco más de 7 millones de dólares en 2012: la Importadora Bolivariana Crecensa. Tenía 20 años de edad en ese período de asignaciones. Ninguna de las 2 compañías de los Sabbagh Taham fue constituida por ellos. Una coincidencia es imposible de pasar por alto. Los hermanos compraron ambas firmas el mismo día: el 9 de noviembre de 2011.
La Importadora Biccentenario 2010 fue registrada por Daniela Rojas Camacho y Raiza Eliana Camacho el 29 de julio de ese año y la Importadora Bolivariana Crecensa fue fundada por Ana María Herrera de Bullones y Juana María Herrera de Mata el 27 de mayo de 2011. Cuando compró la primera, Jorge Sabbagh Taham incrementó el capital de 10.000 bolívares a 1.400.000 bolívares (325.581 dólares, aproximadamente). José Sabbagh Taham hizo algo semejante al adquirir la segunda: subió el capital desde 50.000 bolívares a 1.400.000 bolívares. Las 2 tenían en común el fin de la compra y venta de alimentos, pero solo la del menor de los hermanos mencionaba el comercio de maquinarias como parte de sus propósitos. Import Genius refleja cargamentos que arribaron a las aduanas en febrero de 2012, pero también en noviembre de ese año y enero del siguiente por, al menos, 4,2 millones de dólares y de 3,2 toneladas netas. Los envíos provinieron de Panamá y China principalmente.
El domicilio de la Importadora Bolivariana Crecensa se localiza en el segundo piso del Centro Cívico Profesional. Una puerta cerrada es todo lo que puede verse. Nadie contesta los llamados y afuera dicen que la oficina está en remodelación, aunque ni una pizca de polvo parece indicarlo. Otros consultados afirman que ha estado cerrada por un buen tiempo y que es propiedad del abogado Joseph Sabbagh, profesional que fue contactado telefónicamente. Negó que el local le pertenece y cualquier conexión con los dueños de las importadoras: “En Lara hay muchos otros Sabbagh”.
Cuellos de botella. Hay otros empresarios que relatan que en 2012 no les fue bien en los trámites ante Cadivi. Erich Hartkopf, presidente de la Cámara Venezolana de Distribuidores de Repuestos, Equipos Pesados y Agrícolas, Cavedrepa, afirma que muchas compañías afiliadas tuvieron dificultades. “En 2011 sí hubo licencias y certificados de no producción que se necesitaban para las gestiones, pero en 2012 hubo mayores cuellos de botella y por eso el desplome de 2013”.
Los nombres de la media docena de empresas larenses le resultan desconocidos a Hartkopf, quien afirma que la cámara tiene 187 afiliados que representan aproximadamente 70% de la oferta formal de importadores de maquinaria e implementos agrícolas. Las firmas con menor trayectoria en la cámara tienen entre 5 y 10 años de operaciones. “Llegué a rechazar entre 30 y 40 compañías que no cumplían con nuestros requisitos. Evaluamos los registros mercantiles y la descripción de los productos que comercializan. También pedimos fotografías de los locales y galpones. Verificamos el capital y también prestamos especial atención a los objetos sociales. Evitamos aquellas con fines muy amplios o que pretendían saltar de área, porque eso nos hacía presumir un único interés por obtener dólares de manera expedita. Tampoco aceptábamos firmas con poco tiempo de constituidas”. El vocero afirma que no tuvo conocimiento de casos concretos de “empresas de maletín”. Una decena de agremiadas fueron convocadas por la auditorías del Cencoex. “Muchas ya se han presentado. La mayoría son de trayectoria. Estoy de acuerdo con el proceso y si alguna hizo algo indebido que asuma la responsabilidad”. La transparencia puede despejar cualquier nubarrón sobre Lara, que fue como un paraíso para los jóvenes en nuevos negocios.
“Somos serios”
Se intentó contactar a los propietarios de Corporación Pange, Vectra, Importadora Bolivariana Crecensa, Importadora Biccentenario 2010 y Gipaka Import antes de la publicación de este trabajo. A las oficinas de las dos primeras se remitieron comunicaciones en abril, julio y agosto sin obtener respuesta. Las sedes de las dos segundas fueron visitadas en esos meses. Se llamó al celular de Jorge Sabbagh Taham, quien negó vínculos con las firmas.
En la última también se entregó una solicitud escrita y se llamó por teléfono en las últimas dos semanas. Las sedes de Prodisal 21 y TJM Import también fueron visitadas. Antonio Fannoun Wakfie fue ubicado en su oficina en abril, pero declinó ofrecer comentarios. A su hermano José Gabriel se le contactó telefónicamente entonces y tampoco quiso declarar. Un correo electrónico con un cuestionario se les remitió el miércoles, por gestión de su tío Jorge Wakfie. José Gabriel hizo una llamada el viernes en la que dijo que necesitaba tiempo para contestar más allá de la fecha de cierre. “Somos serios, nos conocen en Barquisimeto, somos la cuarta generación de una familia de comerciantes.
Tenemos todo en orden”.
Un tío convocado por Cencoex
Cencoex incluyó a Wisa Wakfie Internacional en la lista de empresas que deben justificar cómo usaron las divisas entregadas por el gobierno. La compañía pertenece a Jorge Omar Wakfie Abdelnour, de 44 años de edad, hombre de negocios de Lara y tío de los hermanos Fannoun Wakfie, propietarios de 3 firmas que recibieron casi 90 millones de dólares entre 2008 y 2012. No expresó incomodidad con la convocatoria: “Wisa Wakfie Internacional no hace importaciones desde 2009. Operábamos en la zona libre de Punto Fijo en Falcón, pero eso tuvo una gran caída y decidimos quedarnos en Barquisimeto”, explica Wakfie Abdelnour, cuya firma recibió casi 7 millones de dólares de Cadivi. Se le preguntó si su empresa había importado bienes despachados desde Panamá por Import & Export