El presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV), Monseñor Diego Padrón Sánchez, percibe una crisis global de enormes proporciones, que sobrepasa cualquier crisis anterior “y que toca profundamente todas las dimensiones de la vida del país. Cada día el venezolano siente más la crisis en carne propia. Una crisis de carácter ético-político y económico-social”.
El también Arzobispo de Cumaná, fijó la posición de la Iglesia Católica en la apertura de la Centésima Tercera Asamblea Ordinaria Plenaria de la Conferencia Episcopal Venezolana, donde puntualizo que “el punto de partida de esta crisis está, por un lado, en la pérdida de los valores morales republicanos y, por otro, en la naturaleza y desempeño del sistema que nos gobierna. Es ya un lugar común decir que en Venezuela se ha perdido el respeto entre las personas y el respeto a las instituciones. Pero también a los principios de legalidad, legitimidad y moralidad que son el sustento del entramado jurídico, legal y constitucional”.
Asegura que el sistema político dominante, mediante la división ideológica y social entre los diversos sectores del país, ha predispuesto la violencia y la agresividad. “La violencia ha sido y continúa siendo motivada por la filosofía del sistema La pobreza vergonzante a la que el sistema ha llevado al país es causa de violencia. El militarismo y la corrupción en diversos grados son amparados por el sistema. La desidia o negligencia de los poderes públicos para superar la crisis moral, la ineficiencia de los servicios básicos que requieren todos los ciudadanos, el alto costo de la vida, la crisis en el sistema de salud pública, el desabastecimiento en todos los rubros, la escasez de empleo digno y justo, la crisis económica que paraliza al país, la inseguridad social y jurídica, la criminalización de la protesta pacífica y la persecución a la disidencia política, sindical y obrera conforman un clima político-social muy duro y un panorama nacional muy oscuro”.
Pero también ubicó a los partidos políticos, que a su juicio no han sabido ofrecer un proyecto alternativo de democracia eficiente. “La crisis de los partidos es más de afecto que de ideología, más de agendas y proyectos personalistas que de estrategias. Tal crisis en la dirigencia impide la visión de bien común y la concreción de un proyecto en el que puedan participar todos los sectores sin exclusiones”.
Para la CEV la complejidad de la crisis requiere el concurso de todos los sectores del país, porque “el radicalismo agudiza la crisis”.
Se pronuncia así por el diálogo, “el diálogo es el camino”, asevera y señala a la Asamblea Nacional, que debería ser la primera instancia de diálogo en el país. “Las próximas elecciones parlamentarias tienen para la marcha del país un extraordinario valor, pues desde la Asamblea Nacional pueden impulsarse los cambios que la nación requiere para recuperar el diálogo, el orden y la paz”.