Sin la pompa de los grandes certámenes que reúnen a lo más granado de la meca del cine, de la música, de la moda o de la televisión, la patronal de los seguros española ha repartido sus propios galardones. La ceremonia tampoco ha tenido, ni de lejos, el mismo eco mediático de esas galas. Pero sí ha contado con historias que bien podrían acabar en los Goya, Óscar, Emmy o Bafta como candidatas en la categoría de mejor guión original. Son los fraudes más estrafalarios de entre los que detectaron las aseguradoras españolas el año pasado, historias, algunas realmente inverosímiles, con las que pretendieron estafar a esas compañías y que sin embargo tuvieron un final completamente distinto. Películas con buen o mal final, según el ojo de cada uno de los protagonistas.
UNESPA, la unión española de entidades aseguradoras y reaseguradotas, ha repartido recientemente los galardones de su concurso sectorial de detección de fraudes. Es la edición número XXI. De paso ha hecho públicos los datos de su informe sobre el fraude en 2014 realizado por ICEA, Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras y Fondos de Pensiones entre una treintena de empresas del sector. Según ese estudio a las aseguradoras les es muy rentable investigar los casos en los que surgen sospechas ya que por cada euro que destinan a investigar posibles casos de fraude recuperan cerca de 43.
Aunque las entidades consultadas para el análisis sólo tienen una cuota de mercado del 32% en España, los datos que deja el informe son significativos. Esas treinta empresas detectaron en total 155.994 intentos de estafa en forma de siniestros simulados, manipulados o exagerados en 2014. Juntas, esas estafas hubieran supuesto el pago de más de 586 millones de euros por parte de las aseguradoras, pero tras las investigaciones solo desembolsaron 160 millones en concepto de indemnización legítima. Así que se ahorraron 426 millones de euros. Y eso que solo destinaron 9,9 millones de euros a combatir el fraude.
VEHÍCULOS La patronal informa de que siete de cada diez casos de fraude detectados se dan en el seguro de automóviles. El más propenso a buscar el engaño. Su capilaridad social, el hecho de que sea obligatorio que los vehículos a motor circulen con seguro, explica que esta sea la rama en la que más casos de fraude se intenten colar, según explica UNESPA. Según los datos del estudio, las líneas de diversos abarcan otra cuarta parte de los intentos de estafa. Bajo esta categoría se encuentran las pólizas de hogar, comercio, comunidades, pymes y responsabilidad civil. Además, los llamados seguros personales, que abarca las pólizas de vida, accidentes y salud, suponen el 4,83%.
El estudio evidencia que el intento de estafa más habitual es el de la ocultación de un daño o de una lesión preexistente. Estafa que se produce en la gama de seguros de vehículos. En concreto, esto ocurrió un 37,4% de fraudes analizados. Le siguen en importancia las reclamaciones desproporcionadas. Estas se dan en otro 23,1% de los casos.
El informe de ICEA da cuenta también “de un importante incremento de los fraudes de cuantías bajas, donde la indemnización reclamada no alcanza los 500 euros”, según explica el comunicado de la patronal. “Esto denota un incremento de los intentos no profesionales de estafa”, alerta. Con todo, incide en que “continúa habiendo redes delictivas organizadas que simulan siniestros. Sobre todo en el seguro del automóvil”. Les plantarán batalla.
Incapacitado capaz. Se produce un siniestro real en el que un ciclista de 72 años es atropellado, supuestamente con graves lesiones y secuelas psíquicas. La familia alega que la víctima ha dejado de ser capaz de mantener una conversación normal, que tiene lagunas de memoria y no puede ir solo a ningún sitio. La situación levanta las sospechas del médico y la aseguradora Fiatc decide indagar. Un investigador comprueba cómo la víctima se comporta de forma normal en una comida familiar y, más adelante, se certifica que tiene autonomía: come solo, pasea sin compañía…, si bien se demuestra que sus movimientos son más lentos que antes del accidente y su discurso se ha vuelto más pausado. Por ello, la cuantía de la indemnización se reduce.
De la competición a la carretera. El asegurado presenta un parte de accidente por lesiones graves al ocupante que le acompañaba en una moto. Presuntamente, el asegurado de la firma Verti iba circulando por la carretera y, al atravesar un badén en plena aceleración, el pasajero que llevaba se cayó hacia atrás. Las incongruencias en el relato y la excesiva gravedad de las lesiones de la víctima ante los hechos narrados llevan a investigar más a fondo. El resultado es que la víctima era un piloto profesional de motos y sus lesiones eran el resultado de una caída previa producida en una competición. Se deniega el pago de la indemnización y los gastos hospitalarios al asegurado y a la víctima. La víctima se recuperó y ha vuelto a competir.
¿Robo o venta? El propietario de un vehículo de alta gama y prácticamente nuevo informa sobre su sustracción a punta de pistola en una ciudad extranjera del sur de Europa. Sin embargo, el mismo día que presenta la denuncia consta una transferencia de ese mismo vehículo en la Jefatura de Tráfico a cientos de kilómetros, en una provincia española. La colaboración con los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado permite desvelar que el asegurado, en lugar de ser una víctima, fue quien realmente trasladó semanas antes el vehículo a la localidad española donde fue vendido. La presunta víctima habría participado en la compraventa posterior a través de intermediarios en esta estafa detectada por la aseguradora Pelayo.
Enfermedades replicadas. Una asegurada declara haber sido ingresada por una pancreatitis aguda en su país de origen, en el Caribe. Esa joven ha presentado tres ingresos hospitalarios graves en dos años. Todos en sus viajes y siempre sin seguimiento médico en España. De forma casual, la tramitadora descubre otro siniestro en el mismo país. Esta otra joven ha sufrido cuatro ingresos hospitalarios. Cuando se cruzan informes médicos y demás hay similitudes. Al indagar más descubren que ambas residen en el mismo pueblo y que se etiquetan como amigas en redes sociales. Las fotos de Internet muestran que gozan de buena salud. Se insta a ambas a que acudan a un reconocimiento médico para certificar sus dolencias. Nunca se presentan.
Sin partes. La asegurada presenta dos partes de asistencia en los servicios de urgencia de un hospital por caídas accidentales, partes de posteriores seguimientos y certificados de baja de la Seguridad Social. La aseguradora verifica la documentación por la sucesión casi inmediata de ambos traspiés. Al contactar con el hospital averigua que el doctor que figura en uno de los partes no trabaja en el centro desde hace cinco años. Prosiguen las indagaciones y se descubre que no hay constancia de que la mujer haya sido jamás asistida en ese centro médico. Asimismo se descubre que la firma de la doctora que supuestamente la atendió en su segunda caída fue falsificada. Los partes de baja de la Seguridad Social también habían sido falsificados.
37 roturas. La aseguradora recibe un parte por la rotura de una vitrocerámica. Al tratar de comprobar la concordancia de la factura con los daños aparentes en las fotos aportadas, el tramitador descubre que las imágenes provienen de Internet. Al contactar con el asegurado este afirma que lleva años sin dar parte alguno al seguro. Las investigaciones permiten averiguar que hay otros casos en los que la indemnización de los siniestros va a parar a la misma cuenta corriente, que corresponde a una empleada de un mediador. Se informa al director de la correduría de seguros de esta irregularidad. Gracias a su colaboración se descubre que la trabajadora había presentado 37 partes falsos en su propio beneficio y a espaldas de su empleador.
Cocinero en una capea. Un pueblo celebra las fiestas con una capea de requiebros y pases sin muleta a las reses. El asegurado, propietario y jefe de cocina de un restaurante, presenta parte por vía telefónica alegando que, siendo espectador, un astado le ha embestido y le ha partido ambas piernas. Las contradicciones en el relato llevan a Fiatc a investigar. La póliza de accidentes del hombre excluye expresamente la práctica de deportes de riesgo y participar en encierros. A través de las redes sociales descubren un vídeo que muestra cómo el cocinero se encontraba en la arena, participando activamente en la capea. La grabación desmiente la versión de que se había caído de forma fortuita al escurrirse de una de las vallas que delimitaban el recinto.
Arreglos baratos. Un buque se hunde pese al buen tiempo y mar. Su tripulación es rescatada. El caso es extraño: el barco estaba fondeado, lo que disminuía la posibilidad de impacto que pudiera provocar la vía de agua sufrida. Además, apenas tardó tres horas en irse al fondo del mar pese a las medidas adoptadas por la tripulación. Finalmente, resultó que el buque había sido sometido a una gran reforma seis años antes del siniestro que no fue certificada por un experto y que pudo afectar a su estabilidad. El fraude se produjo en la contratación. El armador no solo omitió que el buque carecía de la certificación preceptiva para navegar sino que indicó que la documentación estaba en orden. El juez dio la razón a la aseguradora Mapfre
relación extramatrimonial. Un hombre sufre un grave accidente laboral al caer sobre él 1.500 kilos de peso de una carretilla manejada por un trabajador de otra empresa. Lo extraño es el proceder del administrador de la empresa del lesionado, que se autoinculpa en lugar de trasladar la responsabilidad a la otra compañía. Finalmente, se descubre que el administrador de la entidad del lesionado había tenido una relación extramatrimonial con la administradora de la otra compañía. Tenían, incluso, un hijo común. El administrador asumió la culpa para cargar el siniestro a su propio seguro y, con ello, librar a su examante de las responsabilidades penales y patrimoniales que conllevaba el accidente. La compañía de la empresaria carecía de seguro de responsabilidad civil.