Venezuela encabeza la lista de países con billetes de mayor denominación con menor poder adquisitivo. Analistas consideran que es necesaria la implementación de nuevos papeles
El billete de 100 bolívares se convirtió en el billete de mayor denominación con menor poder adquisitivo del mundo. Y es que su valor es equivalente a 14 centavos de dólar. Con una inflación galopante en pie, y escasez de dinero en efectivo, los analistas consideran que la emisión de billetes de 200, 500 y mil bolívares es necesaria, informa La Verdad.
“No es lo mismo cargar cinco billetes de 100 que uno de 500, de eso no hay discusión de ningún tipo”, es el argumento de José Guerra, ex gerente de Investigaciones Económicas del Banco Central de Venezuela (BCV). La disminución de los papeles en el bolsillo de los venezolanos representaría enfrentar un menor riesgo, además de una posible solución para las carencias que se presentan en los cajeros automáticos, donde el límite por transacción es cada vez menor.
Francisco Faraco, economista, encuentra que el valor de los 100 bolívares en relación con un dólar “no tiene ningún sentido”. A su criterio, es necesario que se emita un billete 10 veces mayor; es decir, de mil bolívares. Explica que a pesar de que hace ocho años se realizó la reconversión monetaria, adjetivando al bolívar como “fuerte”, la operación fue un “fracaso”. Para inicios de 2008, el dólar paralelo se ubicaba en 5,6 bolívares. Hoy su precio alcanzó los 683,26 bolívares.
Faraco sostiene que las políticas económicas se mantienen estáticas. “Este Gobierno tomó una decisión: no va a tomar ninguna decisión. Prefiere seguir manejando el país con un camión de billetes”, añade.
Alternativas
Para José Grasso Vecchio, director de la firma SoftLine Consultores, no es “indispensable” la creación de un billete de mil bolívares. Una primera fase de producción de billetes de 200 y 500 bolívares es suficiente para una adaptación de la nueva realidad del país. “Ha sido difícil que el BCV tome la decisión de emitir billetes de 200 y de 500, pensemos en uno de mil, es menos realista desde un punto de vista práctico que eso pueda ocurrir”. Sostiene que con la emisión de estos dos billetes se conseguiría un ajuste significativo que “sería más que suficiente”.
El analista financiero indica que el costo de producción y transporte de billetes de baja denominación es muy costoso. Con la disminución de la impresión del papel moneda el sistema se volvería más eficiente.
El “excesivo” uso de efectivo es una práctica que critica. Propone que se comiencen a implementar medidas dirigidas a domiciliar pagos, bancarizar la población e impulsar las tarjetas de crédito y débito además de las transacciones hechas por medio de la banca electrónica. Estas modalidades permitirían disminuir el tráfico de billetes en la frontera con Colombia, la falta de controles y posibilidades de blanqueo de dinero.
Guerra expone que el Banco Central de Venezuela no toma esta decisión pues “tener estos billetes es la validación de la inflación”. De acuerdo con Grasso Vecchio, esto es indiferente: “la inflación la conocen todos los que van al mercado en su día a día. No la van a descubrir porque le cambien la denominación al billete. Lamentablemente, muchas de estas cosas que son técnicas y que son económicas van a politizarse”.