La información de Panorama revela que venden anticonvulsivos, antihipertensivos, analgésicos, antipiréticos, vitaminas, digestivos, antibióticos, pediátricos, psicotrópicos, entre otros se encuentran en los tarantines de buhoneros, quienes sin ningún tipo de persmisología sanitaria lo ponen al alcance de cualquiera a precios que superan el 3.000%.
Sin récipe médico, Anahís Rubio logró comprar el ácido valproico que requiere su hijo de tres años.
Sin saber si el contenido del frasco en realidad es el componente que su niño requiere para el tratamiento de las convulsiones que comenzó a padecer hace tres meses, lo compró a un costo altísimo.
“No tuve otra opción sino comprárselo a los buhoneros. Es eso o no le doy nada, porque en las farmacias no hay el medicamento”, expresó Rubio.
Testimonios como el de Anahís se repiten a diario en el casco central.
Pegado al mercado periférico Las Playitas, una mujer de rasgos indígenas y mirada defensiva responde, entredientes, los precios de las medicinas que requiere el cliente.
“Las pastillas anticonceptivas cuentas Bs. 1.500, tenéis varias marcas”, dice la buhonera a una joven que dice haber recorrido más de 15 puestos y no consigue la que le indicó su médico.
“Necesito una baja en progesterona porque estoy amamantando. En la farmacia cuesta 120 bolívares, pero nunca hay. Cuando llego a preguntar el vendedor me mira con cara de ‘ésta en qué planeta vive’, porque hace meses que están desaparecidas”, expresó.
Maritza Guerrero, paciente hipertensa, expresa que estos vendedores son los que acaban con lo poco que pueda llegar a una farmacia.
“Así como en los supermercados, los bachaqueros también acaban con las farmacias, llevándose todos los medicamentos que son buscados por los enfermos para después revenderlo en el centro. Yo tengo un año que no consigo el medicamento que me indicó el médico en la farmacia, pero tampoco se lo compro a los bachaqueros, prefiero buscarlo en otros estados del país”, manifestó Guerrero.
Fuera de su caja original, los blister de analgésicos, antipiréticos y otros medicamentos se exhiben en una mesa.
“El diclofenac potásico te cuesta 500 bolívares, también hay diclofenac sódico”, pregona otra vendedora.
Para Richard Hill, secretario regional de Salud, pese a la crisis de escasez de algunos medicamentos, comprar en estos mercados, lejos de resolver el problema de salud, podría estarlo empeorando.
“Las personas no saben qué están adquiriendo, si en realidad lo que contiene en envase es el medicamento o si ha sido alterado”, expuso Hill.
Informó que la Contraloría Sanitaria está centralizada y actualmente, están en conversación con los viceministros y la ministra de Salud para evaluar cómo resolver este problema de salud pública.
“Estamos conversando para armar un plan en conjunto para acabar con todas estas irregularidades y no dejarlo a la libertad de todas estas personas”, acotó Hill.
El médico precisó que quienes adquieren estos medicamentos se exponen a serios problemas de salud.
“La población está expuesta a que lo que contenga el frasco no sea el verdadero medicamento. También están expuestos a creer que están cumpliendo su tratamiento y no es así, porque no conocen la procedencia de estos fármacos”, explicó Hill.
Agregó que los pacientes además pueden sufrir una intoxicación o sensibilidad a ciertos medicamentos que están consumiendo y posterior se presentan otras consecuencias.