El vicepresidente del área económica, Luis Salas, planteó la necesidad de decretar la cesación de pago de la deuda externa en el gabinete económico hace algunos días. La propuesta provocó un airado rechazo del ministro de Petróleo y Minería y presidente de Pdvsa, Eulogio Del Pino, e incomodó al ministro de Industria y Comercio, Miguel Pérez Abad.
Expone la periodista Blanca Vera Azaf en El Nacional que la idea, creada y planteada desde España por el asesor económico del presidente Nicolás Maduro, Alfredo Serrano Mancilla, y que fue expuesta por su pupilo Luis Salas, se basa en la necesidad de enviar el mensaje político de que el gobierno está interesado en hacer “justicia social”, afirmó una fuente cercana a Finanzas.
Sin embargo, por las características económicas muy particulares de Venezuela y por las consecuencias que un default podría implicar para Petróleos de Venezuela y para la República, Del Pino y Pérez Abad manifestaron su desacuerdo. Ahora la decisión está en manos de Maduro.
El economista Francisco Rodríguez explicó que siempre hay un incentivo político para declarar un default, pues el gobierno puede estar interesado en enviar la señal de que está colocando los intereses del pueblo por encima del de los inversionistas. “Declarar una cesación de pago demostraría su compromiso social”.
El analista financiero Miguel Octavio recordó que la República deberá hacer un pago de 1,5 millardos de dólares por el bono 2016 este mes: “Lo que se ha comentado es que el gobierno cumplirá el pago, así que si hace una cesación será de los intereses –3 millardos de dólares– de los otros bonos emitidos, cuya cancelación debe cumplirse a lo largo del año. Ante esto no tiene mucho sentido declarar default sobre los títulos de la República”.
En el caso de Pdvsa, indicó, se conoce la intención del ministro Del Pino de llevar a cabo un reperfilamiento de la deuda, lo que sería un default ordenado; es decir, negociado con los inversionistas. “Para tener una idea de lo que es un default desordenado está el caso de Argentina en al año 2002, cuando dejó de pagar porque no tenía dinero ni activos. Pdvsa sí tiene activos”.
Rodríguez enfatizó que el beneficio principal de declarar un default en este momento es dejar de pagar una deuda para utilizar ese dinero en la compra de alimentos y medicinas. No obstante, sostuvo que si se hace un recuento de los gastos de la nación se obtiene que se necesitan 20 millardos de dólares para importaciones, 10 millardos para el pago de bonos, 6 millardos para compromisos con el Fondo Chino y 4 millardos de dólares para importaciones petroleras. “Estas cifras demuestran que dejar de pagar la deuda –que este año asciende a 10 millardos de dólares– no solucionaría realmente los problemas financieros de la nación”.
Octavio mencionó que otra desventaja de declarar una cesación de pago es que como Pdvsa tiene activos fuera de Venezuela cualquier tenedor de bonos puede ir contra esos activos. “Esto ocasionaría una gran dificultad para que la petrolera opere. Hay que tomar en cuenta que Pdvsa es la principal proveedora de dólares del país y eso nos afectaría. Además, se nos cerrarían los mercados crediticios internacionales y comerciales”.
El analista señaló que Pdvsa en este momento compra petróleo en el exterior para poder mezclarlo con el crudo pesado y venderlo en el mercado internacional. “Si declara default no habría proveedor que quisiera continuar haciendo estos envíos y, por tanto, se pondría en riesgo la propia producción y exportación de petróleo, que es de lo que vivimos”.
Riesgos. Rodríguez afirmó que Venezuela tiene activos en el exterior sujetos al riesgo de que sean embargados junto con las facturas petroleras (cuentas por cobrar). Con un default puede suceder que en vez de obtener más dinero se consiga lo contrario. “Esos 20 millardos de dólares para las importaciones que se requieren para acabar con la escasez podrían caer a 10 millardos de dólares debido al embargo que se impondría sobre Venezuela por no pagar, por lo que la situación económica se agravaría más”.
Octavio indicó que no hay duda de que los países que hacen default tienen un mayor número de recursos para utilizarlos en otros conceptos, pero eso es limitado porque una vez que se consumen no hay manera de conseguir dinero adicional. “Con los mercados cerrados y con la caída de la producción por la imposibilidad de Pdvsa de poder importar crudo para mezclar, lo que en teoría se ahorraría la nación al dejar de cancelar la deuda externa se estaría perdiendo por no poder aumentar los ingresos”.
Rodríguez refirió que hay una falla en el argumento de que es necesario dejar de pagar la deuda externa para utilizar esos recursos en la compra de comida y medicinas, ya que esta decisión puede crear más inconvenientes crediticios y financieros que implicarían una merma en los recursos para la compra de bienes escasos. “Caer en default podría ser peor para Venezuela”.