CCD | Miami.- Cada día son más los bancos que están terminando relaciones de negocios con cierta categoría de clientes para evitar el riesgo de lavado de dinero o financiamiento del terrorismo, actividades que conllevan millonarias multas e inclusive, el cierre, como sucedió con de Banca Privada de Andorra (BPA) y sus sucursales Banco Madrid y BPA Panamá en 2015.
Es lo que en la jerga bancaria se ha denominado DeRisking. En base a esta práctica, son cada vez más numerosos los bancos que deciden cortar relaciones comerciales con personas, empresas y bancos corresponsales considerados riesgosos ya sea por la actividad que realizan (casinos, remesadoras, casas de cambio, etc.) o en base a consideraciones de riesgo-país (jurisdicciones en listas negativas de organismos internacionales). Las personas y empresas afectadas con frecuencia no pueden abrir cuentas en otros bancos lo que está empujando fuera del sistema financiero a grandes sectores de la economía.
Expertos, banqueros y reguladores del sector financiero de EEUU manifiestan preocupación por los efectos negativos generados por la práctica de DeRisking sobre la economía, siendo Latinoamérica y el Caribe las zonas más perjudicadas, como lo manifestaron en la conferencia anual de FIBA (Asociación de Banqueros Internacionales de Florida) realizada en Miami.
Giorgo Trettenero, Secretario General de FELABAN ( Federacion Latinoamericana de Bancos) resaltó que las remesas familiares que envían latinoamericanos desde EEUU a sus países de origen, ha sido uno de los sectores mas afectados. También recordó las cifras aportadas por estudios recientes que ubican en 6.5 billones de dólares los recursos ilícitos que salieron de países emergentes entre 2002 y 2012., gran parte de ellos, desde Latinoamérica.
Por su parte, Andrés Carriquiry, Oficial de Cumplimiento del Banco de Uruguay, considera que la práctica de DeRisking contradice los lineamientos del Grupo de Acción Financiera (GAFI) ya que promueve la exclusión bancaria de la población, cuando lo que se busca a nivel mundial es todo lo contrario. La práctica indiscriminada de DeRisking estaría ocasionando que los afectados recurran a vías informales para realizar transacciones financieras, similares al Hawala y otros sistemas que funcionan sin ningún control y por lo tanto proclives a ser usadas por grupos de delincuencia organizada.
No existe el riesgo cero, y menos en Latinoamérica donde el 50% de la economía es informal – dijo Juan Carlos Medina del COPLAFT (Comité Latinoamericano para la Prevención del Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo) – quien afirma que el comercio internacional está amenazado por los efectos del DeRisking. Belice se quedó con un solo banco corresponsal en diciembre. Por su parte, casi el 50% de los bancos mejicanos perdieron sus relaciones corresponsales, señaló Luis Niño de Rivera, vicepresidente de la Asociación de Bancos de México, quien denunció que en seis años han salido fuera del radar mas de 6 billones de dolares en efectivo que no están en la banca mejicana, producto de las políticas de DeRisking.
El Departamento del Tesoro de EEUU representado por Sarah K. Runge del FinCen (Red Contra Delitos Financieros) alertó sobre la ambigüedad del término DeRisking e hizo un llamado a no usarlo, al mismo tiempo que pidió a los banqueros ser más precisos en sus informes y presentar casos claros, evitando la generalización. Tenemos que identificar y combatir nuevos riesgos cada día. Es inevitable, subrayó.
A pesar de las quejas del sector, todo indica que los reguladores no están dispuestos a bajar la guardia. Advierten: el enfoque basado en riesgo llegó para quedarse. Los bancos deben adaptarse y cumplir con las regulaciones si quiere permanecer en el negocio.
Los reguladores estadounidenses presentes recomendaron a las instituciones financieras realizar la debida diligencia correspondiente sobre ese tipo de clientes y tomar decisiones bien sustentadas dentro de la política de administración de riesgo, antes de cerrar las cuentas.
Los bancos aducen que el aumento de controles incrementa los costos , lo que obliga a realizar un detallado análisis costo/beneficio al considerar nuevos clientes, sectores de negocios y jurisdicciones. Los banqueros sostienen que la decisión de cerrar cuentas o terminar relaciones de banca corresponsal debe ser solo de ellos, al mismo tiempo que reclaman encontrarse en una encrucijada: Son criticados por tener cuentas de clientes de alto riesgo y ahora también enfrentan críticas por suspender las relaciones comerciales con esos clientes.
Por su parte, lo reguladores insisten en que los bancos no deben huir del riesgo sino administrarlo y ofrecen varias recomendaciones:
- Entender los riesgos y la propia capacidad de administrarlos por la vía de una apropiada debida diligencia. Los bancos deben determinar si los actuales sistemas y controles que poseen son suficientes para administrar los riesgos o si precisan de actualización. Este análisis debe dirigir la decisión sobre si el riesgo puede ser manejado de manera efectiva desde el punto de vista del costo.
- Ajustar los umbrales de supervisión para capturar los tipos de actividad que generan los nuevos clientes de alto riesgo.
- Capacitar a los empleados para que puedan monitorear los riesgos de manera eficiente.