El objetivo de registrar empresas de maletín, también denominadas fantasmas o pantalla, es esconder el dinero, ya sea para evitar pagar impuestos o para legitimar su origen ilícito. Una empresa de maletín no sirve para nada si no dispone de cuentas bancarias, de manera que los aliados naturales de bufetes como el panameño Mossack Fonseca son, obviamente, los bancos.
No tardaron en salir a la luz las entidades financieras asociadas al escándalo de Los Papeles de Panamá, y no todas están en Suiza.
Más de 500 bancos, sus filiales y sucursales registraron casi 15.600 empresas de maletín a través de Mossack Fonseca. La inmensa mayoría de las mismas fueron constituidas a partir de los años 90. El gigante británico HSBC a través de distintas filiales es responsable él solo de más de 2.300 de estas sociedades, y UBS creó 1.100. Otros grandes bancos internacionales que han hecho negocios con este despacho son el francés Société Générale, (979 sociedades), Royal Bank of Canada (RBC) (378), el alemán Commerzbank (92) y el también suizo Credit Suisse.
El idilio entre bufetes especializados en crear y administrar empresas de maletín y las entidades financieras acabó en 2010, cuando EEUU amenazó a los bancos suizos con perseguirlos penalmente por colaborar en la evasión fiscal y el blanqueo de capitales de ciudadanos norteamericanos. UBS , uno de los mayores aliados de Mossack Fonseca, buscó las vías para contener los daños y su consejo decidió salir del negocio de las empresas de maletín. Las tensiones estallaron en una reunión en Zurich el 28 de septiembre de ese año, cuando UBS afirmó que Mossack Fonseca, y no el banco, era el responsable de identificar los propietarios que aparecían como titulares de las cuentas secretas.
Con el nuevo acuerdo de 2010, Mossack Fonseca aceptaba una ‘due diligence light’ por parte de UBS, requiriendo mucha menos documentación sobre los verdaderos propietarios y sobre las razones por las que usaban este tipo de sociedades. De esta forma, el bufete trataba directamente con los clientes, lo que permitía a UBS poner cierta distancia con este mundo. Posteriormente, Mossack Fonseca alcanzó acuerdos similares con otros bancos con presencia en Suiza, como Credit Suisse y HSBC.
En algunos casos, como el de Société Générale, estas empresas o sociedades utilizaban acciones al portador, lo que permite no registrar el nombre del propietario: si las tienes en tus manos (son acciones físicas), tú eres el dueño. Incluso el banco ofrecía a sus clientes VIP guardarlas en una caja de seguridad por si la Policía registraba su casa. Desde siempre, las acciones al portador se han considerado un vehículo para el blanqueo de dinero y otras irregularidades, y han ido desapareciendo gradualmente en todo el mundo debido al endurecimiento de la regulación.
En 2010, Société Générale (SG), se negó a revelar al bufete los propietarios de las acciones al portador involucradas, pero éste siguió adelante sin requerir ninguna ‘due diligence’ del banco. Llegó incluso a constituir dos fundaciones que actuaron como accionistas de las sociedades de SG, con lo que se oscurecía aún más la estructura de propiedad. A cambio, Mossack Fonseca cobró al banco unas comisiones más altas porque «el servicio especial flexible que proporcionamos (sin demasiada ‘due diligence’) definitivamente comporta un riesgo más alto».
Ante el escándalo de Los Papeles de Panamá comienzan los dimes y diretes entre los antiguos aliados, el bufete Mossack Fonseca y los bancos. Será interesante.
Esta nota es parte de la investigación adelantada por Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y el diario alemán Süddeutsche Zeitung, con el apoyo de más de cien medios en diferentes países, entre ellos, en España, ElConfidencial.com