«Dirigentes comunales, vecinos y funcionarios públicos están se unen a las hileras de ciudadanos que esperan turno en registros principales y municipales, y en notarías, para solicitar partidas de nacimiento o legalizar títulos universitarios», asegura Caribas.
Francisco Almeida, líder comunitario de la parroquia El Recreo y administrador egresado de la Universidad Católica Andrés Bello, cuenta que ha hecho colas de ocho horas para legalizar notas, programas de estudio y títulos en el Ministerio de Educación Superior, luego de solicitar una cita en portal web de la institución en octubre 2015, que le fue otorgada ocho meses después.
«Me cobraban Bs 50 mil por legalizar mis títulos, notas y programas de estudio. Pero la crisis me llevó a legalizar mis papales por mi cuenta. Atienden sin cita vía web porque los servidores colapsaron. Ahora debes tener la cita en línea para apostillar documentos en el Ministerio de Relaciones Exteriores para que te atiendan en el Ministerio de Educación Superior. Solo atienden de lunes a jueves por el racionamiento eléctrico», relata Almeida.
A la lista se suman colas kilométricas de vecinos que buscan alimentos y medicinas a precios regulados. «Perdemos nuestra vida en las colas diarias», destaca Giselí Castro, líder vecinal de Baruta, quien vive la misma situación cuando acude a la banca pública a cobrar la pensión de sus padres.
Los ciudadanos se enfilan, además, cuando asisten al Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) para obtener cédulas o pasaportes, agrega.
En Chacao, Sucre, Baruta, El Hatillo y Libertador los vecinos hacen colas para pagar servicios públicos, retirar medicinas de alto costo, o para acceder a servicios de emergencia en clínicas y hospitales.
«Las colas se hacen en telecajeros, panaderías, oficinas de pago de impuestos municipales, y de solicitudes de remesas de familiares o estudiantiles, antecedentes penales o fe de vida. Otros ciudadanos duermen frente a comercios y ministerios comprar una batería para vehículos que cuesta hasta Bs 23 mil, o renovar licencias de conducir», dice Zoraida Aguero, líder vecinal de Sucre, quien ahora solicita permiso en su trabajo para comprar la medicina que le controla diabetes.
Zenaida Arguello, vecina de Libertador, afirma que para comprar una batería para su carro tardó más de dos horas en colas. «Ya no enciende y mi esposo es quien lo impulsa para llegar a la venta del producto».
Ayer decenas de vecinos de Chacao hicieron colas en la panadería Colby para compra un pan. «Apenas producimos 180 panes campesinos por saco de harina. Solo podemos vender el pan en la mañana, al mediodía y al final de la tarde porque hay muy poca materia prima», indica los encargados del local.
En Los Ruices miles de vecinos rodearon una reconocida farmacia porque querían comprar papel higiénico y servilletas. «Tengo las piernas inflamadas de tanto hacer colas porque mis hijos están en el trabajo. He recorrido hasta seis supermercados y abastos para comprar muy pocos alimentos», manifiesta Virginia Fonseca, residente
Alternativas de pago
En 2015 cerca de 16 millones ciudadanos en Estados Unidos utilizaron sus celulares para pagar servicios públicos, acceder a portales web a realizar trámites de documentos o comprar algún producto. Esta forma de pago se aplica, con algunas limitaciones tecnológicas, en Caracas y otros estados.
Voceros de la empresa Movistar indicaron que tienen convenios con once entidades bancarias, públicas y privadas, para que los usuarios puedan pagar los servicios básicos, recargar saldo en celulares o cancelar la renta.
«Algunos bancos tienen pocos servicios por falta de tecnología o de actualización de sistemas», comentaron.
Otras empresas tienen aplicaciones que se pueden descargar al celular para hacer transferencias bancarias, reservar entradas de cine, consultar y pagar servicios públicos o comprar cualquier tipo de productos.
«Hay líneas telefónicas, portales web, cajeros inteligentes y 60 mil puntos en comercios que sirven para recargas de saldo, depósitos bancarios y pago de servicios», agregaron.