El día del periodista se celebra condicionado nuevamente. Entre amenazas del Gobierno o de terceros claramente identificados, interrogatorios policiales, falta de materia prima, ataques a sedes de medios y hasta insultos, transcurren los días de aquellos quienes se dedican a dar cuenta ante el país y el mundo, de lo que pasa en Venezuela.
La última muestra fue la citación a tres periodistas de medios digitales para intentar presentarlos para que revelen sus fuentes. Román Camacho, Yosselyn y Darvinson Rojas fueron citados por el Servicio de Inteligencia Bolivariana (Sebin) sobre el caso de Juan Oliveros -quien atacó el Banco Central de Venezuela- y por difundir un video grabado antes de su acción, en la que el hoy fallecido, aseguraba que lo hacía “por el hambre que está pasando el pueblo”.
A Rojas, además, le retuvieron su celular. Y aunque el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (Sntp) denunció que esto es ilegal sin una orden previa del Ministerio Público, finalmente este ente se comunicó con el reportero para realizarle la devolución este lunes 27 de junio, justamente día del periodista.
La citaciones empezaron a menos de un mes, y después del ataque a 18 periodistas durante una manifestación ocurrida en el centro de Caracas, donde además les robaron los equipos a trabajadores de distintos medios. Ese mismo día, el periodista Deivis Ramírez fue víctima de un robo de su celular, del cual responsabilizó a Daniel Aponte, jefe de Gobierno de Distrito Capital.
A la caseta de vigilancia del medio impreso le lanzaron excremento y escribieron en spray “ChaMa pueblo rebel”. Lo mismo ocurrió el 15 de junio, apenas dos días antes, cuando el diario bolivarense Correo del Caroní fue atacado con excremento animal. El 20 de junio, a la sede de El Aragueño, en Maracay, le lanzaron explosivos y panfletos que decían “digan la verdad”.
Según el registro de la ONG Espacio Público, las sedes de Valera Noticias, Venezolana de Televisión y la Televisora Regional del Táchira fueron atacadas entre febrero y mayo de 2016.
El 12 de abril fue despedida Ahiana Figueroa, quien tenía seis años trabajando en el Grupo Últimas Noticias (UN). Esto ocurrió solo cuatro días después de la publicación de un reportaje de los Panamá Papers en el que relata cómo el empresario venezolano Gonzalo Tirado creó un entramado de empresas fantasmas para colocar el dinero obtenido por la quiebra de bancos.
El diario El Siglo de Aragua salió de circulación el 17 de junio por falta de materia prima, que les impedía seguir imprimiendo. La falta de papel periódico, expedido por un monopolio del Estado, ha sido denunciada ampliamente de parte de varios medios. Este año el diario de Falcón La Mañana, Nueva Prensa de Guayana, del estado Bolívar y el diario El Mío del estado Lara, salieron de circulación por la misma causa, y varios han tenido que reducir sus ejemplares: el Correo del Caroní recortó su paginación a principios de 2015, luego pasó del formato estándar al tabloide y cuatro meses después ( agosto) dejó de ser un diario y se convirtió en semanario.
El medio guayanés también recibió un fallo por difamación e injuria, de acuerdo con la demanda introducida por Yamal Mustafá en 2013, tras la cobertura del caso de corrupción de Ferrominera Orinoco. David Natera Febres, director del medio, fue condenado a cuatro años de prisión (sustituido por prohibición de salida del país y presentación cada 30 días), más multa de 1.137 unidades tributarias (Bs 177 C/ UT).
Todos estos casos han colocado en vilo el trabajo de cientos de periodistas en Venezuela. Por estos y otros motivos el gremio periodístico denuncia los abusos contra el ejercicio de la profesión y exigirle a entes nacionales e internacionales, que atiendan y respondan al derecho universal que representa la libertad de expresión e información.
Solo en 2015 Espacio Público registró 287 violaciones a la libertad de expresión e información, mientras que el Instituto Prensa y Sociedad Venezuela sumó en su base de datos 2123 violaciones a la libertad de prensa desde el año 2005.
Este 27 de junio los periodistas conmemorarán, como todos los años, el nacimiento del Correo del Orinoco, pero sin olvidar que la lucha por la libertad de expresión e información no se detiene en un país cuyo Estado día a día condena más a la profesión.
