La crisis de la salud en Venezuela se extiende, los hospitales, ambulatorios y otros centros asistenciales carecen de insumos y medicamentos para tratar a los pacientes, lo que ha llevado a médicos, como ocurrió en Mérida, a declararse en huelda de hambre. Toca ahora el llamado de atención urgente del personal del Hospital José MaríaVargas de Caracas, donde también enfrentan ingresos salariales deficientes.
Esta es la información de La Patilla
Denuncias como esta proceden del hospital capitalino José María Vargas – presidente del siglo XIX que dijera “el mundo es del hombre justo y honrado” –, donde, irónicamente, parece no honrarse la memoria del sabio médico ni hacer justicia como institución prestadora de salud, en detrimento tanto de los pacientes como de quienes allí laboran, sumidos en un caos por falta de dotaciones en todas las áreas para prestar un servicio digno y eficiente.
“Los médicos están trabajando con las uñas, no hay aire acondicionado en las salas, las muchachas que atienden a pacientes oncológicos no cuentan con guantes y tienen que tocar todas las cosas contaminadas; los familiares que debemos quedarnos aquí no tenemos comida, nos vemos obligados a comprar en la calle desde el algodón hasta las soluciones para hidratar, el gel para los ecos, los contrastes para las tomografías”, manifestó Karimar González, familiar de un convaleciente.
Acompañada por otros parientes de recluidos, así como de trabajadores del hospital Vargas que han sufrido los embates de la crítica situación, los demandantes elevaron sus reclamos a las puertas de la vetusta sede, ubicada en la parroquia caraqueña de San José, exigiendo una mayor atención del gobierno nacional en la solución de los múltiples problemas que atraviesa.
Al enumerar las deficiencias, la declarante describió que no hay mascarillas – “a veces la usan para tres pacientes” -, falta oxígeno y no priva el saneamiento con la presencia de aguas estancadas, entre otras dificultades.
“Se emplea una sola solución para una sala de 20 pacientes; si hay quienes se tienen que hidratar, bien sea por síndrome diarreico o dengue, se ofrecen tres soluciones en tanto que los demás tienen que salir a adquirirlas en la calle, donde, de paso, no se consiguen; mientras que un contraste te sale en 10 mil bolívares. Estamos aquí, obviamente, porque no tenemos recursos y si cada día el médico te manda a traer una cosa diferente y se carece de los recursos, pues, el paciente se muere”, reveló.
“Además, la contaminación es tan grave que tú ingresas por un ataque de asma y sales con neumonía crónica”, testificó, añadiendo que, para colmo de males, tampoco funciona la ambulancia, viéndose obligados a recurrir a la de los bomberos.
Falta de gobierno
“Ministra, abóquese: no la conocemos, solo por televisión, porque por aquí, por el José María Vargas, yo nunca la he visto. ¡Ya está bueno!”.
Ese fue el llamado directo que le hizo a Luisana Melo, titular del despacho asistencial, Ivón Muñoz, representante del sindicato de trabajadores y obreros del hospital, ante las precariedades del centro sanitario.
“Estamos vueltos un ‘ocho’: no tenemos comida, no tenemos insumos, no tenemos fármacos; a los empleados los maltratan, les cancelan sueldos irrisorios”, se quejó.
Agregó que aunque la Secretaria de Salud del Distrito Capital, según informó, contaba con los requerimientos, no los enviaba al ente en zozobra.
“Anoche trajeron a un personal de limpieza ajeno, que sí contaba con sus utensilios. Eso es un despido indirecto, están despojándonos de nuestro derecho al trabajo”, alertó.
Paralelamente, sus compañeros de oficio gritaban “¡Nos quieren sacar!”, advertencia a la cual se unió el lamento general de “¡están matando al pueblo”, que esgrimieron todos los perjudicados presentes en la protesta, en medio del exiguo cumplimiento del Estado por garantizar la vida de los venezolanos.