La solución al tema venezolano está en otro lado. No en la OEA. El organismo interamericano decidió por mayoría que toma nota del duro informe sobre la situación política de Venezuela que Luis Almagro, su secretario general, presentó al Consejo Permanente de 35 naciones. Nada más.
El último día de mayo pasado, Almagro pidió convocar esta reunión para presentar su informe y solicitar al Consejo Permanente que invocara la Carta Democrática. Esto último, sin embargo, había perdido fuerza luego de que la diplomacia venezolana convenciera en Washington a buena parte de los Estados miembros de la OEA de que fueran los tres ex presidentes convocados por Unasur quienes empujaran el diálogo entre el chavismo y la oposición.
Almagro, de hecho, llegó a la reunión de hoy con el antecedente de un comunicado firmado por 15 países en República Dominicana a inicios de junio en el cual pedían, entre otras cosas, revisar procesos electorales en Venezuela para que el régimen del presidente Nicolás Maduro convocase a un referendo revocatorio antes del final del año.
Aquella declaración de Santo Domingo fue, según fuentes diplomáticas en Washington, un prólogo que había bajado ya el perfil a las reuniones de esta semana en Washington: implícitamente los países firmantes establecían el tono de pedir más compromiso de diálogo al chavismo, sin presionarlo con la Carta Democrática.
En la sesión de hoy, después de un intento fallido de la representación de Caracas en la OEA, encabezada por la canciller Delcy Rodríguez, por impedir la instalación de la sesión, Almagro presentó un informe que cuestionó con dureza al gobierno de Maduro y pidió la ejecución de una agenda mínima para afrontar la situación venezolana.
Según el informe de Almagro, esas soluciones pasan por: la convocatoria de un referéndum revocatorio este año, la instalación de un nuevo tribunal supremo de justicia, la liberación de los presos políticos, la instalación de un ente independiente para combatir la corrupción, y facilitar el trabajo conjunto del Poder Legislativo (liderado por la oposición) y el Ejecutivo de Maduro.
Durante su intervención, el secretario general bajó el perfil a la invocación de la Carta Democrática, el mecanismo de la OEA que contempla sanciones para los países donde se ha alterado el orden constitucional, pero volvió varias veces sobre los argumentos que esgrimió cuando pidió la invocación de ese instrumento en el caso venezolano.
Almagro, en su informe y en su intervención ante el Consejo Permanente, volvió a insistir en que el orden constitucional en Venezuela está roto, que la separación de poderes no existe y que la crisis humanitaria requiere de la cooperación de la comunidad internacional. Haciéndose eco de eso, Almagro dijo a los Estados miembros: «Ustedes decidirán sobre los presos políticos en Venezuela».
Tras la intervención del diplomático uruguayo, dos docenas de países se turnaron la palabra para apoyar al secretario y su informe o para rechazarlo y acusarlo de «intervencionismo» y «golpismo», según el guion que había dejado sugerido la canciller Rodríguez en su primera intervención de la jornada, cuando pidió rechazar el orden del día, cuyo único punto era la lectura del informe.
Fuegos de artificio
La jornada cerró como había abierto: con encendidos discursos de la canciller chavista, quien acusó una y otra vez a Almagro de responder a los intereses políticos de la oposición venezolana y de los Estados Unidos.
Por la mañana, el argentino Juan José Arcuri había abierto la sesión del Consejo en el Salón Bolívar de la OEA en Washington sometiendo a votación del Consejo la aprobación del orden del día. Antes, la canciller Rodríguez había pedido al pleno rechazarlo. La votación que siguió dejó bastante claro que había dos bloques bien definidos, que el Consejo escucharía a Almagro, pero que los ánimos no estaban como para invocar la Carta Democrática.
Veinte países (encabezados por Argentina, México, Uruguay y Estados Unidos) votaron por escuchar el informe, doce (entre ellos Nicaragua, Bolivia y el bloque de los países socios de Petro Caribe) se alinearon con Venezuela y dos pequeñas islas del Caribe se abstuvieron.
Colombia, a la que el resto de países felicitó por la paz recién firmada entre el gobierno y la guerrilla de las FARC en Cuba, resumió bastante bien la postura cercana a Almagro. «Estamos de acuerdo en incentivar todas las formas de apoyo al diálogo en Venezuela y respaldamos la iniciativa de los ex presidentes en este sentido», dijo el embajador de Bogotá.
La referencia a los ex presidentes Leonel Fernández (República Dominicana), José Luis Rodríguez Zapatero (España) y Martín Torrijos (Panmá) fue constante entre unos y otros. La iniciativa de los ex mandatarios, apoyados por Unasur y a quienes se ha encomendado el diálogo entre Maduro y la oposición para presionar por el referéndum antes de que termine este año, es a la que hoy se dirigirán todas las miradas, coincidieron en la OEA dos fuentes diplomáticas consultadas por Infobae.
Nicaragua resumió, en su intervención, el eco de las palabras de la canciller venezolana que hicieron los aliados de Caracas. «Presenciamos otra maniobra injerencista de este organismo», dijo el representante de Managua.
Lo que quedó
Agotados los discursos, también parecía agotado el periplo de la OEA de Luis Almagro en el tema venezolano. La iniciativa diplomática que el uruguayo inició en mayo, cuando pidió invocar la Carta Democrática e incluso protagonizó fuertes enfrentamientos verbales con Maduro, tocó el final de un capítulo en Washington: el Consejo Permanente ni siquiera llevó a votación la posibilidad del uso del mecanismo, pero sí escuchó en su pleno y tomó nota de su durísimo informe sobre la situación interna de Venezuela.
Más aún, en un acto inusual en la OEA, la oposición a Maduro, representada por Henry Ramos-Allup, el presidente de la Asamblea Nacional, tuvo un podio privilegiado en la OEA. A las 9:30, antes de que Arcuri abriera la sesión, el opositor sostuvo una conferencia de prensa en el salón Las Américas, el principal del edificio. «En Venezuela se ha roto el orden constitucional» y «Maduro teme someterse a un referendum», fueron algunas de sus frases más duras.
En Washington, hay quienes atribuyen a Almagro, precisamente, haber puesto la crisis venezolana en el centro de la discusión hemisférica, algo que podría obligar al chavismo a asumir más compromisos en diálogos como el promovido por los ex presidentes y Unasur.
Al final, la misma canciller Rodríguez reconoció en esa iniciativa, la de los ex presidentes, un ejercicio legítimo, aunque lo hizo desde su propia trinchera. El objetivo de ese diálogo, consideró, es «encausar pacíficamente a las fuerzas de oposición que pretenden derrocar al gobierno legítimo de Venezuela».
Lo dicho: la solución a la crisis en Venezuela, la de su situación humanitaria, la institucional, la de sus presos políticos están en otro lado. No en la OEA por ahora. Estados Unidos, en su intervención del día, dijo que «pronto» la organización debía volver a abordar el tema venezolano. Infobae
Lea el Informe sobre Venezuela del Secretario General de la OEA, Luis Almagro ante el Consejo Permanente