PapelesPanamá: Salen los primeros nombres de EEUU

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papeles de panamá copiaLos pa­peles de Panamá también muestran cómo clientes ricos de Estados Unidos         ocul­taron millones de dólares en el extranjero’. Al menos 2.400 residentes del país norteamericano constan en los datos internos del bufete Mossack Fonseca. El New York Times que venía publicando informaciones de otros países, ahora revela casos de clientes ricos de Estados Unidos que ocultaron millones de dólares fuera de su país.

A continuación el análisis desde la óptica informativa de Capital Madrid

Ante la inminencia de las elecciones y la posibilidad de que saliera presidente un izquierdista, la clienta del bufete Mossack Fonseca se puso de los nervios y pidió urgentemente que le aconsejaran cómo podía sacar del país dinero de su familia sin que nadie se enterara. Quería transferirlo en secreto a Panamá y convertirlo luego en monedas de oro. ‘¡Casi nadie se da cuenta de lo que está ocurriendo delante de sus propios ojos!’, se lamentó.

¿Qué te­mía? ¿Tal vez la lle­gada de Pablo Iglesias a La Moncloa? Pues no: ni Tracey Ponsoldt Powers es es­pañola ni su pá­nico es re­ciente. Ocurrió en otoño de 2008, justo un mes antes de las elec­ciones nor­te­ame­ri­canas que lle­varon a Barack Obama a la Casa Blanca. Tracey, desde luego, so­naba medio his­té­rica: ‘Me siento muy in­quieta en estas elec­ciones y cómo los me­dios de co­mu­ni­ca­ción están cen­su­rando las cosas y ju­gando con el Público Estadounidense para que voten por Obama; para mí es obvio que nos están me­tiendo a un so­cia­lis­ta’.

Esta anéc­dota es una de las mu­chas de la fa­milia Polsoldt y otros ricos nor­te­ame­ri­canos que cuenta este lunes The New York Times en pri­mera pá­gina. Desde la apa­ri­ción de los Papeles de Panamá, el diario se había man­te­nido en re­ta­guar­dia, con re­señas de lo que iban pu­bli­cando Süeddeutsche Zeitung y otros me­dios in­ter­na­cio­nales re­cep­tores de los once mi­llones de do­cu­mentos fil­tra­dos, ro­bados o hac­keados del bu­fete pa­na­meño es­pe­cia­li­zado en crea­ción de em­presas offs­hore en pa­raísos fis­ca­les. El Consorcio Internacional de Periodistas ha com­par­tido tam­bién sus datos con el NYT, que ahora da cuenta en un lar­guí­simo re­por­taje de unos cuantos casos de mi­llo­na­rios con gusto por sacar a pa­sear su di­nero de forma opaca para el fisco.

La in­for­ma­ción se ti­tula ‘Los pa­peles de Panamá mues­tran cómo clientes ricos de EEUU ocul­taron mi­llones en el ex­tran­je­ro’. El pe­rió­dico ad­vierte de que no todo el di­nero que los nor­te­ame­ri­canos trans­fieren fuera es ile­gal, como tam­poco lo es crear em­presas o firmas en otros paí­ses, o hacer in­ver­sio­nes. Siempre que se de­clare todo, claro, y que se pa­guen anual­mente los im­puestos co­rres­pon­dien­tes.

Pero hay mu­chos agu­je­ros. En reali­dad, un so­ca­vón: ‘Funcionarios fe­de­rales es­timan que el Gobierno pierde entre 40.000 y 70.000 mi­llones de re­cau­da­ción fiscal cada año por im­puestos no pa­gados de ac­tivos en el ex­tran­je­ro’. Y a esos agu­jeros se de­di­caba tam­bién Mossack Fonseca, junto con otras ope­ra­ciones per­fec­ta­mente trans­pa­ren­tes. En unos caos, según el re­lato del NYT tras es­tu­diar los do­cu­men­tos, se bus­caban tes­ta­fe­rros, hom­bres de paja para con­ver­tirlos en pro­pie­ta­rios de una cuenta offs­hore. El quid es­taba en ocultar el nombre del ver­da­dero pro­pie­tario de la cuenta y del di­nero. Muchas ve­ces, con apo­dos.

En otras oca­sio­nes, el bu­fete tra­taba de con­vencer a ciu­da­danos nor­te­ame­ri­canos sin po­si­bles a que usaran su pa­sa­porte para abrir cuen­tas. Si algún banco ex­tran­jero se ponía se­vero y pedía de­ma­siados datos o in­sistía mu­cho, se cam­biaba de banco y ya está. En suma, como re­sume el NYT: ‘Para mu­chos de sus clientes nor­te­ame­ri­ca­nos, Mossack Fonseca ofrecía una es­pecia de ‘guía de au­to­ayuda’ sobre cómo sor­tear o evadir los im­puestos de EEUU y las leyes sobre trans­pa­rencia fi­nan­cie­ra’.

Tracey Ponsoldt Powers es una de las hijas del mul­ti­mi­llo­nario William R. Ponsoldt, quien según se des­prende de los Papeles de Panamá, llegó a tener a través del bu­fete ocho em­presas y movió hasta 2015, al menos 134 mi­llones de dó­lares en siete bancos de seis paí­ses, in­clu­yendo los an­do­rranos BPA y Andbank. El NYT no lo dice, pero este y otros casos pu­dieron estar en el origen de la de­nuncia que el año pa­sado hizo el Tesoro de EEUU y que de­jaron tem­blando esas en­ti­dades y aca­baron con otras en con­curso de acree­do­res, como Banco Madrid.

Otra cliente, la es­cri­tora neo­yor­quina Marianna Olszewski y au­tora del libro ‘Vívela, ámala, gá­na­tela: la guía para la li­bertad fi­nan­ciera de una mu­jer’, quiso mover un mi­llón de dó­la­res. Los tenía en la isla bri­tá­nica de Guernsey, pero pre­tendía lle­vár­selos a otro lu­gar, con la con­di­ción de que no sa­liera su nombre para nada. Por 17.500 dó­la­res, Mossack Fonseca le ofreció la fór­mula. Otras ta­rifas eran más ba­jas. Por ejem­plo, cons­ti­tuir una firma offs­hore tenía una ta­rifa plana de 4.500 dó­la­res.

Y así más, hasta unos 2.400 clientes nor­te­ame­ri­canos y 2.800 em­presas offs­hore en las Islas Vírgenes bri­tá­ni­cas, Panamá, Seychelles ‘y otras ju­ris­dic­ciones que se es­pe­cia­lizan en ayudar a ocultar ri­que­za’.

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