Caracas (Reuters) | La producción petrolera de Venezuela se encamina a cerrar el año con la caída más pronunciada desde una huelga que hace 14 años traumatizó a su principal industria, según datos analizados por Reuters y entrevistas con trabajadores y empleados. Foto Reuters /Isaac Urrutia/Archivo.
Una prolongada desinversión, retrasos en los pagos de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) a sus proveedores y mala gestión resumen las consecuencias de un largo ciclo de precios bajos del crudo, aunque también tienen raíces más profundas.
La producción, que lleva siete años cayendo a cuentagotas, ha acelerado su declive este año. En junio se situó en 2,364 millones de barriles por día (bpd) marcando una baja interanual del 9 por ciento en el primer semestre, mientras el resto de los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) reportaron un alza del 4 por ciento, según sus cifras.
El ministro venezolano de Petróleo y presidente de PDVSA, Eulogio Del Pino, confirmó el mes pasado que ha habido una caída de 220.000 bpd este año, alrededor del 8 por ciento interanual.
Sin embargo, agregó que la «caída coyuntural» había sido contenida. El ministerio de Petróleo más tarde informó que la producción promedio del país rebotó a 2,535 millones de bpd el mes pasado, sin aportar cifras comparativas. Los datos de julio aún no han sido reportados por la OPEP. Las estadísticas sobre la industria petrolera venezolana han sido motivo de debate durante años.
Pero datos internos de comercio y suministro de PDVSA vistos por Reuters muestran que las exportaciones de crudo de la estatal, que representan la mayor parte del ingreso en dólares de la nación, bajaron a 1,19 millones de bpd en julio excluyendo ventas externas hechas por empresas mixtas. PDVSA no respondió a una solicitud de comentarios sobre sus exportaciones.
Trabajadores de PDVSA y miembros de sindicatos locales dijeron que el robo de equipos petroleros, retrasos en los planes de mantenimiento, bajos salarios y lo que señalaron como el «abandono» de algunos campos están afectando los niveles de producción. «En 28 años que tengo trabajando contratado para la industria petrolera no había visto tanta ineficiencia», dijo un trabajador de una firma de perforación contratada por Petroboscán, proyecto en donde participa la estadounidense Chevron y que es una de más de 40 empresas mixtas de PDVSA con socios extranjeros.
En junio, Del Pino mencionó interrupciones eléctricas y problemas en los mejoradores de crudo extrapesado de la Faja del Orinoco como razones de la caída de extracción. Esto último ha obligado al país a importar unos 95.000 bpd de diluyentes en 2016 justo cuando escasean los dólares de los que dispone Venezuela, según cifras de flujos comerciales de Reuters.
Los trastornos en la producción también ocurren en momentos en que varias firmas de servicios petroleros reducen labores en el país, lo que ha llevado a analistas a predecir que el bombeo difícilmente se recuperará en el segundo semestre, sufriendo así su mayor caída desde los 2,562 millones de bpd del 2003.
El conteo de taladros activos, un indicador sobre el comportamiento futuro de la extracción, cayó de nuevo en julio a 49 unidades según Baker Hughes, su nivel más bajo desde finales del 2011.
La firma estadounidense de servicios Schlumberger informó sobre una «reducción significativa de operaciones» en Venezuela en su más reciente reporte de resultados y Halliburton dijo que Venezuela está entre los países de América Latina en donde disminuyó su número de taladros activos en el segundo trimestre. PDVSA, sin embargo, ha dicho que hay conversaciones en curso para acordar esquemas de pago a las firmas de servicios. La consultora IPD Latin America pronosticó en mayo una caída en la producción de crudo de Venezuela de casi 400.000 bpd a 2,35 millones de bpd este año. Medley Global Advisors también espera una disminución de entre 250.000 y 300.000 bpd para 2016.
«Los alivios que se logran son apenas temporales y la tendencia a la baja se mantiene», dijo Luisa Palacios, jefa de investigación energética y macroeconómica para América Latina en Medley Global Advisors, quien cree que cualquier rebote en la producción será coyuntural.
Taladros inactivos, equipos perdidos
La reducción en la prestación de servicios a la industria ha afectado particularmente su segunda mayor región productora, el norte de Monagas, donde varias empresas han detenido operaciones y despedido empleados, según representantes sindicales. «Son 60 trabajadores que quedan fuera por cada taladro parado», dijo el sindicalista Luis Hernández. «Paran y botan a los trabajadores supuestamente porque PDVSA les debe dinero en dólares. También hay taladros fuera de servicio porque no se les consiguen repuestos». Siendo un área que reviste dificultades técnicas, la extracción en el norte de Monagas ha declinado más rápido que el promedio del país en los últimos años, reduciendo la disponibilidad de crudos medianos y livianos necesarios para diluir la producción de extrapesados y hacerlos exportables.
«Los yacimientos confinados de Monagas necesitan trabajar a presiones específicas. Si el gas natural no es inyectado correctamente, la producción se ve afectada», dijo un ex ejecutivo de la división de Exploración y Producción de PDVSA que prefirió no ser identificado.
Tras la nacionalización de decenas de firmas de servicios petroleros en Venezuela en el 2009, incluyendo los activos en el país de la estadounidense Williams Companies, PDVSA enfrenta problemas para mantener a flote algunos campos que requieren técnicas de recuperación secundaria como la inyección de gas y vapor. «Ahora da dolor ver esos equipos.
Las estaciones de flujo y los balancines no se ven dentro de la maleza», dijo el trabajador de la compañía de perforación. La caída en los volúmenes de producción, aunada al retroceso de los precios del petróleo, ha forzado al gobierno del presidente Nicolás Maduro a escoger este año entre pagar la deuda externa del país o suministrar los dólares requeridos para importar bienes de primera necesidad. «PDVSA, a quien no le sobra para nada el dinero, ahora necesita aun más inversión en exploración y producción que en la década pasada para que la producción reviva. A este nivel de precios, eso no va a ocurrir», dijo el ex ejecutivo de la estatal