La violencia en Venezuela ha tenido un incremento progresivo a tiempo y la criminalidad ya no son hechos aislados. Hace pocos años, se hablaba de hampa común, ahora son las bandas organizadas que dominan el panorama, infringiendo miedo y terror entre los venezolanos con total impunidad.
Sumarium cita al criminalista y abogado, Fermín Mármol García, quien afirmó a la periodista Lysaura Fuentes del portal El Cooperante que en Venezuela operan ocho bloques, que no obedecen a ninguna autoridad y que se manejan a su antojo, activando las alarmas del crimen en el país.
PRIMER BLOQUE: BANDAS Y “MEGABANDAS”
Estas son las que se dedican a cometer delitos comunes, orquestados mayoritariamente por jóvenes. Las megabandas son estructuras delincuenciales más organizadas que tienen bajo su poder a más de 400 hombres, disponen de armas de guerras y dominan varias zonas.
Operan en sectores profundos y partes altas de la capital como lo son El Valle, El Cementerio y la o Cota 905.
Entre ellas se conocen la banda de “el Coki”, la banda del “kimber Carrasquel”, quien pasó a dirigir la organización delictiva de “el Koala”, tras la muerte de su líder. La megabanda de “el 70”, y “la 18”.
Estas megabandas han adoptado una modalidad de acción de organizaciones mexicanas y colombianas, además de adoptar jerarquías con los nombres de: líder, lugarteniente y sublíderes, como explicó Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).
Se decía que el líder principal de estas megabandas era José Antonio Tovar Colina, alías “el Picure”, quien fue abatido el pasado 3 de mayo de 2016, durante un enfrentamiento con cuerpos de seguridad en El Sombrero.
SEGUDO BLOQUE: COLECTIVOS ARMADOS Y VIOLENTOS
Los colectivos armados y violentos son un grupo ideologizado, integrado por personas que tienen el control territorial de una zona, infringiendo temor a costa de “patrocinio gubernamental”, según Mármol García.
Estos colectivos se observan en el punto rojo, en las afueras de la Asamblea Nacional (AN) cazando a los diputados opositores para lanzarles objetos contundentes en concentraciones opositoras y atemorizando a zonas que se manifiestan a favor de la derecha.
Hay una variada gama de colectivos, algunos son identificados como Los Tupamaros, el Frente Francisco de Miranda, Alexis Vive, La Piedrita, Ciudad Socialista, Frente 5 de Marzo.
TERCER BLOQUE: “LOS BOLICHES” O FRENTE BOLIVARIANO DE LIBERACIÓN
El pasado 26 de enero del año en curso en los alrededores de la AN, en el centro de Caracas, explotaron cuatro cajas, contentivas con panfletos de las autodenominadas Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL). En el material colocaron un mensaje: “Continuemos el 23 de Enero: nuevamente la sombra de Páez se yergue sobre nuestro pueblo y nuestro proceso. Nuevamente la traición y la felonía se erigen esta vez en forma de pacto para desmontar el proceso bolivariano”, refiriéndose directamente a la nueva instauración del Parlamento, dominado por opositores.
Los FBL son un grupo guerrillero, donde sus miembros son conocidos como “Los Boliches”, surgido en la década de los años ochenta. Estos grupos se radicaron en el suroeste del país, sin dejar de tener fuerte presencia en Caracas, donde mantienen vigilados y atemorizados a los opositores. Se conoce también que su fuente de financiamiento es el cobro de vacunas (extorsiones) y secuestros, además de estar asociados al tráfico de drogas.
CUARTO BLOQUE: LOS SEUDOSINDICATOS DE LA CONSTRUCCIÓN Y LA MINERÍA
Este grupo se ha encargado de cometer crímenes impunemente contra sus mismos miembros, matando solo por rivalidades sindicales. Es común la muerte de presidentes de sindicatos y de otros miembros, a manos de sicarios que son pagados por sindicalistas.
En los últimos años ha incrementado la violencia entre sindicalistas de la construcción y la minería, aunque no existe un cifra de muertos en esta área, entre el año 2015 y 2014 se habían registrado 87 muertes de dirigentes y delegados sindicalistas. Mientras que en el 2013 se presentaron 386 homicidios en este gremio.
QUINTO BLOQUE: EL PRANATO
Según el criminalista Mármol García el “70% del sistema penitenciario del país está bajo el control de los pranes”. Informó que de los 38 centros penitenciarios que se encuentran en Venezuela, 26 son controlados por estos personajes.
El pranato, son líderes criminales que operan en los centros penitenciarios del país, ordenando desde estos lugares secuestros exprés, extorsiones, tráficos de drogas y armas, y asesinatos. Son llamados líderes negativos que tienen amplio poder de fuego, dominio territorial y fortuna.
SEXTO Y SÉPTIMO BLOQUE: TRÁFICO ILEGAL DE DROGAS, LEGITIMACIÓN DE CAPITALES Y CORRUPCIÓN
De acuerdo a un informe de la Oficina Nacional Antidrogas (ONA) de este año, en Venezuela transitan anualmente hasta 200 toneladas de drogas, a pesar de que el Gobierno Nacional había cerrado la frontera colombo-venezolana para evitar el tráfico de drogas y las supuestas acciones ilegales por parte de presunto paramilitares.
Además, a diario autoridades venezolanas y cuerpos de seguridad del Estado están incursos en casos de tráficos de drogas y legitimación de capitales. Casos como los narcosobrinos, los funcionarios del Gobierno, que engalanan la lista de la Administración para el Control de Drogas (DEA), los militares y policías detenidos por narcotráfico en Venezuela y en la frontera, y demás funcionarios del Gobierno que son agarrados infraganti cometiendo este tipo de delito.
OCTAVO BLOQUE: LAS FARC Y EL ELN
Estos guerrilleros operan mayormente en la frontera colombo-venezolana. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) se aprovechan de corredores, llamados trochas, para el tráfico de drogas, secuestros y homicidios.
En los últimos años, se han presentado acusaciones fuertes por vínculos entre las guerrillas y altas esferas del gobierno venezolano. La Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (Ofac, por sus siglas en inglés) ha sancionado a varios funcionarios del gobierno venezolano por presuntamente ayudar a las Farc en el tráfico de cocaína.
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