Venezuela se prepara para cobrar en dólares a turistas extranjeros

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299670_6072La sequía de divisas y la crisis económica que vive Venezuela hicieron lo impensable: que el dólar, monopolio del gobierno, empiece a ser moneda de pago aunque sólo para los escasos turistas extranjeros, una medida de recaudación que según analistas tendrá poco impacto.

El lujoso hotel Eurobuilding de Caracas está haciendo desde junio la prueba piloto nacional mientras en la isla caribeña de Margarita, la que más visitas recibe en el país petrolero, los grandes hoteles aceleran los trámites para  aplicar la norma por iniciativa del gobierno de Nicolás Maduro, asfixiado por el desplome de los precios del crudo.

«En Venezuela era fundamental este tipo de transacciones que permitan a los turistas pagar con sus tarjetas de crédito y a los hoteles tener dólares para lo que necesiten importar», dijo a la AFP Martín Espinosa, presidente de la cámara hotelera de Margarita (norte).

Algunos hoteles de la ‘Perla del Caribe’ ya tienen los permisos en regla y, tutelados por el gobierno, otra decena los están gestionando para empezar a hacer cobros en dólares «a corto plazo», una vez se solucionen los problemas con las plataformas en los bancos pese a que la ley está vigente desde hace casi medio año, explicó Espinosa.

Porque, aunque pareciera fácil, en un país que lleva 13 años bajo control de cambio, empezar a cobrar en billetes verdes implica un complejo engranaje para bancos y prestadores turísticos, pues el Ejecutivo prohíbe los pagos en efectivo en dólares.

Dólares para el Banco Central

De hecho, el plan establece que los turistas extranjeros «únicamente» pueden pagar en dólares sus hoteles y transportes a través de tarjetas de débito, crédito o transferencias en el exterior. Y que ese dinero debe entrar a cuentas en dólares abiertas por los prestadores turísticos en bancos venezolanos y conectadas con el Banco Central.

Las empresas sólo están autorizadas a gestionar un 40% de esos dólares para mejorar sus capacidades y están obligadas a vender el resto al Banco Central para «colocar oferta en los mercados alternativos de divisas».

El gobierno, que asegura ser víctima de una «guerra económica», ha admitido que tiene un problema de flujo de caja por el derrumbe del crudo, fuente del 96% de las divisas en un país dependiente de las importaciones.

Esta situación llevó a la escasez de 80% de los alimentos y las medicinas, según estimaciones privadas, y disparó la inflación a niveles descomunales (180,9% en 2015 y proyectada en 720% por el FMI para 2016).

El gobierno «tiene necesidad de divisas y está viendo por todos los mecanismos cómo optimizar dólares, aunque el turismo no está entre los principales generadores de divisas y a la larga no representa una solución», opina Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Econanalítica.

Viajar a Venezuela

Según las últimas cifras publicadas por el gobierno, cerca de un millón de extranjeros visitaron Venezuela en 2014.

Si esos visitantes están una semana en el país y, como estima el gobierno gastan unos 100 dólares diarios, el ingreso podría bordear los 1.000 millones de dólares al año, cuando solo las deudas comerciales de Venezuela suman 12.500 millones de dólares.

Pese a tener una geografía privilegiada con playas paradisíacas, montañas, llanuras y el salto de agua más alto del mundo, Venezuela ve frenada la llegada de turistas por sus problemas de inseguridad y, últimamente, también por su delicada situación económica y política.

Hasta ahora, excepto en algunos complejos del archipiélago Los Roques o en cadenas internacionales, los turistas pagaban su estancia en bolívares comprados en el mercado negro, donde la tasa de cambio rinde más que la oficial.

Aunque hasta 2015 algunos viajeros reportaban haber vivido a cuerpo de rey con 100 dólares durante un mes, hoy la inflación ya se siente incluso en el bolsillo del extranjero con precios prácticamente dolarizados en supermercados y restaurantes.

Pero «el control de cambio estalló. Ya es insostenible y lo que estamos viendo es un laboratorio, una ventana» que «no va a cambiar nada sustancialmente», estima Ángel García Banchs, director de Econométrica.

La medida podría tener, además, un efecto búmeran.

«Al turista le va a representar una desventaja porque, de alguna manera, se beneficiaba de ese arbitraje entre la tasa oficial y la negra, con lo cual mucha gente quizás se la piense antes de venir», apunta Oliveros.AFP

 

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