La decisión de Citibank, N.A. de renunciar a continuar siendo el principal agente de pago de Petróleos de Venezuela coloca al gobierno venezolano en una posición muy débil, según la firma internacional Stratford. “Perder al principal encargado del pago de la deuda conduciría a Pdvsa a un default”.
Explica que los eventos más recientes –como las protestas de la oposición el jueves– han aumentado las posibilidades de que Venezuela podría decretar una cesación de pago de la deuda externa, “desencadenando una cascada de eventos que pudieran desestabilizar aún más el país”.
Stratford indica que aunque la nación ha vivido con el fantasma del default por años, el Ejecutivo siempre ha mostrado su voluntad de cumplir sus compromisos con los inversionistas. Esto ha sido posible aun cuando haya implicado recortar las importaciones para asegurar que los recursos estén disponibles y continuar honrando el pago de sus obligaciones.
Citibank, N.A. comunicó a Pdvsa su decisión de renunciar a seguir desempeñándose como principal agente de pago de los intereses de los bonos emitidos. La medida afecta, por lo menos, a nueve de los papeles emitidos. No obstante, Citibank tiene la responsabilidad de continuar haciendo los pagos hasta que Pdvsa contrate otra entidad financiera.
El inconveniente está en que para la empresa ha sido muy complicado conseguir un banco internacional que preste todos los servicios necesarios para llevar a cabo esta responsabilidad. Adicionalmente, en este momento se adelanta una negociación de canje de bonos, y el hecho de que no se cuente con un agente pagador dificulta las operaciones.
Caos e inestabilidad
Stratford sostiene que el hecho de que la petrolera pudiera caer en default abre las puertas a un más caos político y económico. “La imposibilidad de pagar a los tenedores de bonos podría conducir eventualmente a un proceso de reestructuración de la deuda, pero Pdvsa, que se basa en el crédito para cubrir los costos operativos, probablemente sufriría una pérdida de su producción, pues los prestamistas podrían estar menos decididos a extenderle la línea de crédito a una empresa en bancarrota”.
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