CCD.- El viernes 18 de noviembre, Miraflores será un escenario de suspenso. Ese día no habrá una marcha para pedirle la renuncia a Nicolás Maduro, ni se reunirá el gobierno con la oposición en un cónclave secreto. Sin embargo, para la pareja presidencial, el día será crucial: por fin conocerá el veredicto del caso que Estados Unidos le sigue a sus sobrinos, Efraín Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas, quienes están acusados de conspirar para introducir droga en territorio norteamericano, así lo reseña la nota de Lorena Meléndez en Runrun.es.
La novela que incluyó informantes encubiertos, reuniones en varios países de Latinoamérica, grabaciones ocultas, fotografías de armas, correos electrónicos, testeo de cocaína y la actuación de funcionarios de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por su sigla en inglés), llegará así a un capítulo final después de un año. Como buen culebrón, su desenlace es incierto.
Para tomar la decisión, los 12 miembros del jurados se someterán a un período de deliberaciones que comenzará el jueves 17 de noviembre, un día antes de que se sepa si los sobrinos son culpables o no. Para eso han estado dos semanas en un juicio que ha transcurrido entre las acusaciones que la defensa de los Flores ha lanzado contra los testigos que colaboraron con el organismo estadounidense, y las pruebas que la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York ha mostrado al jurado. De ambos lados se han presentado audios y videos para tumbar los argumentos del contrario.
Etapa culminante
En los casos de conspiración por drogas, el gobierno de EE UU debe probar que hubo un acuerdo entre dos o más personas para violar una ley federal en esta área. Igualmente, debe demostrar que cada acusado tuvo pleno conocimiento del plan y que actuó por su propio consentimiento.
En el juicio de los sobrinos, la Fiscalía ha presentado grabaciones –hechas por los informantes– en las que Campo Flores se reconoce como un traficante de estupefacientes con experiencia, que pretendía ejecutar esta operación para destinar parte de los fondos a la campaña electoral de su tía Cilia, quien para ese entonces iba rumbo a los comicios parlamentarios de diciembre pasado. Con estos argumentos, se cumpliría lo que la ley establece para llevar a los acusados tras las rejas.
Sin embargo, la última jugada de Randall W. Jackson, John T. Zach, Joanna C. Wright, David M. Rody, Michael D. Mann y Elizabeth A. Espinosa, abogados de la reputada y costosa firma Sidley Austin LLP que defiende a los Flores, ha sido maestra. Desde el principio pusieron la mira sobre el gobierno de Estados Unidos, al cual acusan de conspirar e incitar a los sobrinos presidenciales a negociar con cocaína.
Para probar su teoría, los defensores se han dedicado a atacar a los informantes que suministraron las pruebas que incriminan a sus clientes. En el proceso los han señalado por no haber dejado de traficar droga mientras prestaban colaboración a Estados Unidos y por mentirle a la DEA. Tanta insistencia provocó que este martes, a uno de los testigos – José Santos Peña– le fuese invalidado el acuerdo de cooperación que le permitiría salir de la cárcel. La decisión sorpresiva compromete la evidencia que había aportado: justamente los audios que incriminan a Campo Flores.
Los escenarios
Dos expertos dan pistas sobre lo que puede pasar en el capítulo final. Por un lado, la jueza venezolana Mildred Camero, quien presidió la Comisión Nacional Contra el Uso Ilícito de Drogas (Conacuid). Por otro, una abogada estadounidense consultada por Runrun.es. Aquí lo que puede pasar:
No culpable:
La defensa tendría que probar que, efectivamente, los informantes mintieron y que las pruebas entregadas por el gobierno de EE UU no son suficientes para culpar a los Flores. Con la anulación del acuerdo de cooperación de Santos-Peña, según la experta en leyes americanas, la veracidad de las evidencias de la Fiscalía se comprometen y el caso se debilita.
Camero explicó que, desde el asesinato en México del agente de la DEA Enrique Camarena, la agencia se vale de fuentes confidenciales, que han traficado drogas en el pasado, para hacer sus investigaciones. Es probable que estos reincidan en su mal comportamiento.
Culpable:
Para Camero, todos los argumentos de la defensa se cayeron cuando la Fiscalía presentó los videos que muestran a un Campo Flores que se jacta de hacer negocios con el narcotráfico desde los 18 años. “Los fiscales suelen guardar este tipo de evidencias tan contundentes y mostrarlas entre el cuarto o quinto día de juicio (como ocurrió en el caso), para que así no haya ningún argumento con el que puedan ser rechazadas”, comentó. Por esta razón, la jueza está convencida de que los familiares de la primera dama terminarán en prisión.
¿Posibles cooperantes a futuro?
No es descabellado pensar que los sobrinos puedan convertirse, luego de ser condenados y tener buena conducta dentro del penal, en colaboradores del sistema de justicia norteamericano. Si bien no recibirían el mismo trato que los testigos protegidos, afirmó Camero, sí podrían prestar sus conocimientos y testimonios para desenmascarar a otros narcotraficantes venezolanos. Para ello, la información que suministren debe ser muy detallada y precisa. Este sería un vehículo para negociar su sentencia y rebajar su pena.
¿Y si el jurado no se pone de acuerdo?
Las decisiones de los jurados deben ser unánimes para poder ser emitidas. Si esto no ocurre, se declara un “mistrial” o juicio nulo. Entonces, queda en manos de la Fiscalía la decisión de proceder con un nuevo juicio o no, explicó la abogada estadounidense.
Otro elemento que podría dar pie a un “mistrial” sería la muerte de un jurado o de un abogado, la actuación indebida de un jurado, errores graves en el proceso, y cualquier otro hecho que pueda comprometer una decisión imparcial.
Fuente: Runrun.es