CCD | En un año de elecciones decisivas para el futuro de Europa, con citas en Holanda, Francia y Alemania, la inquietud de interferencias rusas para favorecer a partidos de extrema derecha eurófobos crece en el continente. Las autoridades holandesas han decidido volver al recuento manual de los votos en las elecciones legislativas de marzo para evitar el riesgo de ciberataques rusos. Las presuntas actividades rusas de propaganda y hackeo en la campaña presidencial de EE UU han sido objeto de una gran polémica en ese país.
Los comicios legislativos holandeses están convocados para el próximo 15 de marzo, y la medida pretende evitar el pirateo de los programas informáticos listos para contar los sufragios. Ronald Plasterk, ministro de Interior, ha justificado el paso “ante el presunto interés mostrado por países como Rusia en la actual situación política continental”. Pero sobre todo, después de que los servicios secretos de EE UU alegaran que los correos electrónicos del partido Demócrata habían sido pirateados para influir en el resultado de los comicios estadounidenses, que dieron como vencedor al candidato republicano, y ya presidente, Donald Trump.
Cerca de 12,6 millones de holandeses están llamados a las urnas para escoger entre 31 partidos. En estos momentos, los sondeos arrojan un empate entre los liberales de derecha y el líder anti musulmán, Geert Wilders, pero dado que ningún político con representación parlamentaria quiere aliarse con él, para formar una coalición podrían necesitarse hasta cinco grupos. En este contexto, Plasterk ha presentado “la vuelta al viejo papel de toda la vida” en el Congreso. Ante sus señorías, ha mencionado por carta lo vulnerables que son unos ordenadores considerados antiguos, y un software sobre el que lleva discutiéndose desde 2011. “El ciudadano debe fiarse de los resultados, y no podemos excluir que otros Estados intenten influir en la opinión pública holandesa, y beneficiarse con ello”, ha dicho. Frente a las cámaras de televisión ha sido más explícito. Ha mencionado a Rusia, “el cambio operado en la situación geopolítica, y los consiguientes peligros del cibercrimen”. Por supuesto, también ha subrayado que no puede ponerse en duda el resultado de las pasadas elecciones legislativas de 2012, cuando la presunta amenaza rusa no asomaba.
Posibles errores
Confortado por la victoria de Trump, al que califica de “nuevo líder para un mundo nuevo”, el holandés Geert Wilders ha aplaudido en los últimos días el veto impuesto a la entrada de refugiados e inmigrantes de varios países musulmanes. “Por fin un país occidental cuenta con un presidente que afirma que la libertad de sus propios ciudadanos es lo más importante”, dijo el pasado martes en el Congreso. “Si pretendes combatir el terror, lo peor es patear los derechos humanos”, le contestó Bert Koenders, titular de Exteriores.
Hasta la fecha, las papeletas eran contadas a mano en los colegios electorales holandeses para luego ser introducidas en ordenadores cargados con el soporte lógico que el ministro Plasterk prefiere arrumbar ahora. Las cifras por provincias van saliendo durante la noche electoral, pero los datos definitivos suelen aparecer cinco días después. La Junta Electoral central ha apuntado que no está segura de poder publicar con la celeridad habitual los resultados durante la jornada misma. Sus portavoces también admiten que en grandes ciudades, como Ámsterdam, con cientos de colegios electorales “pueden cometerse errores”. Esperan por ello que Interior aclare si podrán utilizarse calculadoras, o bien algún programa autorizado, para comprobar los datos. Y si dispondrán de más personal. Plasterk asegura que todo irá bien porque los resultados preliminares seguirán apareciendo una vez cerradas las urnas.
Fuente: El País