CCD | No se pueden tocar, no se pueden sacar de ningún cajero ni existe ningún gobernador de ningún banco que las controle, sin embargo, las bitcoins ganan cada día más adeptos y se han apreciado tanto que este jueves superaron por primera vez el valor del oro, el activo refugio por excelencia. La cotización de la moneda virtual superó este jueves los 1.280 dólares, frente a los 1.230 que rondó el metal dorado, y la brecha entre ambos no ha hecho sino aumentar a lo largo del viernes. Hasta mediodía, el bitcoin se ha movido en torno a los 1.290 dólares -según datos de Coindesk-, mientras que el oro ha bajado de los 1.230 dólares, de acuerdo con las cifras que recoge Bloomberg.
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Pese a lo llamativo del hito, conviene tener en cuenta que este comportamiento no se debe tanto a una apreciación del dinero virtual como a la depreciación del metal. La incertidumbre política por la indefinición de los planes de Donald Trump y por las elecciones en varios países de la Unión Europea han alimentado la aversión al riesgo de los inversores. A esto se ha sumado el alza del dólar, que ha contribuido a la volatilidad del oro desde finales del año pasado, especialmente desde diciembre, cuando fijó el mínimo en 1.128,38 dólares.
Jorge López, analista de la firma de trading XTB, establece cierta distancia a la hora de evaluar la situación y advierte de que ambas magnitudes no se pueden poner al mismo nivel. «Los bitcoins constituyen un mundo paralelo que está ganando seguidores muy rápidamente, pero que se mueven sobre todo por movimientos especulativos», apunta. «No veremos a grandes inversores ni a grandes gestoras interesadas en ellos, sino a pequeños jugadores que se lo toman como una apuesta».
¿Puede considerarse entonces un activo refugio? López no le concede esa categoría. «Sólo aquéllos que crean a largo plazo en la desaparición total del dinero en efectivo pueden tomarlo como un refugio», pero actualmente es complicado pensar que pueda llegar a desbancar a otros valores «como el franco suizo o el yen. No estamos ante la semilla ni el germen para que se dé una sustitución así», sentencia.
El japonés Satoshi Nakamoto ideó estas monedas virtuales que comenzaron a utilizarse en 2009, poco después del origen de la crisis. La volatilidad ha sido la tónica durante todo este tiempo en el que China ha apuntalado su crecimiento. Los expertos de fuera y dentro del gigante asiático creen que muchos ciudadanos utilizan los bitcoins para sacar dinero del país escapando de la lupa de las autoridades, de ahí que el número de transacciones que se registran desde allí superen el 80% del total.
Este dato no es baladí, porque el precio de los bitcoins viene determinado precisamente por la cantidad de personas que los intercambian.
La falta de regulación es su punto débil. No hay ningún respaldo legal ni ninguna autoridad o banco central que controle este tipo de operaciones; tampoco existen los intermediarios y sólo algunos sitios muy específicos las aceptan como medio de pago, mediante las cuentas llamadas Bitcoin Wallets. Todo es etéreo, como una realidad virtual que podría desvanecerse como lo hicieron otras monedas similares de las que ya casi nadie se acuerda.
Sin embargo, cada vez hay más actores en el mercado interesados en que esto empiece a cambiar. El próximo 11 de marzo expira el plazo para que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (SEC, por sus siglas en inglés) comunique si permite o no la creación del que sería el primer fondo cotizado (ETF) del bitcoin. Esta medida facilitaría las vías de acceso a la inversión y podría impulsar el interés por estas criptomonedas que hoy, al menos, valen oro.
Fuente: El Mundo
