CCD | En medio de las protestas contra Maduro que están sacudiendo Venezuela, que dejaron 22 muertes y centenares de detenidos en las últimas tres semanas, la oposición intenta movilizar a la comunidad internacional contra el actual gobierno socialista.
Borges, ha enviado más de una docena de cartas a importantes bancos globales advirtiendo del riesgo para su reputación y sus resultados si ayudan a Maduro en su intento de apuntalar una economía aquejada por la escasez generalizada de alimentos y otros productos al mismo tiempo que evita una suspensión de pagos a sus acreedores internacionales.
“El gobierno nacional, a través del Banco Central de Venezuela, va a intentar cambiar oro de la reserva nacional por dólares para mantenerse en el poder de forma anticonstitucional”, indicó una misiva enviada el jueves a John Cryan, director general de Deutsche Bank. “Tengo la obligación de advertirle de que al apoyar este canje de oro, usted estaría actuando en favor de un gobierno reconocido como dictatorial por la comunidad internacional”.
Las cartas forman parte de la misma estrategia que una ley aprobada hace poco en el congreso, controlado por la oposición, que anula cualquier emisión de deuda del gobierno que no esté aprobada de forma explícita por los legisladores, explicó Borges en una entrevista el viernes.
La desesperada necesidad de financiamiento de Maduro ha pasado casi desapercibida ante la oleada de protestas que desencadenó una decisión del mes pasado del Tribunal Supremo de Venezuela de despojar al congreso de sus competencias. El fallo, que fue revocado tras una avalancha de críticas internacionales, respondía al rechazo de la Asamblea a una propuesta que permitiría a la petrolera estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) formar emprendimientos conjuntos con socios extranjeros afines como la rusa Rosneft.
Venezuela, situada sobre las reservas petroleras más grandes del mundo, está considerada desde hace tiempo como una emisora fiable de deuda y ha logrado mantenerse como una de las naciones favoritas de Wall Street incluso cuando el expresidente Hugo Chávez emprendió una campaña de nacionalizaciones que afectaron a fábricas y campos petrolíferos de compañías extranjeras como Exxon y Clorox. General Motors se sumó esta semana a otras firmas estadounidenses que abandonaron Venezuela después de que su planta de montaje, sus cuentas bancarias y otros activos fueron intervenidas por una decisión judicial en favor de un exdistribuidor de GM.
Pero ante la caída de los precios del crudo desde que Maduro asumió el cargo en 2013, las reservas de divisas del país se han desplomado a 10.000 millones de dólares, el mínimo en 15 años. En torno a un 75% de eso está en forma de lingotes de oro, debido a la fijación de Chávez por los lingotes frente al dólar “imperialista”. El país tiene deudas que vencen este año por valor de unos 6.000 millones de dólares.
Sin embargo, y al mismo tiempo que busca financiamiento, el gobierno se las arregló para donar 500.000 dólares a los actos de investidura del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a través de la filial estadounidense de Petróleos de Venezuela, Citgo, según revelaron esta semana registros federales sobre las elecciones.
Borges describió esa donación como un “hipócrita” intento de Maduro de ganarse el favor de Trump con la esperanza de que el gobierno republicano sea laxo ante los abusos de derechos humanos. Varios funcionarios del gobierno han sido blanco de sanciones estadounidenses, algunos desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, como es el caso del vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami, al que Washington acusa de supuesto tráfico de drogas.
Fuente: RunRunes