CCD Es una moneda virtual que se utiliza a través de un sistema de pagos electrónico encriptado sin necesidad de intermediarios. Es un dinero fiduciario que carece de respaldo. El valor del dinero fiduciario depende de que otros lo acepten como medio de pago.
Las criptomonedas no están controladas por ningún Estado ni por ningún banco central. Sus transacciones son anónimas.
Las criptomonedas no tienen país de origen ni son emitidas por gobiernos, y tampoco cuentan con un respaldo jurídico único. Son solamente plataformas electrónicas que permiten hacer negocios.
Aunque hay muchas criptomonedas, el ejemplo más exitoso es el bitcoin.
Un enorme entramado de agentes particulares (llamados “mineros”) verifican las operaciones mediante el uso de complejos alogaritmos que garantizan la seguridad de las operaciones, usando para ello miles de computadoras en todo el mundo que funcionan las 24 horas.
A cambio de una comisión, el trabajo de los mineros es confirmar las transacciones y escribirlas en la cadena de bloques (blockchain).
En resumen: todo queda en la web, todo es anónimo, todo queda encriptado, todo está descentralizado, no interviene ningún Estado.
Blockchain.
Las criptomonedas emplean un tecnología llamada “blockchain” (cadena de bloques en español) generada por alogaritmos criptográficos. Se trata de una especie de “libro contable digital descentralizado” en donde todas las transacciones son verificadas por una extensa red de computadoras sin necesidad de instituciones que compensen o liquiden los pagos entre las partes (clearing).
Aspectos negativos.
El principal atractivo para quienes usan las criptomonedas es el anonimato. Los usuarios se mantienen lejos de la órbita de los Estados y pueden realizar transacciones en total privacidad sin que se revele ninguna información ni queden rastros.
Ese mismo atributo es precisamente su mayor inconveniente. Por ser anónimas y por no estar controladas por ningún Estado, se prestan a la realización de todo tipo de transacciones ilícitas. Sus detractores las acusan de ser una plataforma que puede ser usada para negocios turbios, incluyendo corrupción, lavado de dinero e incluso narcotráfico. Por ejemplo, el pago de un soborno a un funcionario público a través de una criptomoneda no dejaría huellas.
Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001, afirmó: “La verdadera razón por la cual la gente quiere una moneda alternativa es para participar en actividades viles: lavado de dinero, evasión fiscal”.
El “petro”
Es una criptomoneda propuesta por el presidente Maduro. No reúne, sin embargo, ninguna de las características que podrían hacer exitoso este tipo de dinero. Veamos:
Las criptomonedas no tienen país de origen y están al margen de la intervención de algún Estado. Sin embargo, quienes promueven el petro son un presidente y un Estado.
El criptodinero es un dinero fiduciario cuyo valor depende de que otros lo acepten como medio de pago. Si no es aceptado no tendría ningún valor.
Difícilmente el petro sería aceptado. No solo porque es propuesto por un régimen que controla un Estado hundido en la más profunda crisis, sino porque nace con el objetivo de evadir las sanciones que le han impuesto a ese régimen y su progresivo aislamiento internacional.
En lugar de un “blockchain” descentralizado que resulte de la acción de miles de computadoras accionadas por “mineros” particulares, lo que hasta ahora ha anunciado Maduro es que habrá un observatorio que contará inicialmente con un equipo de 50 especialistas en tecnología, finanzas y leyes y que además estará adscrito a un ministerio.
Para colmo, en momentos en que están saliendo a relucir las inmensas corruptelas que se han cometido en Pdvsa y otros organismos del Estado, lo primero que viene a la mente es que esta nueva criptomoneda caería como anillo al dedo para realizar negocios oscuros sin dejar rastros.
Por otra parte, el presidente Maduro ha ofrecido que el petro estará garantizado con las reservas de petróleo. Olvida que esas reservas son de la República y que la Constitución no permite darlas en garantía. El fulano petro no luce como una criptomoneda, sino más bien como una criptolocura.