CCD El exministro de Planificación del gobierno de Hugo Chávez (período 2002-03), Felipe Pérez Martí observa con reservas la propuesta oficial de emplear la recién creada criptomoneda venezolana, el Petro, como una manera de acceder a nuevas formas de financiamiento internacional y contrarrestar las sanciones de Estados Unidos.
Sostiene el economista y profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), que “el Petro”, cuya cotización será equivalente a la del barril de petróleo, “no va a funcionar. Nació muerto”.
Y “no va a funcionar”, dice, “porque cualquier moneda, incluso la normal, la básica, tiene la mayor cantidad de su valor en la confianza y la contraparte es el crédito, entre un 80 o 90%. Lo mismo que el dinero primario, el bolívar, se basa en el crédito y en la confianza. Si la gente no tiene confianza en el futuro de un país no le dan crédito al valor de la moneda”.
En su opinión los agentes financieros nacionales e internacionales “no tienen confianza en el Petro”, tras innumerables desaciertos en materia cambiaria, fiscal y monetaria del gobierno. “¿Puedo conservar mi riqueza con Petros? es la pregunta fundamental. La respuesta es no, porque no va a ser una divisa, como algunos dicen. El gobierno no tiene dólares y la base de reserva es el petróleo”.
El presidente Nicolás Maduro anunció este viernes en Consejo de Ministros, la emisión de 100 millones de Petros con un valor igual al barril de petróleo de la cesta venezolana y estará respaldada por las reservas del Bloque Ayacucho 1, área Ayacucho de la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO).
En ese sentido, Pérez Martí, refiere que “la base de reserva tiene que ser líquida, negociable ipso facto, no en el subsuelo” como el petróleo de la Faja.
“Este gobierno no tiene capacidad para resolver los problemas económicos: hiperinflación, solvencia fiscal y confianza”, advierte. “Esto no lo hará” esta administración, como tampoco podrá renegociar o refinanciar su deuda externa.
“No es posible” insiste el consultor económico, “que se logre la renegociación de la deuda. Eso no va a ocurrir por la ausencia de confianza en la actual gestión”. A fines de noviembre el Gobierno se reunió con acreedores sin ofrecerles un plan para la renegociación de la deuda soberana y de la compañía petrolera estatal Pdvsa.
“El gobierno no tiene dólares para entregar al sector privado, ni para entregar al sector público; lo poco que tiene es para importar los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap)”, comenta.
En el caso hipotético de que se logre una renegociación de los compromisos externos, apunta, “el gobierno no lo va destinar para reimpulsar a la economía”; el margen de maniobra que le daría un refinanciamiento de los términos de pago, “lo direccionará a los Clap para mantener el control sobre las bases populares”.
Ganadores y perdedores
La hiperinflación, según el también miembro fundador del Movimiento Libertadores, se mantendrá en el país junto a la escasez. Atribuye a que parte de esa distorsión económica se debe a que el déficit fiscal está en alrededor del 8% del Producto Interno Bruto (PIB).
“El gobierno”, explica, “emite un dinero para financiar la brecha fiscal, que consiste en la diferencia entre los gastos que son muy altos y los ingresos que resultan muy bajos”.
Entretanto, añade el analista, “el ingreso no tiene posibilidades de financiarse afuera y tampoco adentro, entonces emite dinero y se lo da a la gente a cambio de bienes. Con estos aumentos de sueldos el Gobierno está comprando fuerza de trabajo (mano de obra) a cambio de ese bien real”, en otras palabras, “le está dando papeles que no valen nada. Entonces se pelean entre los que tienen esos papeles por un bien real, y el resultado económico es que sube el precio nominal de ese bien real. Ahí está la causa de la inflación, del déficit fiscal y la monetización del déficit”.
Pérez Martí rechaza la versión oficial de que la culpa de la inflación es de los empresarios al elevar los precios. “Eso no es cierto, son mecanismos normales del mercado, los productores tratan de conservar el valor real de su riqueza y de su producción”. Mientras tanto, “la gente trata de comprar hoy porque si no lo hace, los precios van a estar más altos mañana. En esa guerra están productores y consumidores y el que gana es el que tiene mayor capacidad de indexación”.
Indica que un síntoma de la hiperinflación, se detecta con los constantes aumentos de salarios básicos que decreta el gobierno. “Paradójicamente en otros países con hiperinflación, estos ajustes son más frecuentes y en mayor proporción que en el país, porque los trabajadores se quejan más de lo que se quejan aquí. Nuestros trabajadores no están protegidos por un liderazgo político que los represente, están aislados y en un estado de shock descomunal”.