Venta de antigüedades en la Florida ayudó a lavar $100 millones de oro ilegal

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Los propietarios de Golden Opportunities, Jed y Natalie Ladin. (Foto Cortesía)

CCD Los narcotraficantes de Chicago que trabajaban con el tristemente célebre capo mexicano “El Chapo” Guzmán tenían un gran problema: ¿Qué hacer con los millones de dólares en efectivo que ganaban con la venta de cocaína?

Compraron oro, decenas de millones de dólares en oro en casas de empeño, como anillos, collares y relojes.

Entonces tenían que encontrar un lugar para vender esos objetos.

A más de mil millas de distancia, en un almacén industrial en el sur de la Florida, encontraron al aliado perfecto: una poco conocida compañía dedicada el comercio de oro llamada Golden Opportunities. La cuadrilla de El Chapo envió el oro en decenas de paquetes por FedEx a la firma en Hallandale Beach, según registros del tribunal federal.

Los propietarios de Golden Opportunities, Jed y Natalie Ladin, quizás no sabían que estaban trabajando con El Chapo, pero entre el 2011 y el 2014, su brutal Cartel de Sinaloa lavó casi $100 millones en efectivo de la venta de cocaína a través de Golden Opportunities, muestran registros del tribunal.

Los Ladin hicieron más que hacerse los de la vista gorda: después de vender el oro a grandes refinerías que lo derretían para convertirlo en monedas, lingotes y productos electrónicos, Golden Opportunities enviaba transferencias de dinero a compañías pantalla del Cartel de Sinaloa en México. Eso convirtió a Jed, de 69 años y exvendedor de antigüedades, y a su esposa Natalie, de 65 años, en parte de una operación internacional de lavado de dinero que convertía en dinero limpio parte de las ganancias de la cocaína de El Chapo.

La operación de lavado de dinero salió a la luz en el 2014 con el enjuiciamiento de 30 miembros y aliados del Cartel de Sinaloa en Chicago. Los líderes del grupo ya se declararon culpables, junto con aproximadamente la mitad de los acusados. Otros supuestos participantes están fugitivos. “El Chapo” Guzmán está en prisión en Estados Unidos aguardando juicio por otros delitos.

El caso de los Ladin muestra cómo grupos internacionales del crimen organizado manipulaban el sector estadounidense del oro para lavar dinero y mantener activos sus negocios. Incluso participantes de menor importancia como los Ladin pueden terminar jugando papeles secundarios en grandes operaciones ilegales. Aunque la pareja nunca fue acusada en el caso de Chicago, Golden Opportunities cerró en el 2014 después de que los Ladin se declararon culpables en un caso separado de lavado de dinero con oro.

La industria del oro —donde los negocios se hacen con rapidez e informalmente— es un mercado poco estructurado que el dinero sucio puede infiltrar fácilmente debido a la “avaricia de siempre”, dijo John Tobon, subagente especial de Investigaciones de Seguridad Nacional en el sur de la Florida.

“Un estrechón de manos muchas veces es suficiente, esa es la forma en que el [comercio de] oro funciona en todo el mundo”, dijo Tobon.

La operación de lavado de dinero de la cocaína en Chicago se basaba en una estrategia probada: A finales de los años 1980, en un caso llamado “Operation Polar Cap”, investigadores descubrieron que grupos delictivos colombianos estaban canalizando $1,000 millones en dinero sucio a través de joyerías en Nueva York, Los Ángeles, Houston y Miami.

Ahora, toda la industria del oro está bajo sospecha: Después de ganar un caso de lavado de dinero por valor de $3,600 millones contra tres corredores de oro del sur de la Florida, fiscales federales de Miami investigan a narcotraficantes latinoamericanos que han infiltrado el mercado de oro de Estados Unidos. Sus esfuerzos —diferentes del caso del Cartel de Sinaloa en Chicago— pudieran atrapar a más participantes de menor escala en el mercado del oro como los Ladin, quienes lavan dinero como una actividad secundaria para los narcotraficantes.

Del campo al oro
El camino que tomó Jed Ladin lo llevó de crecer en el campo en Dakota del Norte a ser un anticuario en la Florida, donde se vio involucrado en el tráfico de oro. En su juventud se dedicó un tiempo al negocio de la familia como comprador de ganado de Manitoba, para entonces dedicarse a los bienes raíces, y construyó más de mil apartamentos en Canadá.

“Trabajaba 80 horas a la semana sin protestar”, dijo Abe Anhag, socio de negocios y amigo de la familia, en documentos del tribunal.

Con información del Nuevo Herald

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