El Sinaí, un polvorín donde el terrorismo compite con el tráfico de órganos

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fOto Referencial

CCD El Sinaí, donde el Ejército egipcio inició hoy un despliegue antiterrorista, es un polvorín donde al terrorismo y el tráfico de drogas, armas y personas que enriquece a los mercaderes de las tribus beduinas se ha sumado la extorsión a los inmigrantes, que si no pagan pueden perder sus órganos vitales.

El coronel Emilio Sánchez de Rojas alerta en el último volumen de Panorama Geopolítico de los Conflictos 2017 que el «Sinai se ha convertido en el escenario alternativo tras los fracasos del Estado Islámico en Siria e Irak y la falta de resolución en Libia».

En su contribución al nuevo repaso al panorama de los conflictos en el mundo que presentó esta semana el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), Sánchez de Rojas titula el documento «Sinaí: «¿una bomba de relojería a punto de estallar?».

En la presentación alertó que el Ejército egipcio está preparado para afrontar un conflicto que puede prolongarse años, aunque hoy el coronel puntualizó a Efe que «por el coste no pueden ser lustros».

Sánchez de Rojas añadió que además el cerco a los yihadistas con operativos militares «no atacan el problema de raíz».

Y entre ellos citó el «abandono del estado y las limitaciones a la presencia militar de los acuerdos de Camp David».

También las «infames comunicaciones» en un terreno difícil e inhóspito.

El Ejército egipcio, bajo el presidente general Abdelfatah al Sisi, mantiene una guerra en el norte del Sinaí contra la filial del grupo terrorista Estado Islámico desde finales de 2014, aunque también ha impuesto un total bloqueo informativo.

Para el autor del informe «la expansión geográfica de la insurgencia islamista, junto con el aumento de la actividad tras la declaración del estado de emergencia, implica que la estrategia del Gobierno de limitar las libertades políticas y aumentar la represión no ha sido efectiva».

Y recuerda que la «dinámica de acción-reacción-acción ha estado presente en el Sinaí desde 2004».

En su opinión, «la caída de Mubarak en 2011 y la deposición de Mursi en 2013 representan puntos de inflexión en el crecimiento de la violencia» y escribe que «el punto álgido se alcanza en 2015 tras la integración del ISIS (Estado Islámico) como Wilayat Sinaí».

Las derrotas en Siria e Irak, anticipan, según el coronel español la necesidad de identificar «lugares alternativos como Libia, Yemen y la Península del Sinaí».

Puntualiza, que «hay un resurgimiento en el movimiento tribal contra las milicias islámicas en el Sinaí», aunque las alianzas son cambiantes, según los expertos como Sánchez de Rojas, que aborda en su revisión las influencias externas, principalmente de Catar y Turquía.

En el escenario de la criminalidad común, a los tradicionales tráficos de armas, drogas y de la prostitución se suma el más pujante de seres humanos y la extorsión a los subsaharianos, obligados a pagar rescate negociado con sus familiares, y que si no es abonado pueden sufrir amputaciones y extracciones de sus órganos.

Cita al director de la Fundación Nueva Generación, Hamdy Al Azazy, quien denuncia la vileza y crueldad de este tráfico de órganos que implica su muerte segura.

Según el relato a la CNN de Al Azazy «clínicas móviles de un hospital privado en El Cairo vienen a un área en el Sinaí Central y realizan exámenes físicos para elegir a los adecuados, luego realizan la operación». EFE

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