CCD La policía italiana detuvo este viernes a Giuseppe Pelle, un importante jefe de la mafia calabresa, la ‘Ndrangheta, durante una vasta operación en una localidad aislada en las montañas del sur de la península.
Pelle, de 58 años, hijo de un patriarca histórico de la temida organización criminal, se escondía en una zona inaccesible de Calabria, precisó en una nota la policía.
Prófugo desde 2016 tras haber sido condenado por asociación mafiosa y extorsión, fue sorprendido al amanecer por 50 policías armados mientras dormía vestido en un sofá, listo para escapar.
«Me rindo, no estoy armado», dijo Pelle, acusado de ser el líder del clan Vottari-Pelle, rival desde hace décadas del clan Strangio-Nirta en el jugoso negocio del tráfico de drogas.
«Se trata de un personaje clave de la organización criminal, ya que es el responsable de los lazos entre los de arriba con los de abajo», explicó el procurador adjunto de la Dirección Antimafia, Giuseppe Lombardo.
El clan Vottari-Pelle es conocido fuera de Italia por haber sido víctima en agosto del 2007 de una masacre ordenada por venganza en Duisburg (Alemania).
Seis miembros de ese clan, todos hombres de entre 18 a 39 años de edad, fueron abatidos frente a una pizzería en Duisburg.
Se trataba de la primera matanza de esa magnitud fuera de Italia, ordenada por el clan Strangio-Nirta por el homicidio la víspera de Navidad de 2006 de María Strangio, esposa de Giovanni Luca Nirta, uno de los jefes del clan.
La ‘Ndrangheta se ha expandido en las últimas décadas del sur de la península a las grandes ciudades del norte, como Roma y Milán, así como a diversos países europeos, entre ellos Alemania, Francia, Bélgica y España, según la organización antimafia Libera.
Además del tráfico de drogas a gran escala, la mafia italiana es dueña de supermercados, restaurantes, empresas de construcción, maneja el sector agroalimentario, del deporte, el tráfico de migrantes y hasta la gestión de basuras, siendo hoy en día una poderosa organización económica.
Después del período violento marcado por asesinatos sangrientos en los años ochenta y noventa, ahora mata mucho menos y opta por la discreción, emplea métodos y amenazas más sutiles de presión, como la corrupción, arma que se ha revelado más eficaz, según el informe del ministerio de Justicia presentado en noviembre pasado a la conferencia Estados Generales de la lucha contra la mafia.
