Transparencia Internacional: La corrupción en Venezuela ha generado un mecanismo de crisis humanitaria

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CCD | »Si le llamamos gran corrupción a Odebrecht, ¿qué nombre le ponemos a Venezuela?, porque la corrupción en Venezuela ha generado en realidad un mecanismo de crisis humanitaria. Ese es el resultado de la corrupción en Venezuela». Palabras de la nueva presidenta de la ong Transparencia Internacional, Delia Ferreira (Córdoba, 1956), organismo con sede en Berlín que advierte sobre problemas de corrupción a nivel mundial. Un tema que ha llevado a la abogada argentina por distintos países: el sábado llegó desde Lima donde participó en la Cumbre de las Américas a Santiago de Chile  donde participará en un foro junto al fiscal nacional Jorge Abott y el director de Chile Transparente, Alberto Precht. En entrevista con «El Mercurio» en un hotel del barrio Lastarria, la ex consultora de organismos como la OEA y el PNUD comentó los coletazos del caso Odebrecht.

A continuación, extractos de la entrevista:

-¿Qué le pareció el acuerdo no vinculante contra la corrupción firmado en la Cumbre de las Américas?

«Nos imaginábamos lo que iba a ser. La declaración, desde el punto de vista de los buenos deseos, está perfecta. Incluye las cosas por las que venimos peleando desde TI. El tema, como decía en la Cumbre y en la OCDE unos días antes, es que los políticos y los empresarios o los CEO, post-escándalo, dicen que tienen un compromiso anticorrupción, la declaración también lo dice, y mi impresión es que tienen claro la corrupción, pero no lo que significa un compromiso.

Los buenos discursos, las buenas palabras, si quedan ahí no alcanzan para nada. Y estas cosas que puedes leer en los 57 puntos de la declaración de la Cumbre nadie puede decir que está equivocado. El tema es que después no se llevan a la práctica y hemos llegado a un momento en que lo que hay que hacer es implementar las cosas. Porque tenemos las convenciones, las leyes, las oficinas anticorrupción, las auditorias y demás, pero muchas veces no tienen la fuerza ni los recursos y entonces el resultado es que nos quedamos en el discurso vacío, y el discurso vacío ya no alcanza».

-¿Es necesario un trabajo conjunto regional, considerando que el caso de Odebrecht alcanzó a un tercio de la región?

«Sí, en materia de prevención de la corrupción hay unanimidad en cuanto a lo que se debe hacer. El tema que queda pendiente, y que Odebrecht demostró, es que hay que agilizar los mecanismos de cooperación en la investigación de los casos de corrupción, tanto a nivel nacional en las distintas agencias del Estado, como a nivel regional. Nosotros seguimos operando la circulación de información entre los poderes judiciales con procedimiento que son del siglo XIX, en un contexto en que el dinero cambia con un clic.

Y otra cosa que se podría hacer para facilitar la investigación en casos como el Odebrecht, que es transnacional, es armonizar las legislaciones en materia de persecución penal, en el sentido de tener ciertos modelos o prácticas que eviten después que los funcionarios o los imputados digan: ‘Ah no, yo no colaboro con tal país porque la regla de colaboración que tiene ese país no es tan favorables como al que tiene este’. Y eso es lo que ha pasado en el caso Odebrecht, donde hay legislaciones de delación premiada o de acuerdos que no son iguales; las deciden distintas autoridades, en distintas etapas del proceso, y eso ha complicado la circulación de información».

-¿Habría que dar una respuesta transnacional a esta corrupción transnacional?

«Obviamente. No podemos enfrentar un fenómeno transnacional con soluciones exclusivamente nacionales. Acá la gran corrupción del caso Odebrecht ha demostrado que había un problema interno muy grave en Brasil, pero Odebrecht financió a más de dos mil políticos en 12 países. Eso ha sido transnacional. Y para investigarlo necesitas los mecanismos de coordinación y armonización que hagan eficiente la lucha contra la corrupción, porque si no, no avanzamos».

-¿Por qué cree que Chile quedó al margen del caso Odebrecht?

«Chile siempre ha tenido una buena posición en nuestro índice de percepción de la corrupción. Probablemente las instituciones chilenas sean más sólidas en materia de contrataciones públicas, o la cultura administrativa y el sistema de integridad sean más fuertes y se haya evitado el ingreso de este tipo de fondos, no lo sabemos. Habrá que investigar si hubo algún caso, creo que en la delación premiada hay alguna afirmación, pero eso lo tiene que investigar la justicia nacional. En general, hay una diferencia abismal con otros países de la región como Venezuela, Perú o Argentina, que realmente han sido muy afectados por el fenómeno de corrupción de Odebrecht y afines».

 

-A nivel regional, ¿cree que el electorado castigará a los corruptos?

«En general, no solo en nuestra región, cuando los electorados dejan de votar a políticos corruptos, y dejan de aplicar el lema ‘roban pero hacen’, la oferta política mejora. Pero esa demanda de transparencia y de honestidad tiene que ser muy sólida, porque en muchos países lo que vemos es que porque la economía anda bien o porque los planes sociales son buenos y grandes, esas situaciones ponen en segundo plano probables acciones de corrupción por parte de la dirigencia política, y eso es lo que hay que tratar de mejorar, generar una demanda de transparencia para que los candidatos que nos ofrezcan sean mejores».

-¿Cómo ve las investigaciones contra la corrupción en Argentina?

«En Argentina lo que hemos tenido durante 12 años son altísimos niveles de corrupción y una justicia que miraba para otro lado o que iniciaba las causas pero podían durar 20 años. Eso mostraba la impunidad con que se movían en los esquemas corruptos. Hemos visto cosas groseras como nueve millones de dólares en bolsos guardados en un convento. El esquema era un esquema de gran corrupción en la época de los Kirchner (2003-2015) y lo que ha sucedido con el cambio de gobierno es que la justicia, los mismos jueces, se ha puesto en actividad. Los jueces han avanzado un poco en sus procesos pero todavía no tenemos resoluciones. Creo que esa es una deuda de la justicia argentina, de las instituciones argentinas y la independencia del Poder Judicial».

-¿Qué opina de la situación de corrupción en Venezuela?

«Si le llamamos gran corrupción a Odebrecht, ¿qué nombre le ponemos a Venezuela?, porque la corrupción en Venezuela ha generado un mecanismo de crisis humanitaria. Ese es el resultado de la corrupción en Venezuela, y el robo inconmensurable de todos los recursos públicos, porque un país rico en petróleo es inconcebible que esté en la situación que está, y eso es producto del robo.

Se sabe que en Venezuela no hay instituciones independientes para investigar esto, ni para monitorear ni para auditar nada. Lo que tenemos es un gobierno autoritario supuestamente surgido de elecciones, que no han sido limpias. Eso demuestra también el cuidado que hay que tener en las elecciones. La democracia no se hace porque vaya un día y ponga un voto. Para que haya democracia las elecciones tienen que ser limpias, controladas, equitativas, y ese es el primer paso. Después hay que vivir en democracia y respetar el estado de derecho.

Venezuela hasta el momento no tiene esas garantías, no hay ninguna investigación seria sobre estos casos y lo que hay es tanto un ministerio público como una corte suprema en el exilio que está tratando de hacer algo, pero todos somos conscientes de que eso no tiene ningún valor legal».

»Si le llamamos gran corrupción a Odebrecht, ¿qué nombre le ponemos a Venezuela?, porque la corrupción en Venezuela ha generado en realidad un mecanismo de crisis humanitaria. Ese es el resultado de la corrupción en Venezuela»

Fuente: El Mercurio

 

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