CCD Para la periodista mexicana Alma Guillermoprieto, galardonada ayer con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, los reporteros que trabajan en las provincias de su país deben afrontar un dilema: hacer un arreglo con los narcotraficantes o que los maten.
«Están entre la espada y la pared: o sobreviven más o menos haciendo un arreglo de sobrevivencia con el narcotráfico o los matan», dijo Guillermoprieto en una entrevista con Efe que será publicada íntegramente mañana.
Sin embargo, explicó que para muchos de ellos el problema no termina ahí, puesto que algunos «hacen un arreglo con un sector del narcotráfico», pero luego «viene otro grupo y los mata».
La última ganadora del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades es una experta en ese tipo de contextos violentos, ya que a través de sus crónicas y reportajes ha dado a conocer muchos de los conflictos de Latinoamérica.
Entre sus crónicas más recordadas están la matanza de unos mil campesinos en 1981 en El Mozote (El Salvador), el terrorismo de Estado en Argentina y el narcotráfico en Colombia y México.
Nacida en Ciudad de México en 1949, Alma Guillermoprieto se crió en Nueva York, ciudad a la que se trasladó con su madre y donde se dedicó a la danza.
En su opinión, las causas de la mala situación que viven los periodistas en las provincias «tiene su raíces en el pasado».
«En el pasado en México en el periodismo, en los periódicos de provincias sobre todo, no han valorado a sus reporteros», señala Guillermoprieto.
Según la periodista, estos medios veían a sus reporteros como «empleados que venden anuncios y de paso entregan unas notas».
«Los periodistas en las provincias de México tienen que entregar 5 o 6 reportajes al día, ganan miserias y muchas veces sufren las amenazas del narcotráfico o de los políticos corruptos», subraya Guillermoprieto.
Por eso asegura que esos comunicadores «están en una situación imposible y los medios no los valoran, no los defienden, no los respaldan».
«Son demasiados los periodistas asesinados desde que empezó esta escalada de violencia en 2001. Tenemos más de 100 asesinados, además algunos de las formas mas brutales, espantosas, con una impunidad absoluta», asegura.