CCD La corte del distrito sur de Nueva York sentenció ayer a seis años y cuatro meses de prisión al mexicano Carlos Djemal Nehmad, socio del banco InvestaBank y dueño de la casa de cambio Tíber, por orquestar un fraude contra el gobierno de México por 20 millones de dólares.
«La sentencia de hoy es el costo del intento de Djemal de utilizar el sistema financiero de Estados Unidos para cometer fraude», explicó el fiscal federal Geoffrey Berman.
En un comunicado, la fiscalía de la corte con sede en Manhattan aseguró que Djemal creó la apariencia de una actividad comercial legítima mediante la transferencia de más de 100 millones de dólares a través de docenas de empresas fachada en Estados Unidos y México.
El juez Alvin Hellerstein ordenó que Djemal entregara como multa dinero en efectivo, obras de arte y su participación accionaria en Investabank, por un valor total de 21 millones de dólares. Además de su sentencia en prisión, el juez impuso a Djemal tres años de libertad supervisada.
De acuerdo con los documentos de la corte, aproximadamente desde junio de 2011 hasta mayo de 2016, Djemal orquestó un plan para defraudar al gobierno mexicano ingresos fiscales relacionados con el Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Djemal, de 56 años de edad, creó una serie de empresas fantasma para fingir negocios de importación y exportación de teléfonos celulares, luego de lo cual solicitaba de manera indebida devoluciones de IVA al gobierno de México.
Asimismo, mediante facturas fraudulentas creó documentos de exportación que inflaron falsamente el valor de los teléfonos que exportaba, lo que le permitió solicitar de manera fraudulenta reembolsos de IVA a la autoridad fiscal mexicana, según la acusación.
A fin de crear la apariencia de ventas legítimas de teléfonos celulares, cada transacción de estos aparatos estuvo generalmente acompañada por una transferencia de fondos hacia y desde cuentas mantenidas a nombre de empresas fachada.
Durante los cinco años en que se llevó a cabo este esquema de fraude, Djemal y sus conspiradores transfirieron más de 100 millones de dólares a través de docenas de cuentas mantenidas por empresas fachada, incluso en el distrito Sur de Nueva York.