Los capitales rusos de dudosa procedencia, están siendo poco aceptados por los entes financieros españoles. Los inversores rusos que no han aclarado el origen de su fortuna, van teniendo menos cabida en el panorama español, y ya es común que las autoridades que luchan contra el blanqueo de capitales en España, abran investigaciones por algunos de esos casos.
Gran parte de la inversión del dinero ruso se realiza en el sector inmobiliario, y se conoce que los lugares más codiciados son Costa del Sol, Costa Brava, las islas Baleares y Orihuela y Torrevieja en la provincia de Alicante.
“Los inversores rusos invierten su dinero donde hay sol. Por eso están en Italia, en Francia y en España”, señala una periodista de investigación rusa que ha realizado diversos trabajos sobre crimen organizado ruso en territorio español.
En España, permanece en vigencia el visado de oro o la golden visa, que permite a los extranjeros obtener la ciudadanía si invierten un mínimo de medio millón de euros en un inmueble. Según fuentes, son los ciudadanos chinos, mucho más que los rusos, los que optan por este programa.
A pesar de la lucha contra el blanqueo de capitales en España, el inversionista ruso sigue percibiéndola como una excelente opción por ser una de las economías más grandes dentro de la Unión Europea.
Cuando los capitales rusos provienen de organizaciones criminales, la maquinaria policial y de la Fiscalía se centran en ello. Incluso, hay fiscales anticorrupción españoles amenazados por estas bandas que se ven obligados a llevar escolta policial desde hace tiempo.
En 2010 se aprobó en España la ley de Prevención del Blanqueo de Capitales y de la Financiación del Terrorismo ante “el riesgo de penetración de importantes sectores del sistema financiero por parte de las organizaciones criminales, al que no proporcionaban adecuada respuesta los instrumentos existentes”. El responsable de investigaciones sobre estos delitos en la Jefatura de Catalunya, señala que antes de esa norma “los bancos tenían sistemas de vigilancia mucho menos rígidos y se hacían abultados pagos en efectivo que ahora no se pueden hacer”.
La ley del 2010, obliga a la identificación del titular real de la inversión que en muchos casos es una sociedad. “Cuando hay indicios del origen ilícito del dinero, se investiga su procedencia. Cuando se trata de capital procedente de actividades criminales, suele ocurrir que el dinero discurre por diversos países y su rastro suele acabar en un paraíso fiscal que no colabora”, indica un investigador policial.
Como es bastante sabido, grandes cantidades de dinero negro ruso pasan cada año por Chipre, que suele aparecer referenciada en muchas investigaciones policiales y judiciales sobre estas cuestiones en juzgados de toda Europa.
“Una explicación práctica acerca de por qué los rusos compran villas en España es porque no es necesario dar pruebas de que el dinero es de origen lícito”, comenta la periodista de origen ruso. El Estado de derecho se convierte así en aliado involuntario de estas organizaciones criminales.
El caso de Lukoil, la petrolera más grande de Rusia
Lukoil había intentado entrar en el mercado español desde 2002 con la solicitud de compra de decenas de gasolineras en España, pero no procedió. En 2008, hizo un nuevo intento mostrando interés por adquirir un importante porcentaje de la multinacional española Repsol. Los servicios de inteligencia pertinentes informaron sobre las posibles consecuencias negativas de aquella eventual inversión y finalmente tampoco se dio.
En 2012, con la llegada de la crisis, logró firmar un acuerdo con la compañía Meroil para crear una potente plataforma en el llamado Muelle de la Energía del puerto de Barcelona. Hoy continúa esa alianza, y se conoce que es una sociedad del 50%.
El caso de Lukoil es uno de los que mejor ejemplifica el interés que para la seguridad del Estado en España tienen las grandes inversiones rusas, especialmente si se sospecha que proceden de actividades ilegales, y por ello trata de prevenirlo.