Después de estar diez años encarcelada arbitrariamente por el régimen chavista, la jueza María Afiuni logró salir en libertad, quien declaró haber sido cruelmente torturada: desde ser rociada con gasolina hasta el uso de cuchillos en su contra, además de abusos sexuales.
El fallecido Hugo Chávez fue quien ordenó su encarcelamiento por el caso de Eligio Cedeño (2009), empresario y banquero venezolano que huyó del país tras ser puesto en libertad condicional por la jueza, tal como lo indicaba la ley.
La narración de Afiuni complementa el informe de Bachelet: «en la Venezuela revolucionaria, que se dice feminista, también se multiplican los casos de violencia sexual, denunciados por las organizaciones civiles, pero que han quedado en un segundo plano entre la selva del horror».
La oficina del Alto Comisionado de la ONU, denuncia al SEBIN, a la Dgcim y a la GNB de cometer delitos de violencia sexual contra mujeres y niñas durante su detención: desnudez forzada, amenazas de violación y agresiones físicas, además de insultos sexistas.
De acuerdo al informe de Bachelet, «los guardias, así como otros reclusos, ejercen presión sobre las mujeres para que intercambien sexo por privilegios y/o protección. Varias mujeres también dijeron no tener acceso a asistencia médica especializada y, a diferencia de los hombres, no siempre se les permitía salir al patio o al gimnasio. A las mujeres detenidas por motivos políticos a menudo les denegaron las visitas».
Condiciones de la cárcel para mujeres
En una entrevista de la ONU a varias mujeres que estuvieron detenidas en el Helicoide, señalaron que «sólo hay una celda asignada a mujeres», la cual estaría superpoblada y vigilada por hombres.
«A mí me llevaron al Hospital Militar y me desnudaron frente a los 30 soldados que me trasladaron ese día. Me hicieron las mamografías con soldados armados, sometidos a radiación conmigo con sus armas largas», afirmó la jueza Afiuni.
En el informe de Bachelet también se denuncian «casos de mujeres que se vieron forzadas a intercambiar comida por sexo».
Según otras denuncias, los hombres también son víctimas de estas violaciones, las cuales suelen ser realizadas con palos u otros objetos, además de recibir descargas eléctricas en los órganos sexuales. Un ejemplo de ello es el ex capitán de la GNB, Juan Carlos Caguaripano, disidente del régimen, a quien le desprendieron los testículos a fuerza de golpes y descargas.
En la corte internacional ya se conocen casi 200 casos nuevos de torturas sexuales a ambos sexos: «en 10 de los casos fueron violaciones, mientras que el resto sufrieron desde amenazas de violación a diferentes actos lascivos. Entre las víctimas hay menores hasta personas de la tercera edad», indicó una fuente.