La diplomacia de Nicolás Maduro se ha asegurado este jueves un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, justo en el momento en el que el régimen chavista recibe más acusaciones y críticas por violaciones sistemáticas a las garantías fundamentales de los ciudadanos. Así lo reseña el diario El País.
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El apoyo de China, Rusia, Cuba y miembros del Movimiento de Países No Alineados dio la victoria a Maduro para que sus representantes repitan en este puesto durante los próximos dos años. La candidatura recibió 105 votos en total.
Esta victoria para Maduro llega después de que la Alta Comisionada de Derechos Humanos, Michelle Bachelet, presentara un duro informe de su visita al país el pasado junio, en el que señala al Estado venezolano por ejecuciones extrajudiciales a manos de las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Bolivariana, asesinatos durante las protestas contra el Gobierno, persecuciones a la oposición, dificultades para acceder a los alimentos y a los servicios de salud y el agravamiento de la crisis económica generada por la corrupción que, destacó, es previa a las sanciones impuestas por Estados Unidos, pero que podría empeorar por las mismas.
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Analistas internacionales señalan que la presencia de Venezuela no evitará la vigilancia que pueda hacer el consejo a la situación en el país. De hecho, en 2018, cuando Maduro contaba con una silla en este organismo, se aprobó la primera resolución sobre el país caribeño, en la que se solicitó la realización de los informes escritos y orales que Bachelet concretó este año.
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El visto bueno a la postulación de Venezuela al consejo ya había generado rechazo y la elección ha desatado una avalancha de críticas al organismo entre defensores de derechos humanos y dirigentes opositores, afines a Juan Guaidó.
«Primera vez que hay una investigación para la calificación de hechos de delitos de lesa humanidad en un país de América Latina y le dan la silla a ese país, justo la que tuvo Cuba. Es la sustitución de una dictadura por otra», defendió Guaidó.
Por su parte, la embajadora de EEUU ante la ONU opinó que la decisión es una «vergüenza para la ONU y una tragedia para el pueblo de Venezuela».