De acuerdo a una investigación de El País, los nietos del dictador Francisco Franco manejan hoy una intrincada telaraña de 21 sociedades que acumula un patrimonio neto de 102.5 millones de euros y 258 propiedades.
El «pastel inmobiliario» incluye un palacio, 22 viviendas, 195 plazas de garaje, 29 fincas, cinco locales comerciales y tres prados.
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Aunque centrada en el ladrillo, la madeja de los nietos de Franco abarca actividades desconocidas. Las relaciones públicas (Ocnarf SL), las guarderías (Servicios infantiles Dulcinea S. L.) o los hoteles (CM 16 S. L.) planean en el conglomerado.
El esquema societario se extiende a través de una participación del 17% a Dulcinea nutrición S. L., una compañía adjudicataria de las cafeterías de La Moncloa que ha cobrado 3 millones de euros de organismos públicos entre 2016 y 2019 y acumula huelgas por el impago de salarios a su plantilla.
¿Dónde radica el origen de este tinglado empresarial? La respuesta conduce a un general que en 1940 cobraba una nómina anual como jefe del Estado de 50.000 pesetas (300 euros).
Para entender este milagro hay que viajar al corazón de Madrid. En el Barrio de Salamanca se levanta un edificio señorial en el número ocho de la calle Hermanos Bécquer. Es la joya de la corona del clan. Tiene siete plantas, 4.800 metros y un valor de 50 millones. El inmueble figuró en la herencia de Carmen Franco y acoge las sedes de las firmas inmobiliarias Fiolasa SLU y Sargo Consulting S. L. Unas empresas controladas hoy por los nietos del dictador que manejó su hija hasta su muerte.
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La matriarca cobraba en 2009 una nómina mensual de las sociedades familiares de 17.000 euros y gozaba del trato de «excelentísima», según las actas.