Especial| Política de Estado contra la libertad sindical en Venezuela: Criminalización y encarcelamiento de sindicalistas

Han sido varios los mecanismos utilizados por el Estado para reprimir, yendo estos mecanismos más allá del andamiaje jurídico represivo.

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Sindicalista Rubén González, condenado nuevamente por el régimen de Maduro. Foto Cortesía - Provea

En Venezuela la criminalización a la opinión crítica y a la protesta social es una política de Estado, sistemática y generalizada, ejecutada desde el Poder Ejecutivo Nacional en conjunto con el Poder Judicial y el Poder Ciudadano, este último por órgano del Ministerio Público (MP) y con la complicidad de la Defensoría del Pueblo (DdP); a los que se sumaría ahora la plenipotenciaria ANC. Así lo reseña un informe especial de Jessica Duhan Botero, Carlos Patiño y Marino Alvarado para Provea.

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Es sustentada además en el desarrollo de un marco jurídico que restringe la posibilidad de efectuar concentraciones, movilizaciones o huelgas, e impone penas de varios años por ejercer tales acciones. Constituyendo así una respuesta antidemocrática al reclamo social y al protagonismo de la gente defendiendo y exigiendo sus derechos. Esta normativa se aplica partiendo del supuesto de que todo acto de protesta realizado por la ciudadanía se considera «acción desestabilizadora», negando de antemano la protección y el reconocimiento al derecho a la manifestación pacífica y a la huelga.

Han sido varios los mecanismos utilizados por el Estado para reprimir, yendo estos mecanismos más allá del andamiaje jurídico represivo, ya que también por la vía de los hechos e imponiendo la fuerza ha contrarrestado los justos reclamos de los trabajadores e impedido el ejercicio de la libertad sindical.

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Esta política, tiene ya casi dos décadas. Durante la gestión del expresidente Chávez se configuraron mecanismos arbitrarios de gobernabilidad que mezclaban la ausencia de contrapesos institucionales y desaparición de la independencia de los diferentes poderes, la concentración progresiva del poder en su persona y la persecución no solo de los disidentes a su proyecto político sino también de la opinión disidente dentro de su propio movimiento, y de quienes alzaban su voz y se movilizaban en defensa de sus derechos.

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