La emergencia sanitaria por el coronavirus se convirtió muy pronto en emergencia social y económica, un campo abonado para las mafias, que están haciendo ya por adelantado su agosto. A la inquietud que en estos tiempos de Covid-19 crea la mafia, se ha añadido un escándalo que no tiene precedentes: una liberación en masa de mafiosos (498) que ha creado alarma social y política. En ese medio millar de peligrosos delincuentes los hay de las cuatro mafias italianas: Cosa Nostra siciliana; la ‘Ndrangheta de Calabria, que es hoy la mafia más poderosa del mundo; la camorra napolitana y la Sacra corona unita con base en la región de Apulia. Con información de ABC.
La mafia, como era previsible, ha comenzado a lucrarse con el coronavirus, porque las medidas del Gobierno, en un país de interminable burocracia, llegan tarde y, por ahora, son insuficientes. Los mafiosos llegan como salvadores, con el engaño de ser más generosos que los bancos a la hora de prestar dinero. No es extraño. Hoy la ‘Ndrangheta controla la mayor parte del comercio internacional de droga y, en liquidez, es casi el mayor banco del país: «Dispone de unos 60.000 millones de euros», según explicó recientemente el fiscal Nicola Gratteri, quien, bajo escolta permanente desde hace 30 años, está al frente de una veintena de magistrados, como jefe de la Fiscalía de Catanzaro, capital de la provincia homónima y de la región de Calabria. «El gran objetivo de las mafias no es el de hacerse ricos por medio de la usura, sino conseguir que el comerciante o el empresario al que se prestó el dinero con un tipo de interés más bajo que los bancos se vea obligado a ceder su negocio. Así, las mafias mantendrán esa actividad comercial, pero la utilizarán, incluso con el nombre del propietario u otra figura decorativa, para reciclar el dinero sucio procedente, por ejemplo, del tráfico de cocaína», explica el fiscal Gratteri.
En esta semana, diversos miembros del Gobierno, comenzando por la ministra del Interior, han manifestado su preocupación por la actividad de la mafia a la caza de empresas. La ministra del Interior, Luciana Lamorgese denunciaba en el Corriere el grave riesgo de las infiltraciones mafiosas: «Desgraciadamente, el riesgo es alto. Los intentos de infiltración mafiosa están sobre todo entre los pequeños empresarios sin liquidez, a los que llegan los tentáculos de la usura», dijo la ministra del Interior el jueves. Dos días antes, en una espectacular operación policial fueron detenidos 91 miembros de Cosa Nostra, con la acusación de asociación mafiosa, extorsión, registro ficticio de activos, lavado de dinero, tráfico de drogas, fraude deportivo y estafa. Se le dio el nombre de «Mani in pasta» (manos en la masa) a esa redada, en la que intervinieron 500 policías en Sicilia y en otras ocho regiones, principalmente del norte.
Duro golpe a Cosa Nostra: Arrestados 91 miembros en operación “Mani in pasta”
La mafia, que comenzó con la pasión por el ladrillo, hoy diversifica. Por ejemplo, en esta última operación ha sido detenido Daniele Santonianni, que participó en la décima edición del reality show Gran Hermano. Santoianni, prestó su nombre para ser representante legal de Mok Caffè S.r.l., una empresa que comerciaba con café, estando detrás los titiriteros y «boss» de Cosa Nostra, manejando los hilos a distancia. Hoy numerosos bares, restaurantes, hoteles y heladerías constituyen un negocio próspero para la mafia. Les sirve para reciclar dinero y les imponen sus productos. La última redada confirmó los intereses de los clanes mafiosos en numerosas actividades: en las subastas de obras y contratos por el trabajo realizado en los astilleros de Palermo, así como en las operaciones del mercado de frutas y verduras, en la gestión de apuestas en internet y en máquinas tragaperras, además de su antigua actividad en el narcotráfico y las carreras de caballos, controlando diversos hipódromos.
El hecho de que hoy la mafia no ocupe las portadas de los periódicos por sus crímenes hace pensar a la opinión pública italiana que quizás las numerosas detenciones y procesos de los últimos años han diezmado a las mafias. Parecida sensación hay en Europa. Pero se trata de una imagen equivocada. Los «boss» prefieren no alarmar, es mejor para sus negocios.
Mafia italiana aprovecha crisis del coronavirus para distribuir alimentos
En la época de internet y la finanza online es más fácil que sus operaciones pasen desapercibidas. El escritor Roberto Saviano, autor de «Gomorra», bajo protección policial desde 2006 por estar amenazado de muerte por la camorra, ha manifestado que «la mafia puede ser una amenaza peor que el terrorismo». Así lo ha explicado hace unos días al New York Times: «Los capitales mafiosos están cambiando las democracias desde dentro, modificando sus contornos muy sutilmente. Sus ganancias ilícitas y mercados ilegales logran imponerse porque ganan a la competencia al ofrecer precios más baratos. La mafia llega a financiar bancos, gestionar el sector de la construcción y el sector del transporte. Sus tentáculos llegan donde hay negocio», afirma Saviano.
El fiscal Gratteri reconocía que «en el partido que juegan por la legalidad con la fuerza del Estado contra las mafias, el resultado es de un empate».