La pandemia no ha detenido al crimen organizado trasnacional; con el narcotráfico, la falsificación, el contrabando de cigarros y hasta de las ahora demandadas mascarillas, está ganando mucho dinero, que querrá blanquear con métodos innovadores que apuntan a las Mipymes y los trabajadores independientes, los más golpeados por la crisis económica.
El crimen organizado no ha suspendido la recaudación de dinero, pero sí se ha frenado el blanqueo porque las actividades que sirven para ello, como el comercio, están paradas por la emergencia del COVID-19, le dijo a EFE el director para América Latina y el Caribe, con sede en Panamá, de la ONG internacional Crime Stoppers, Alejo Campos.
Y es así que, al igual que el empresario legal y correcto, el crimen organizado, a través de sus estructuras de lavado, «está esperando que el comercio vuelva a funcionar y de esa forma volver a lavar», explicó el activista.
Crime Stoppers Internacional es una ONG creada en EEUU en 1976 dedicada a promover la cultura de la denuncia ciudadana responsable en forma anónima, segura y confiable, para ayudar a las autoridades a prevenir y combatir el crimen.
Las nuevas víctimas
Las estructuras de blanqueo van a buscar a pequeños empresarios con historial crediticio y fiscal «intachable», que en teoría no generarán alertas en el sistema financiero o en las unidades de análisis financiero (UAF), y a trabajadores independientes del sector de los servicios.
Se presentarán «como el mejor socio capitalista para reactivar el negocio» una vez se reabra la economía, o como «pequeñas empresas de microfinanzas», nuevas en el lugar o incluso antiguas pero ahora «con mucho dinero para ofrecer», aunque no sería extraño que lleguen y planteen directamente el negocio del blanqueo.
La idea puede ser lavar 15.000, 20.000 o 30.000 dólares por empresa, una suma muy pequeña como para llamar la atención de los reguladores, pero que si se multiplica por varios miles de asociados representa millones al año.
«El alerta a los pequeños comerciantes, a los servicios independientes, es que no arriesguen su negocio por una pequeña reactivación de 15.000 o 20.000 dólares. Sé que el contexto es muy apremiante pero van a estar tirando por la borda muchos años de trabajo, de sacrificio y no solo eso. Se verán involucrados en un proceso judicial por lavado y van a ir presos», aseveró Campos.
El director regional de Crime Stoppers animó a quienes se vean en esta situación a presentar una denuncia, que a través de esta ONG es «anónima y segura», porque «compartir la información es fundamental para no caer en el blanqueo a través del microcomercio» y también ayudará a las autoridades a entender esta nueva modalidad.
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¿Pero por qué apuntan ahora a los emprendedores más pequeños? Porque otros sectores donde se puede lavar en grande -que obviamente seguirán usando- «están ya muy regulados y esto hace que el crimen organizado vaya a aquellos que no están controlados y que ahora están vulnerables, necesitan dinero en efectivo para reactivarse», explicó Campos.
«Los que ahora son atacados son aquellos que nunca se han investigado y se necesita entender cuál va a ser la dinámica. Mientras se termine de entender, se habrá lavado bastante dinero si no tomamos las precauciones y las alertas especialmente con la ciudadanía», dijo Campos.
El crimen organizado se adapta rápidamente
Varios delitos precedentes del blanqueo no pueden desarrollarse al 100 % durante este tiempo de pandemia, pero las redes se adaptan rápido para seguir generando utilidades.
La trata de personas «ha disminuido mucho, sobre todo en temas de explotación sexual porque los aeropuertos y todo el servicio turístico están cerrados», pero «el narcotráfico no ha parado, ha buscado nuevas rutas» y la corrupción que «ha aumentado» y ese dinero de la coima «debe ser lavado», dijo Campos.
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«Y el contrabando y la falsificación lo estamos viendo muchísimo en todo lo que es mascarillas, medicamentos, todos los productos que tienen ver con los cuidado del COVID-19 o la contención del virus (…) Y esto está generando mucho dinero», afirmó.
El cigarrillo de contrabando «que genera muchas veces más utilidades que el narcotráfico, ha buscado nuevas rutas», sigue llegando de Asia «pero ahora también hay fábricas clandestinas en América del Sur que están subiendo su producción a Centroamérica y de acá se distribuye para el Caribe», explicó.
«El crimen organizado se adapta rápidamente y genera mucho dinero, que ahora es el que van a tener que lavar», recalcó Campos.