La Inteligencia Artificial (AI) está cada vez más presente en nuestra cotidianidad y aunque posiblemente para muchas personas no resulte tan evidente, son muy diversos los campos y sectores en los cuales se han desarrollado importantes aplicaciones. De gran significación ha resultado por ejemplo su uso en el sector de la salud para lograr diagnósticos más rápidos y precisos, en el comercio para hacer más eficiente el pronóstico de ventas y la atención al cliente, para la determinación de niveles de riesgos en el campo financiero, para mejorar los procesos industriales o para propiciar la optimización del aprendizaje en el sector de la educación.
Gracias a su extraordinaria capacidad para recabar y analizar datos, y para automatizar y controlar procesos, el uso de la AI se ha extendido ampliamente en el campo de la ingeniería, especialmente en las áreas de protección contra incendios y seguridad, comunicaciones, transporte y en la informática, por solo mencionar algunos. De acuerdo a los resultados de un estudio basado en encuestas realizado por el prestigioso Instituto de Investigación Capgemini y denominado “Reinventando la Ciberseguridad con Inteligencia Artificial”, el 75% de las empresas están probando la AI para asuntos de ciberseguridad, con un alto uso para la detección y predicción de cyber amenazas (Capgemini 2019).
La AI ha resultado de gran ayuda en materia de seguridad pública, al incorporar la protección proactiva con la anticipación a situaciones peligrosas y su resolución antes de que se materialicen, gracias al análisis automatizado de imágenes, la interpretación de datos de diversas naturalezas y por la analítica aplicada a los sistemas de vigilancia de circuitos cerrados (CCTV) incorporados a la vigilancia pública. Estas innovaciones han resultado clave para gestionar más exitosamente las amenazas del terrorismo y del crimen organizado, propiciar la reducción de los delitos en la vía pública, para mejorar la vigilancia y protección de infraestructuras críticas y hacer uso eficiente de los recursos.
El desarrollo de algoritmos asociados a la AI ha resultado una excelente herramienta para apoyar la gestión del riesgo de desastre asociado a fenómenos naturales, tales como los incendios forestales, las inundaciones, los terremotos y los deslizamientos. Su aplicación integrada al análisis de los datos recogidos por satélites, al mapeo de alta resolución y a la interpretación de los registros de los equipos de monitoreo, ha sido de gran ayuda para propiciar la alarma temprana de terremotos, el control de inundaciones, la detección y evaluación de incendios forestales, la identificación del riesgo de deslizamientos y para mejorar los tiempos de respuesta ante emergencias.
En un reciente informe divulgado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), organismo especializado de las Naciones Unidas (ONU), se destaca el potencial de la AI como tecnología de vanguardia para apoyar la batalla contra el cambio climático global (UIT/ONU 2020).
