El agricultor venezolano Roberto Latini, teme que su ventana para plantar la cosecha de este año se cierre rápidamente. Había esperado sembrar maíz, pero no pudo encontrar el combustible para operar sus camiones y equipos antes de que terminara la temporada seca. Entonces fijó su mirada en el arroz, que se puede plantar incluso con fuertes lluvias. Semanas después, el combustible sigue escaso y «a medida que pasa el tiempo, se está haciendo tarde para sembrar», dijo Latini. Así lo reseña un reportaje de Bloomberg.
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Después de siete años de colapso económico, la crisis de Venezuela ha entrado en una nueva fase preocupante. En una nación que alberga las reservas de petróleo más grandes del mundo, la escasez de combustible ha aumentado tanto que los campos se están quedando vacíos.
Venezuela está ahora al borde de la hambruna, advierte el Grupo Internacional de Crisis. Más de la mitad de la tierra utilizada para cultivar vegetales el año pasado no será replantada, según la federación agrícola Fedeagro. Se espera que la producción de maíz cubra menos de una cuarta parte de la demanda nacional.
«Comenzaremos a ver las consecuencias de esto en los próximos meses», dijo el presidente de Fedeagro, Aquiles Hopkins. Ya, «estamos comiendo vegetales que se plantaron hace dos o tres meses, arroz que se sembró hace seis meses y maíz del ciclo de cosecha anterior».
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La evidencia de escasez de combustible se observa en todo el país. Las ambulancias no pueden funcionar, las redes de telecomunicaciones están fallando y algunos agricultores han renunciado por completo a la maquinaria, usando bueyes en su lugar.
Un envío de petróleo de Irán que llegó a fines del mes pasado podría haber «aliviado» la escasez en Caracas, pero los agricultores como Latini dicen que no han visto mucha evidencia de ello en el campo. Latini, cuya granja está ubicada en el centro de cultivo de cultivos de Turén (Portuguesa), dijo que su única opción es esperar todo el día en una estación de servicio (el límite diario de 30 litros -7,9 galones- no es suficiente) o desembolsar 4 dólares por litro (15 dólares por galón) en el mercado negro.
Unos 9,3 millones de venezolanos, o un tercio de todas las personas en el país, no tienen suficientes alimentos para comer o están desnutridos debido a la cantidad y la calidad, según un informe de 2020 de 16 organizaciones, incluidas las agencias de las Naciones Unidas y la Unión Europea.
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En los últimos años, el régimen ha importado más de la mitad del maíz que necesita, que es un alimento básico en las dietas locales y el ingrediente clave del plato popular conocido como arepa. Pero con una moneda que no vale nada, la disminución de las reservas extranjeras y las sanciones, ha tenido que ser creativo para llegar a acuerdos. El año pasado, acordó intercambiar petróleo por camiones de maíz y agua, pero la firma mexicana (Libre Abordo) al otro lado del acuerdo se ha declarado en bancarrota.