Como agricultor que se ganaba la vida en el bosque central de Perú, Rubén Leiva cultivó una cosecha comercial que parecía inmune a los ciclos globales de auges y caídas. Pero la pandemia del coronavirus ha logrado lo que ni otras crisis internacionales ni una «guerra» respaldada por Estados Unidos podrían lograr: un colapso en el precio de la hoja de coca, un estimulante natural que es el componente básico de la cocaína. Así lo reseña un reportaje del Washington Post.
El gran colapso de la coca en 2020 (los precios de la hoja en algunas regiones de América del Sur han caído hasta un 73 por ciento) demuestra la extensión en que la pandemia está afectando todos los aspectos del comercio mundial, incluido el tráfico de drogas ilegales.
Los bloqueos han sellado las fronteras regionales y han reducido drásticamente el tránsito nacional e internacional, desafiando la capacidad de los carteles para mover productos por tierra, aire o mar. Al mismo tiempo, los carteles están lidiando con interrupciones globales en la producción e importación de precursores químicos, como el permanganato de potasio, que se utilizan en laboratorios clandestinos para refinar la droga.
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Al igual que con los productos legítimos, el colapso en la cadena de suministro está volcando los modelos de negocios y provocando una escasez de mercado que ha duplicado los precios minoristas en algunas ciudades de EEUU, según la DEA. Pero para los cocaleros de Latinoamérica, la pandemia ha provocado, al menos temporalmente, una caída en los precios que, según los analistas, podría alterar el panorama del tráfico ilícito de drogas en los años venideros.
«La economía [de la coca] se ha derrumbado», dijo Leiva. El cocalero de 33 años cultiva la hoja para usos indígenas tradicionales, principalmente para masticar o preparar té de hierbas.
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«Plantamos coca porque es una solución para nuestra supervivencia», dijo. «Pero ahora, nadie lo está comprando».
El comercio de cocaína en América Latina, es un ejemplo de cómo el mundo del narcotráfico se enfrenta a su propia crisis del coronavirus.
«En resumen, los carteles están siendo golpeados», dijo Michael S. Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la DEA.