La Autoridad de Información Financiera (AIF) del Vaticano recibió 64 informes de actividades sospechosas en 2019 y estableció cuatro medidas preventivas, según el Informe Anual presentado por ese organismo.
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El presidente de la AIF, Carmelo Barbagallo, destacó en la presentación que la entidad a lo largo de estos últimos años «se ha convertido en un sujeto autorizado en la lucha contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo».
En el Informe se señala que el pasado año «se ha intercambiado información con autoridades de supervisión extranjeras en numerosos casos» y que entre las medidas preventivas figuran el bloqueo de dos cuentas corrientes.
Con respecto a los posibles delitos financieros, se afirma que la mayoría de ellos «implican a sujetos extranjeros o conductas realizadas en jurisdicciones extranjeras o en relación con ellas».
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Los potenciales delitos eran «el fraude internacional, incluido el fraude fiscal, y la malversación de fondos».
En el marco del trabajo de la AIF se realizaron dos inspecciones en el Instituto para las Obras de Religión, la segunda de ellas, en agosto de 2019, «destinada a verificar el cumplimiento de la prevención y la lucha contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo, así como el funcionamiento eficaz de las medidas y controles adoptados».
Se señala, por otra parte, que la lucha contra la financiación del terrorismo «sigue siendo una prioridad».
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El informe dice que durante 2019, la AIF recibió sólo un informe potencialmente relacionado, directa o indirectamente, con la financiación del terrorismo, y que tras la investigación se descartó.
En general, se destaca en el informe que el Comité de Seguridad Financiera (Cosifi) confirmó «un nivel de riesgo medio-bajo en el ámbito de la lucha contra el blanqueo de dinero y un nivel de riesgo bajo en el ámbito de la financiación del terrorismo».
Los principales riesgos identificados están relacionados con actividades internacionales y/o transfronterizas, según el informe.