Fabián Gutiérrez, cuyo cuerpo fue hallado sin vida este sábado en El Calafate, estuvo al lado del matrimonio Kirchner durante más de quince años. Conoció en detalle muchos de los movimientos de la ex familia presidencial, y sorprendió cuando pidió ser un imputado colaborador en la causa que investiga el sistema de recaudación de fondos ilegales que ex funcionarios del entonces ministerio de Planificación Federal cobraban a empresas contratistas del Estado. Como arrepentido, habló de bolsos que viajaban a El Calafate, de «espacios destinados a guardar los bolsos que eran inaccesibles para todos y sólo ingresaba Néstor Kirchner». Así lo reseña un reportaje del Clarín.
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Gutiérrez era un hombre de extrema confianza de los Kirchner. Participó de reuniones, viajes, asados y situaciones políticas que rodearon a los ex presidentes desde sus inicios en Santa Cruz hasta la cumbre del poder en Buenos Aires. En mayo de 2003 llegó a la Casa Rosada junto al flamante presidente, y estuvo el 9 de diciembre de 2015 en el último acto oficial que encabezó Cristina Kirchner. Había dejado su cargo de secretario privado en 2010, pero no cortó la relación con la ex familia presidencial.
En octubre de 2018, hubo conmoción y sorpresa en los Tribunales de Comodoro Py cuando el ex secretario presidencial, imputado en la causa de los cuadernos del las coimas, decidió convertirse en arrepentido. Entre sus dichos, sobresalió la ratificación sobre el tráfico de bolsos a Santa Cruz. La versión no sorprendió. El ex piloto del Tango 01, Sergio Velázquez, dijo ante el juez Bonadio que en los aviones de la flota presidencial se trasladaban bolsos, aunque no dio precisiones sobre su contenido.
En su larga declaración, Gutiérrez no escatimó palabras para describir cómo fue «trabajar de sol a sol» para Cristina Kirchner: declaró que «ninguno de los secretarios» quería trabajar con ella. Habló de «espacios en la casa de Río Gallegos y El Calafate para guardar bolsos», y contó que en los momentos en que los misteriosos paquetes llegaban a esos domicilios, Néstor Kirchner los hacía retirarse «y después podíamos ingresar» de nuevo, ya sin los bolsos a la vista. Habló del «odio de De Vido a Cristina» y de compras por entre 4.000 y 6.000 dólares en los viajes oficiales de la ex Presidenta. Todos los datos constan en la declaración de Gutiérrez ante la Justicia por la causa de los cuadernos.
El derrotero de Gutiérrez
El secretario contó que sus primeros pasos cerca de los Kirchner fueron en la gobernación de Santa Cruz. Luego trabajó en el ministerio de Desarrollo Social que condujo Alicia Kirchner, después pasó al ministerio de Trabajo «desempeñándome como inspector, posteriormente en la obra social provincial, después en la Secretaría General en el área de Protocolo, y en otras reparticiones del Estado». En esos cargos Gutiérrez transitó las tres gobernaciones de Néstor Kirchner en la provincia. Cuando llegó la campaña de 2003 “pasé a trabajar en Casa de Santa Cruz con Valerio Martínez, Daniel Muñoz y Miriam Quiroga”, dijo en su confesión como «arrepentido».
Después que Néstor Kirchner llegara a la Casa Rosada, “pasé a desempeñar el cargo de Secretario Adjunto del Presidente. Pasada una semana de la asunción presidencial, Kirchner me cita en su despacho y me dice que mi tarea concreta sería el acompañamiento de la Primera Dama y senadora nacional Cristina Fernández de Kirchner, en todo momento», contó Gutiérrez y añadió: «Yo no recibí muy gustoso esa tarea: dado su carácter fuerte nadie quería trabajar con ella”.
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En ese tramo de la indagatoria, el ex colaborador presidencial -quien se mantuvo por más de una década junto al matrimonio Kirchner- dijo: “Entre los secretarios la apodábamos “la loca”, “la yegua” y otro término que que no quiero mencionar por razones de género”.
Entonces se refirió al ex Presidente, “Néstor era más humano, era diferente, a veces Néstor pegaba en broma aunque hacía sangrar. Recuerdo una ocasión en la que, en broma, le pegué a Néstor con el teléfono en la cabeza y enseguida me devolvió el golpe”.
Al momento de describir cómo era su relación con los Kirchner, el ex secretario dijo “a mi modo de ver era de amor y odio. A Néstor lo llamaba ‘el gansito’ porque era como lo apodaban en el Sur. Mi tarea junto a Cristina era acompañarla a todas partes, de sol a sol, porque yo estaba solo con ella, tenía un solo franco al mes”.
Los gastos de Cristina Kirchner
Gutiérrez contó que una de la obligaciones que tenía era “acompañar en los viajes oficiales a la Primera Dama junto al presidente, o a veces sola. En esas ocasiones la acompañaba, por ejemplo, cuando iba de compras. Ella elegía qué quería comprar y luego yo iba con el dinero y lo retiraba. Las sumas que solía gastar rondaban los 4.000 a 6.000 dólares en total por viaje”.
¿Por qué renunció a su cargo de secretario? Porque después de un viaje a Jerusalén “tuvimos una fuerte discusión porque en el hotel yo había ido al baño y ella me requería, entonces ella me reprochó esa situación y discutimos. A mi regreso presenté la renuncia».
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El ex secretario privado dijo que se sentía “extenuado” ya que era “la única persona que estaba con ella todo el día, desde que se levantaba hasta que se acostaba, y estuve sin franco y sin descanso durante cuatro meses. Ingresaba a trabajar a las 7 y finalizaba mi jornada cuando ella se iba a acostar».
«Espacios reservados»
Gutiérrez también se refirió a los viajes en el Tango 01 hacia Santa Cruz. «Con respecto a los viajes de Cristina y Néstor Kirchner al Sur los fines de semana, yo también los acompañaba. Era frecuente que viajaran con nosotros Sanfelice, Rudy Ulloa, Carlos Sancho, Zannini, indistintamente y alguno más que no recuerdo, y que también era del Sur».
Allí contó cómo Daniel Muñoz resguardaba el equipaje. «La mayor parte de los viajes llevaba valijas con candado, era el único que las tocaba y se ubicaba con las mismas en la parte trasera pasando el área presidencial, entre la sala que solían usar los periodistas y la cocina. Lo hacía de manera reservada».
Al referirse a las valijas, Gutiérrez añadió, «yo no vi el contenido, pero se comentaba y yo también pensaba que contenían dinero».
Sobre la logística del equipaje, el ex secretario y nuevo arrepentido dijo que lo que pertenecía a los ex presidentes viajaba «en la bodega del avión». «Recuerdo que en esos viajes llegábamos a la residencia de El Calafate, y cuando arribaba Muñoz Néstor Kirchner nos hacía retirar. En esa casa yo no vi bóvedas pero existía un lugar bajando la escalera donde había una puerta placa color blanca cerrada, donde decíamos con los secretarios que «ahí estaba toda la historia», en relación al lugar donde se podrían guardar los bultos mencionados».