El avión con matrícula venezolana, cargado con armas e incautado en Estados Unidos el fin de semana pasado, era parte de la flotilla privada, pilotada por ex oficiales de la Fuerza Aérea, de la que disponían para viajes de negocios y placer los dos comerciantes colombianos, proveedores favoritos del régimen de Nicolás Maduro. Si bien sigue siendo un misterio el destino que se le iba a dar al arsenal, hay pistas para sospechar que formaba parte de una maniobra que se iniciaría en el Caribe para liberar a Alex Saab en Cabo Verde. Así lo reseña un reportaje de Roberto Deniz para Armando Info.
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La historia que sigue no es la trama de una película de acción, aunque lo parezca. Es, en cambio, el más reciente capítulo de esa historieta por entregas que protagoniza Alex Saab Morán y que atraviesa una etapa culminante desde el arresto del comerciante colombiano en Cabo Verde el pasado 12 de junio.
El sábado 15 de agosto la policía fronteriza norteamericana incautó en el aeropuerto de Fort Lauderdale, en el condado de Broward en Florida, un avión cargado con armas y detuvo al piloto y copiloto, ambos venezolanos. La aeronave, con matrícula venezolana YV-3441, iba a despegar rumbo a la isla de San Vicente, en el Caribe, pilotada por Gregori Jerson Méndez Palacios y Luis Alberto Patiño Linares, oriundos de Carabobo y Guárico, respectivamente, estados del centro del país.
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La acusación criminal emitida contra ambos detalla que el plan de vuelo fue abortado cuando las autoridades comprobaron que el avión transportaba 82 armas de fuego de distinto calibre, municiones y más de 10.000 dólares en efectivo, monto máximo permitido con el que se puede viajar sin declararlo a las autoridades. El hallazgo sólo fue revelado a la prensa el pasado martes por la CBP, la policía de aduanas norteamericana por sus siglas en inglés.
Para Alex Saab y su socio Álvaro Pulido Vargas la aeronave, ahora bajo custodia en Estados Unidos, les debe resultar más que familiar. Es el menos sofisticado, un Learjet 55, y el más antiguo, de una flotilla de la que dispusieron gracias a sus negocios con el régimen chavista, construida con, al menos, otros tres aparatos: dos Gulfstream 280 (de siglas N259FG y N456JA), y un Global 5000 con matrícula T7-JIS; en este último Saab viajaba cuando fue detenido en Cabo Verde. Se trata de una especie de fuerza aérea particular, una categoría que se justifica aún más si se toma en cuenta que todos sus pilotos son ex oficiales de los Grupos 5, 6, 9 y 14 de la Fuerza Aérea Venezolana (FAV). Algunos de ellos durante sus carreras en filas llegaron a pilotar los cazas rusos Sukhoi-30, las joyas del arsenal militar venezolano, pero ya como civiles, a las órdenes de los empresarios colombianos, constituyeron compañías como Aerojet Executive y Altair Jets Corp para operar los vuelos y administrar esas cuatro aeronaves.
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