El derrame de hidrocarburo del pasado 1º de agosto procedente de una laguna de oxidación en la refinería El Palito, estado Carabobo, de la que fueron vertidos desechos de crudo –calculados por expertos de la Universidad Simón Bolívar en 20,000 barriles– afectó aproximadamente 260 kilómetros desde el Golfo Triste hasta el parque nacional Morrocoy, contaminando -según biólogos, ecologistas y ONG nacionales e internacionales-, un ambiente formado por diversos ecosistemas donde predominan manglares, pastos marinos y arrecifes de coral. Así lo reseña un reportaje de Lisbeth Barboza para El Pitazo.
Derrame de petróleo en Falcón contaminó los cayos del Parque Nacional Morrocoy
El parque nacional Morrocoy se extiende por 32,090 hectáreas y está ubicado en la costa noroeste del Golfo Triste, que abarca la península, áreas insulares y marinas. Lo bordean las ciudades costeras Tucacas y Chichiriviche. Es reconocido como uno de los parques naturales por excelencia para el turismo en Venezuela.
Morrocoy ocupa la misma zona geográfica del Refugio de Fauna Cuare, cuyos 12,000 kilómetros de riqueza biológica lo convierten en el primer reservorio de hábitat y sitio gestacional para aves migratorias del Caribe.
Especialistas en el área ambiental coinciden en señalar que el derrame generará un desequilibrio ecológico durante los próximos 30 años. Representantes de la Asociación de Ecologistas para la Preservación del Ambiente (Aepa) Falcón, resaltaron que el hecho noticioso del derrame de petróleo es el lugar que perturbó: Morrocoy, uno de los ecosistemas más importantes del neotrópico americano, además de ser un asentamiento de comunidades que dejaron sus huellas a través de jeroglíficos, ejemplos de asentamientos nativos ocupados por la modernidad.
La brasileña Yara Schaeffer-Novelli, bióloga, zoóloga, docente de Oceanografía Biológica, profesora sénior del Instituto Oceanográfico de la Universidad de Sao Paulo, miembro del grupo de especialistas en Manglares de la IUCN y socio fundadora del Instituto BiomaBrasil, señala a El Pitazo que los registros conocidos indican la poca probabilidad de que el saneamiento sea de un 90% en un poco más de dos semanas, como lo informó el Ministerio venezolano de Ecosocialismo.
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Dada su experiencia con ecosistemas costeros tropicales, como arrecifes de coral, praderas submarinas, playas de arena y manglares, Schaeffer-Novelli considera que el trabajo manual de 1,200 voluntarios actúa como trampa para el petróleo y que serán las mareas las que liberen el carburante en dosis pequeñas a mediano y largo plazo, por lo que la labor manual es innecesaria.
Agrega la especialista en oceanografía biológica que el material al que tuvieron acceso (comunicados, fotos en el sitio y satelitales publicadas en las redes sociales, reportajes sobre el derrame y las opiniones de expertos ecologistas), demuestra la extensión de los daños por petróleo en el complejo de ecosistemas costeros y sus recursos naturales; destacando el Refugio de Fauna Silvestre de Cuare, y sin contabilizar las funciones ecosistémicas perdidas al mínimo por un largo plazo, que puede medirse en décadas.
Para Schaeffer-Novelli el saneamiento o limpieza mal hecho puede ser más perjudicial que dejar que el ecosistema del parque nacional Morrocoy sea víctima de las perturbaciones a las que los humanos puedan someterlo.
Otra fuente consultada por El Pitazo, Alfredo Quarto, ingeniero aeroespacial, cofundador de Mangrove Action Project (MAP), exdirector ejecutivo de Ancient Forest Chautauqua, colaborador de Greenpeace y Freedom Fund, considerado unas de las más calificadas voces en cuanto a conservación y restauración de manglares a nivel mundial, apunta que se debe hablar de múltiples impactos en diversos tipo de ecosistemas, porque el área es mega diversa.
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Quarto recuerda que en el plano internacional se estaba realizando un trabajo conjunto entre varias organizaciones ambientalistas con el fin de proponer que el parque nacional Morrocoy se convirtiera en reserva de biosfera ante la UNESCO, pero que con el derrame del pasado 1° de agosto el proyecto queda suspendido hasta no conocer el alcance del daño ecológico.
Aun cuando el término ecosistémico no le gusta porque pareciera proyectar una mercantilización de la naturaleza, advirtió que este tipo de desastres generan pérdidas que deben cuantificarse biológica y económicamente, porque ambas cosas están conectadas y en este hábitat viven personas que se alimentan y mantienen un nexo vital con el área.
A su juicio el mayor daño es la impunidad ante el desastre, cuando se sabe que en Venezuela ocurren muchos derrames petroleros todo el año en diversos centros de refinación de Pdvsa, pero la magnitud del menoscabo a un ecosistema excepcional como el parque nacional Morrocoy y el Refugio de Fauna Cuare –que además es un humedal de importancia internacional inscrito en la Lista Ramsar– puede quedar en un bajo perfil en las próximas semanas si no hay acción inmediata de las organizaciones ecologistas internacionales.
Hábitat marino
Para el coordinador internacional de Aepa Falcón, Henderson Colina, el derrame tendrá importantes consecuencias para la vida marina, la terrestre costera y las aves playeras en las zonas afectadas. Los efectos, desde su óptica, se podrán sentir meses y años debido a los depósitos continuos de petróleo en el fondo marino, que pueden continuar llegando a la costa mucho tiempo después de que se hayan limpiado los primeros depósitos de hidrocarburo.
Colina explica que el petróleo que se hunde inicialmente hasta el fondo puede lavarse después durante mucho tiempo, por lo que se debe asumir un compromiso a largo plazo con el proceso de limpieza del petróleo. En otras palabras, este podría ser un proceso extendido de barrido en los próximos años, dependiendo del grado de refinamiento de las sustancias del derrame procesados.