Un extrabajador de la Casa de la Moneda de Venezuela (CMV), ubicada en Maracay, estado Aragua, contó a El Pitazo que tardó tres años y medio para encontrar un espacio para laborar allí. Recuerda que cuando fue aceptado en la entidad, en 2005, pensó que su vida profesional y situación económica cambiaría.
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Sin embargo, 15 años después, ahora como migrante venezolano que se vio forzado a partir por la situación económica, cuenta desde el exterior y en exclusiva para El Pitazo cómo vivió el auge y caída de la fábrica de billetes y monedas del país. No quiso exponer su identidad porque no descarta regresar al trabajo de sus sueños.
La CMV es un complejo industrial adscrito al Banco Central de Venezuela (BCV). Comenzó a construirse en el año de 1989, cuando finalizaba el período de Jaime Lusinchi y comenzaba el de Carlos Andrés Pérez. Inició operaciones en septiembre de 1999, siete meses después que asumiera la presidencia Hugo Chávez Frías.
El extrabajador asegura que después de que entró a la CMV su vida “mejoró en un 3.000%”.
“Pude comprar mi primer apartamento, y a los cinco años lo vendí y adquirí uno mejor. También compré dos carros, viajé anualmente con mis utilidades. En la empresa había comedor VIP, la comida era preparada por un chef. Mensualmente nos llegaban los cesta tickets que siempre eran superiores a los del resto de la administración pública, además de tres bonificaciones mensuales, bono de transporte, útiles y juguetes. Teníamos un seguro HCM sin límites para nosotros y familiares directos. Había un pote para la compra de medicamentos en Locatel”, recuerda con nostalgia quien laboró en la CMV por 14 años. Reconoce que se sentía trabajando en el mejor lugar del mundo.
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Pero la falta de una política económica coherente en el país comenzó a debilitar a las empresas privadas y públicas. La hiperinflación quebró a muchas y la CMV no fue la excepción. Desde 2017 el personal comenzó a ver como el sueño se desvanecía delante de sus ojos. La nómina de 600 personas comenzó a disminuir de manera drástica. El extrabajador cuenta que semanalmente renunciaban entre 5 y 10 personas, la mayoría para irse del país.
¿Cuándo inició la crisis?
El extrabajador señala que el año 2017 marcó “un antes y un después” para la CMV. Los analistas económicos coinciden en la fecha, pero advierten que la debacle económica que quebró a la CMV inició antes que empezaran las operaciones en este complejo, que se estrenó poco antes del inicio de este milenio.
Carlos Ñáñez, economista y profesor universitario, recuerda que en el año 2007 el gobierno de Hugo Chávez hizo una reconversión monetaria y crea un nuevo cono monetario basado en lo que se conocería como Bolívar Fuerte. El cambio eliminó tres ceros de la moneda, y a partir de ese momento el antiguo dinero se divide entre 1.000.
“Este mecanismo en economía se llama matar o eliminar ceros y obedece a la presencia de un proceso de inflación sistémico o inercial que venimos arrastrando desde los años 90, producto de la eclosión bancaria de 1992”, explica el especialista.
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Antes de la reconversión, la CMV producía billetes de 20, 50 y 500 bolívares con la denominación CMV. Estos productos salieron a circulación en el año 2000. Para 2001 la CMV producía monedas de 10, 20, 50, 100, 500 y el nuevo billete de 10.000 bolívares con la denominación de República Bolivariana de Venezuela, porque la nueva Constitución ya había sido sancionada.
Ñáñez apunta que la CMV tuvo una participación importante porque llegó a producir 320.000.000 piezas monetarias al año, que dotaba al BCV de independencia en la política monetaria.
Entre tanto, Luis Bárcenas, economista de Ecoanalítica, señala que Venezuela sufre un sobreendeudamiento desde el año 2008, situación que limitó los accesos a los mercados de financiamiento. Por este motivo, explica, el Gobierno comenzó a usar al BCV para financiar el gasto público. El resultado de esta política dio paso a la hiperinflación que vive actualmente el país.
Bárcenas señala que en 2014 la importación de productos se redujo y esa situación dio paso a la escasez. Entre ese año y 2019 el Gobierno comenzó a recortar gastos. Las importaciones petroleras cayeron 54,4%, mientras que las no petroleras, como alimentos medicamentos y otros insumos, bajaron a 74.7%. Esto significó, según el analista, que uno de los primeros afectados fue la producción de billetes porque se dejó de comprar materia prima.