A pesar de comenzar a destaparse el sistema bancario que alguna vez fue notoriamente secreto, Suiza sigue siendo el destino preferido de los cleptócratas más exigentes y otra variedad de infractores de la ley. Así lo reseña un artículo de Martin Kenney para el FCPA Blog.
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La razón del «por qué» radica en su propia estabilidad. Los delincuentes de cuello blanco se sienten atraídos por sistemas legales estables, como el de Suiza, porque saben que allí se respetará un contrato de depósito con un banco.
Los delincuentes normalmente “acudirán a la ley” para retener el producto de su delito, porque un ladrón sabe muy bien que no debe entregar su botín a otro ladrón. Ahí radica la paradoja del criminal financiero moderno de hoy: el infractor necesita acceso a un entorno estable que valore el secreto y la confidencialidad.
Este es un punto que destacó recientemente el exjefe de operaciones suizas contra el lavado de dinero, Daniel Thelesklaf, quien reconoció en comentarios a la prensa lo que muchos ya sabíamos: Suiza está combatiendo de manera inadecuada su problema de lavado de dinero.
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En entrevista con el diario suizo Tages-Anzeiger, después de dejar abruptamente su trabajo en julio, Thelesklaf habló sobre lo que consideraba un sistema obsoleto e ineficaz para detectar y congelar dinero de la delincuencia que se lava a través de cuentas bancarias en el extranjero en Suiza.
Cabe destacar que planteó el caso de Venezuela. La economía del país se ha desplomado, a pesar de tener las mayores reservas de petróleo del mundo. Abundan las acusaciones de gran corrupción, y la gente está sufriendo severamente como consecuencia.
“Los casos en Venezuela muestran cómo nos llega dinero altamente sospechoso y cómo fracasa todo nuestro conjunto de herramientas para combatir el lavado de dinero”, dijo Thelesklaf.
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Desde la década de 1920, la percepción generalizada es que las cuentas bancarias suizas se han mantenido en absoluto secreto. Tanto así, que Suiza puede llegar a ser considerado un paraíso para el lavado de dinero.
Además, los bancos suizos parecen inundar su Oficina de Denuncias de Lavado de Dinero (MLRO) con informes de actividades sospechosas (SAR), con un estimado de 6,000 informes que según se informa, permanecen sin leer a fines del año pasado. Esto dificulta aún más la capacidad del estado para contrarrestar el problema del lavado de dinero.