Hasta mayo del año pasado, Daniel –nombre ficticio por seguridad– tuvo una cuenta bancaria en Estados Unidos (EEUU). Sin previo aviso ni explicación, la entidad financiera cerró su cuenta y envió un cheque con el dinero a casa de una amiga. Daniel, que es venezolano, decidió viajar en julio para recuperar sus ahorros y abrir una cuenta en otro banco, pero en el aeropuerto de la ciudad de Miami no lo dejaron pasar, alegaron que se quedaría en territorio estadounidense y le anularon su visa. Sin tomar en cuenta su explicación, fue regresado a Venezuela. Y ahora, 17 meses después, el dinero de este hombre que reside en Ocumare del Tuy está tan congelado como el de algún corrupto perteneciente al gobierno de Nicolás Maduro. Así lo reseña un reportaje de Sammy Paola Martínez para El Pitazo.
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“Toda transacción financiera que tenga relación con ciudadanos venezolanos, se origine o tenga destino el territorio de Venezuela, es catalogada como sospechosa por la banca de EEUU”, argumenta el banquero José Gonzáles, al recordar que estos cierres de cuentas se deben a las sanciones que ha impuesto el Departamento del Tesoro de EEUU a funcionarios de Nicolás Maduro por incurrir en delitos de corrupción. Ahora, la banca norteamericana se ha vuelto más cuidadosa y trata de dar el máximo cumplimiento a las disposiciones de la administración de Donald Trump.
Esto lo ratifica un representante de una entidad financiera estadounidense, que prefirió reservar su identidad: “Es difícil identificar que un dinero recibido en una cuenta americana incumple o no las sanciones, y por eso los bancos han tenido que crear departamentos adicionales para monitorear las cuentas de los venezolanos y evitar multas por parte del Gobierno. Eso representa un gasto. Los venezolanos son unos clientes costosos para los americanos”.
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En una oportunidad que Daniel se comunicó vía telefónica con el banco, le asomaron la posibilidad de que había hecho muchas transacciones. Nunca hubo certeza. Aun así, intentó nuevamente, pero con su esposa, quien viajó con el acta de matrimonio y un poder que la autorizaba a cambiar el cheque. Nada de eso fue válido para el banco que, en cambio, le permitió abrir una cuenta y mantener en el limbo el trámite para recuperar los ahorros de su esposo. Casi de inmediato, Daniel ingresó a la nueva cuenta por internet desde una dirección IP en Venezuela y también fue cerrada. Ahora, al tercer intento se suma la aprobación de una nueva visa americana.
“Me trataron como a un delincuente”
En plena reunión de trabajo, a finales de septiembre de este año, Alonso –nombre ficticio por seguridad– se enteró de que le iban a cerrar sus cuentas en Estados Unidos. Podía recibir fondos hasta el 28 de octubre y retirarlos hasta el 12 de noviembre, con la salvedad de que si quedaba dinero en la cuenta sería enviado en un cheque a la dirección que está registrada en territorio estadounidense. Pocos días antes, en el mes de agosto, le habían cancelado la tarjeta de crédito por “políticas del banco”.
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Hace cuatro años, Alonso borró cualquier registro bancario que dijera Venezuela. Prefirió que sus comunicaciones llegaran a un domicilio estadounidense. Ni así pudo evitar que le cerraran la cuenta.
“Lo que más me molesta de la decisión es que me trataron como a un delincuente, sin darme la oportunidad de explicar algo que de repente a ellos les parece raro. Uno queda en el limbo, con incertidumbre”, comentó al narrar su experiencia a El Pitazo.