La Secretaría de Relaciones Exteriores de México ha difundido el expediente de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) en contra del exsecretario de Defensa Nacional Salvador Cienfuegos Zepeda por supuestos vínculos con el narcotráfico y lavado de dinero. El informe, enviado por el Departamento de Justicia a las autoridades mexicanas, recoge en más de 700 páginas miles de mensajes de teléfono celular interceptados entre diciembre de 2015 y febrero de 2017 en los que presuntamente se hace referencia o interviene el militar. La DEA busca demostrar con ellos que el narcotraficante Juan Francisco Patrón Sánchez, conocido como H-2, contó con la protección de Cienfuegos a cambio de sobornos. Sin embargo, tanto los mensajes atribuidos por los agentes a Cienfuegos como las conversaciones entre los cabecillas de la organización delictiva, una escisión del clan de los hermanos Beltrán Leyva, no lo dejan claro. La Fiscalía General de la República (FGR) desestimó todos los cargos contra el exjefe de las Fuerzas Armadas durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. Así lo informa un reportaje de Pablo Ferri, Jacobo García, David Marcial Pérez, Elías Camhaji, Elena Reina y Francesco Manetto para El País.
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El expediente, que incluye fotografías y documentos, ha sido revelado horas después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador ordenara su publicación ante la exoneración del general de los cargos que le imputaba Washington. La FGR desestimó todas las acusaciones y el mandatario llegó a señalar este viernes a la DEA atribuyendo a la agencia el intento de “fabricar” un caso. Cienfuegos fue detenido en el aeropuerto de Los Ángeles el pasado 15 de octubre por las autoridades estadounidenses, que no avisaron a sus homólogos mexicanos por temor a una filtración. Un mes después, gracias a las gestiones diplomáticas de la Cancillería y a la presión del Gobierno, el general regresó a México con la promesa de que sería investigado por la Fiscalía a partir de las documentación enviada por la DEA. Ese trámite supuso la cancelación formal de los cargos de tráfico de drogas y lavado de activos formulados por Estados Unidos y el militar ha quedado libre a ambos lados de la frontera.
En la carta que encabeza la documentación que el Departamento de Justicia envió la cancillería mexicana, Timothy J. Shea, director de la DEA, le dice al canciller Marcelo Ebrard que el general Cienfuegos fue acusado en Estados Unidos “por delitos relacionados con el narcotráfico”. Según la investigación, el general de División y exsecretario de Defensa “nunca fue el objeto central de la investigación”, pero la DEA “descubrió “información que reflejaba su actividad delictiva cuando comenzó a investigar en 2013 a unos narcomenudistas de heroína de La Vegas a quienes Juan Francisco Patrón, alias H-2, proveía de drogas.
La DEA sostiene que, mientras Cienfuegos ostentaba el cargo de secretario de la Defensa “ayudó a la organización de tráfico de drogas de Patrón Sánchez y a fomentar sus acciones violentas e ilegales. Las pruebas acreditarán que él recibió sobornos de la organización de Patrón Sánchez a cambio de protección, brindo rutas seguras para el paso de drogas y armas a la ciudad de México y dio información sobre los operativos militares y policiacos en México”, señala la carta firmada por J. Shea. Los documentos que se añaden son las más de 700 páginas de pruebas que dice tener la DEA. Se trata de “una copia de las pruebas clave que fueron usadas para acusar a Cienfuegos” y que consisten principalmente en comunicaciones interceptadas, incautaciones de droga y testigos cooperantes, quienes dieron detalles sobre las actividades ilícitas de la organización de Patrón, dice el documento entregado a México.
Las pruebas sobre Patrón Sánchez, según la DEA, incluían “unas referencias a Cienfuegos Zepeda como Padrino y Zepeda” y consistieron en unas capturas de pantalla de mensajes que Cienfuegos Zepeda intercambió con Silva Gárate y que fueron compartidos entre Silvia Gárate (alias H-9) y Patrón Sánchez (H-2), señala el documento recibido en México. “Asimismo, las pruebas incluían unas capturas de pantalla de unas comunicaciones de Cienfuegos Zepeda sobre unas reuniones de la DEA con sus homólogos del Gobierno mexicano acerca de una investigación que tenía como objetivo a la organización del tráfico de drogas de Patrón Sánchez. Según Estados Unidos, la investigación de la DEA reveló también el papel de Cienfuegos al restringir los operativos militares en Nayarit para proteger las operaciones de Patrón Sánchez”.
Carlos Pérez Ricart, doctor en ciencia política y experto en la relación bilateral entre México y Estados Unidos, afirma que “es posible que las pruebas que hemos visto no sean todo lo que tienen en EEUU. Y si es todo, es muy poquito. En todo caso habría que exigir ver la investigación de la FGR. Lo que es claro es que si tu evidencia son las conversaciones entre el H-9 [alias del capo Daniel Silva] y H-2 entonces no tienes nada. He visto docenas de investigaciones y de pruebas contra capos”.
“Entiendo que la evidencia asume que el Cienfuegos del chat es el verdadero Cienfuegos. Eso es inverosímil por dos cosas”, añade Ricart. “Primero, es difícil creer que el secretario iba a escribirse personalmente con un capo de poca monta. Y segundo, es increíble creer que escriba de ese modo. Desconozco si tenían geolocalizadas las Blackberry y eso le hizo pensar a la DEA que, en efecto, la señal provenía de la Blackberry de Cienfuegos”.
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En opinión de Pérez Ricart, además, las consecuencias de la divulgación del material de la DEA serán graves: “Esa documentación se le dio a Relaciones Exteriores bajo la condición de confidencialidad. Darla a conocer ayuda a transparentar el caso (si bien todavía es insuficiente porque desconocemos la investigación de la FGR) y, además, es un signo de dureza que no puede sino leerse junto a la nueva ley sobre agentes en México. Es una señal de fuerza que le puede costar mucho a la relación bilateral”.
Pero más allá del documento difundido, Hugo Concha Cantú, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, subraya que el caso en EEUU tenía ya mucho más recorrido que la investigación inicial de la DEA. “Los fiscales de Nueva York elaboraron una acusación formal ante una juez. Y la juez no solo aceptó la denuncia, sino que no admitió la liberación bajo fianza antes de iniciar el juicio. Ahora resulta que toda la forma de procesar en EEUU es ineficaz”. El jurista subraya que el núcleo duro del caso está en el expediente armado por el fiscal en funciones en Brooklyn, Seth DuCharme. “La duda es qué tanta información envió EEUU a México y que tanta ha sido ahora revelada por México?”.