Si el secreto bancario fuera una competencia de alpinismo, podría decirse que los venezolanos coronaron de primeros la cima del Credit Suisse, entidad equivalente al Matterhorn o Monte Cervino -la montaña que aparece en el emblema de Toblerone, marca quintaesencialmente helvética- de la banca suiza, relata ArmandoInfo.
Resulta que no son ni millonarios europeos ni magnates asiáticos quienes detentan el liderazgo entre los cuentahabientes del segundo banco más grande y quizás el más icónico de Suiza, país bajo cuyo secreto bancario hasta no hace mucho llegaron a refugiarse 25% de las fortunas del mundo. Según se desprende de la muestra obtenida en la presente filtración, que incluye 18.000 cuentas abiertas desde 1940 hasta la década de 2010 y por las que fluyeron más de 100.000 millones de dólares, la mayor porción de clientes del Credit Suisse son ciudadanos nacidos en Venezuela o que declararon vivir en el país sudamericano.
Esa muestra se encuentra en la filtración de datos bancarios del Credit Suisse que hace más de un año recibió el diario alemán Süddeutsche Zeitung, coordinada por Occrp (siglas del Organized Crime and Corruption Reporting Project) y trabajada por 46 medios aliados alrededor del mundo, entre ellos Armando.info, en un proyecto colaborativo transfronterizo bautizado como losSuisse Secrets.
Credit Suisse falló en lucha contra lavado de dinero en caso Petrobras, Pdvsa y la FIFA
De estas cuentas, 16% corresponden a ciudadanos que viven en Venezuela, seguidos por los que viven en Egipto (12%), Ucrania (7%) y Tailandia (5%), entre un total de 120 nacionalidades detectadas en los datos. Este hallazgo es el primero de muchos que se revelarán en este proyecto en el que 163 periodistas de 39 países revisaron miles de registros bancarios, entrevistaron fuentes internas, reguladores, fiscales, y examinaron documentos judiciales y financieros para corroborar los datos.
Tener una cuenta bancaria en Suiza no constituye un delito per se y el secreto bancario se levantó oficialmente en ese país en 2015. Sin embargo, se puede comprobar que a menudo el Credit Suisse funcionó de hecho como una caja negra para esconder fortunas producto del lavado de dinero, la corrupción o la evasión de impuestos, bien por el escaso rigor del banco al buscar y aceptar clientes o por una pobre ejecución de las tareas internas de due dilligence. Son esos casos los que busca exponer Suisse Secrets.
De Venezuela, además de la cantidad de clientes, despuntan decenas de nombres relacionados con esquemas de corrupción y con la administración pública, muchos de ellos vinculados al chavismo gobernante desde 1999, que buscaron en Credit Suisse un lugar para guardar sus fortunas. Ya en 2016, la Finma (Autoridad Suiza Supervisora del Mercado Financiero) encontraba “deficiencias en el cumplimiento por parte de Credit Suisse de las obligaciones de diligencia debida en materia de lucha contra el blanqueo de capitales y sospechas de corrupción” relacionadas con Pdvsa.
En los años siguientes, alertas como estas también se hicieron con otros nombres y empresas de interés público. Suisse Secrets revelará cómo el banco funcionó como bóveda segura para dineros opacos de funcionarios públicos, políticos de todo tenor, espías e incluso criminales confesos, a pesar de la defensa de su directiva y abogados, que puede leer completa aquí.
«Credit Suisse rechaza enérgicamente las acusaciones e inferencias sobre las supuestas prácticas comerciales del banco. Los asuntos presentados son predominantemente históricos, en algunos casos se remontan a la década de 1970, y los relatos de estos asuntos se basan en información parcial y selectiva sacada de contexto, lo que da lugar a interpretaciones tendenciosas de la conducta empresarial del banco”, respondió el banco al ser consultado por la coalición periodística.
La fuente de la filtración, que desde siempre ha solicitado la protección de su identidad, ha explicado a los periodistas del Süddeutsche Zeitung su motivación para canalizar los datos: “Creo que las leyes del secreto bancario suizo son inmorales. El pretexto de proteger la privacidad financiera no es más que una hoja de parra que cubre el vergonzoso papel de los bancos suizos como colaboradores de los evasores fiscales”.
“Quiero subrayar que la responsabilidad de esta situación no recae sobre los bancos suizos, sino más bien sobre el sistema jurídico suizo. Los bancos simplemente están siendo buenos capitalistas al maximizar los beneficios dentro del marco legal en el que operan. En pocas palabras, los legisladores suizos son responsables de permitir los delitos financieros y -en virtud de su democracia directa- el pueblo suizo tiene el poder de hacer algo al respecto. Aunque soy consciente de que las leyes sobre el secreto bancario son en parte responsables del éxito económico de Suiza, tengo la firme opinión de que un país tan rico puede permitirse tener una conciencia”.