En el corazón de Moscú siguen resguardados muchos de los secretos de Alex Nain Saab Morán, el gran contratista de Nicolás Maduro. Incluso después del arresto del oriundo de Barranquilla, ocurrido en Cabo Verde el 12 de junio de 2020, muchos de los proyectos millonarios de Alex Saab del régimen de Caracas continuaron desde una oficina central en la capital rusa. Con información de Armando Info.
Saab y su socio, Álvaro Pulido Vargas tenían un despacho ubicado en la calle Nikolskaya, a minutos de la Plaza Roja, que servía de fachada para manejar todas sus compañías y así poder seguir la carrera de contratistas del Estado venezolano que iniciaron en 2011 con la construcción de unas todavía inacabadas casas de interés social, pero que, con la llegada de Maduro al poder en 2013, derivó a su participación en negocios estratégicos como la importación masiva de alimentos o la comercialización de petróleo y oro venezolano.
Durante años, el contratista predilecto, cambió de domicilio el registro de empresas y las rutas para mover el dinero a medida que se abrían investigaciones judiciales en su contra en varios países. En la capital rusa Saab encontró, pues, el lugar para continuar sus actividades, lejos de la mirada escrutadora de la justicia de países como Estados Unidos, Colombia, México o Italia, entre algunos que le seguían la pista.
Saab consiguió refugio para su esposa Camilla Fabri, quien a finales de 2019 se trasladó a Moscú luego de que autoridades en Italia le incautaron propiedades en Roma valoradas en millones de euros como parte de una operación judicial por posibles delitos de corrupción y lavado de dinero conectados con los negocios de su esposo.
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Allí permaneció hasta la extradición de Saab a Estados Unidos, que se ejecutó el 16 de octubre del año pasado. Apenas un día después de que Saab aterrizara en Florida, Fabri apareció en Caracas, en cuya Plaza Bolívar clamó por la libertad de su esposo durante un mitin en el que la flanquearon algunos dirigentes del gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela.
Pero a la cabeza de la oficina de la calle Nikolskaya estaba otra Camila, no precisamente la Fabri: María Camila Ballen Hernández, una joven de 27 años, nacida en Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander en Colombia, en la frontera con el venezolano estado Táchira.
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